Como todos los años desde 1954, hoy se festeja el Bloomsday en honor del personaje principal del Ulises de James Joyce, Leopold Bloom. Los fanáticos seguidores de la obra que constituyó un punto de inflexión en la literatura mundial, siguen en Dublin los trayectos del personaje, dicen algunos de sus parlamentos y comen beben lo mismo que él. Además de las celebraciones en Dublin, epicentro de la novela, ceremonias similares se repiten en 60 países del mundo, lo que da una pauta de la importancia que ha tenido el Ulises. Que se celebre el 16 de junio no es caprichoso, sino que es la fecha en la que se desarrolla la acción del libro, el 16 de junio de 1904. Se dice también que es la fecha en la que el escritor tuvo su primera cita con quien sería su esposa, Nora Bernacle.
El Bloomsday es un fenómeno curioso, ya que el Ulises es una novela que pocos han leído, o por lo menos, pocos han leído completa a pesar de su enorme repercusión popular. El propio Borges dijo: “Confieso no haber desbrozado las setecientas páginas que lo integran, confieso haberlo practicado solamente a retazos y sin embargo sé lo que es , con esa aventura y legitima certidumbre que hay en nosotros, al afirmar nuestro conocimiento de la ciudad, sin adjudicarnos por ello la intimidad de cuantas calles incluye…”. Pero quizá la afirmación forme parte del personaje público que encarnaba Borges, quien afirmaba con frecuencia ser ignorante en diversas materias. Es cierto que no era un gran lector de novelas, un género que tampoco escribió a pesar de las afirmaciones de un ex presidente en sentido contrario. Piglia afirmaba que su gran perfeccionismo le impedía escribir textos que superaran las 10 páginas. Pero lo cierto es siempre se refirió al Ulises demostrando un profundo conocimiento de él y en otro momento afirmó haberlo leído en una edición de Santiago Rueda.
En la edición realizada por Edhasa con introducción y traducción de Rolando Costa Picazo, éste dice: “Ulises es un hito sobresaliente del modernismo literario y una de las obras más destacadas de la literatura universal, que ya en vida de su autor recibió ponderaciones de los mejores escritores de su tiempo. Eliot ensalzó su método, que llamó “mìtico”: Yeats le escribió a su ex amante y musa, Olivia Shakespear, diciéndole que estaba impresionado, y que era un libro de gran belleza (carta del 8 de mayo de 1922, citada por Bowker: 304). En una reseña publicada el 15 de abril de 1922, en el Mercure de France, Ezra Pound se refería a Joyce como un Flaubert que había ido más lejos que su propia inconclusa novela final, Bouvard y Pécuchet. Valery Larbaud, que lo traduciría al francés, con la colaboración de Léon-Paul Fargue, denominó al Ulises una obra de genio, y le escribió a Joyce diciéndole que después de leerlo no podía dormir por la noche. No bien publicado, lo celebraron los estadounidenses Hemingway y Hart Crane. Tuvo detractores, naturalmente: D.H. Lawrence opinó que Ulises era más repugnante que Casanova, Virginia Woolf escribió en su Diario que se trataba de un libro illiterate, underbred…(analfabeto, vulgar).”
No faltaron tampoco los críticos que lo calificaron como una verdadera letrina de la literatura y su autor debió librar una verdadera batalla campal contra críticos, editores y también lectores que quisieron acallarlo. Pero el tiempo cambia las cosas y hoy el libro cuenta con críticos devotos y lectores fanáticos. Tanto que ni siquiera la pandemia de Covid logrará anular las celebraciones del Bloomsday. Alguna serán presenciales y otras se llevarán a cabo a través de Internet.
El festejo consiste tradicionalmente en el recorrido por todos los espacios de Dublín que recorrió Joyce y fueron y que llevados a su novela. Quienes participan de este juego-homenaje a la novela más importante del siglo XX suelen vestirse de etiqueta y recrear sus personajes. La farmacia Sweny´s en Lincoln Place, el cementerio de Glasnevin, el Davy Byrne´s Pub y la torre Martello son lugares icónicos que jamás dejan de recorrerse.
Paralelamente, el Centro Cultural James Joyce organiza un desayuno con los mismos ingredientes que el del personaje de la novela. Gran parte de las actividades online podrán verse, precisamente, a través del canal de esa institución.
A casi cien años de su publicación en inglés que fue en 1922, el Ulises ha superado largamente su carácter de obra literaria compleja para volverse popular. Mientras los críticos y especialistas hacen sus lecturas particulares, los irlandeses lo celebran como parte constitutiva de su identidad y contagian su entusiasmo al resto del mundo.