Holmberg 950. Gorrión Nomás, es el título del film homenaje a Héctor Negro, uno de los poetas contemporáneos más destacados del tango, que se estrenará el jueves 24 de noviembre a las 19 en la Academia Nacional del Tango. El trabajo surge de la idea, guión, producción y dirección del cantor de tangos Carlos Varela, quien desde el año 2008 viene trabajando en diversos reportajes a poetas, músicos, cantantes, locutores e historiadores entre los que se cuentan Horacio Ferrer, Pascual Cholo Mamone, Susana Rinaldi, Raúl Garello, Carmen Guzmán y Eugenio Mandrini. En este documento fílmico el poeta cuenta su vida en primera persona, recitando sus poemas, además de dar la posibilidad de escuchar su aporte a una serie de tangos interpretados por Reynaldo Martín, Carlos Barral y Carlos Cabrera, entre otros.
«Yo empecé a cantar tangos en el año 82», comenta Varela. «Estaba participando de una marcha en contra de la dictadura e iba al lado del bandoneonista Arturo Penón. Charlando le comenté que me gustaba cantar. Y me invitó a la presentación de la revista Buenos Aires tango y lo demás en la bodega del Café Tortoni. Pasamos unos tangos y en ese momento me invitó a cantar en el escenario. Entre los presentes estaba Héctor Negro, con quien, a partir de ese momento entablé una amistad. Compartimos escenarios, proyectos y diversas producciones. Yo me identifiqué siempre con Héctor porque soy un tipo de barrio, y sus historias transitan lo que yo viví toda mi vida: ver a mi viejo ir a trabajar, ver a los vecinos barrer la vereda o salir a la calle para tomar el colectivo o ver a los mozos de los bares. Y esa poesía se entrelaza con mi vida».
Varela afirma que en su poesía, Héctor Negro plantea una determinada problemática pero abre una puerta demostrando que siempre hay una posibilidad de salida. «Esto lo ejemplifica Susana Rinaldi en su testimonio. Al contrario de lo que sucede con la poesía de Enrique Santos Discépolo, la que representa al hombre angustiado y abrumado, casi al borde de la desesperanza», agrega. Negro cuenta que Osvaldo Pugliese y Arturo Penón le encargaron un tango que tuviera un estilo «discepoliano» pero no tan orientado a la desesperanza. Eugenio Mandrini agrega que en gran medida Discépolo hacía semblanzas de los seres fracasados. «Es como la diferencia entre Charles Chaplin y Buster Keaton», sugiere Varela: «Chaplin siempre representa a un perdedor que hace todo lo posible por cambiar de situación. Consigue alguna victoria eventual pero termina con un espíritu de resignación. En cambio, Keaton siempre hace lo posible por lograr su objetivo y siempre tiene una actitud de sobreponerse a las situaciones que le vienen en contra. La poesía de Negro tiene eso, no niega las situaciones pero proporciona llaves para demostrar que es posible salir adelante».
Mientras Discépolo representa al hombre torturado, Homero Manzi eleva a la letrística del tango a un nivel superior, y los Expósito representan lo máximo en cuanto a la elaboración de la metáfora, según Varela, «a Negro le tocó ocupar un momento particular de la cultura argentina, que es posterior a la caída de Perón en 1955 y el florecimiento de un conciencia social y política que surgió desde principio de los sesenta y que tiene relación con la aparición de poetas como Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana, Oscar Matus y aquellos que incursionaron en el nuevo folklore».
«Con Negro me unió una amistad de 34 años, o sea que la realización de este video no surgió de casualidad sino que fue una necesidad personal de plasmar con documentación y testimonios de importantes figuras el lugar que ocupa en la poética de nuestro tango. Él mencionaba la intención de generar en esos primeros años de la década del sesenta una Nueva Trova en el tango, como la que se estaba dando en países como México o Brasil, para citar dos ejemplos. Dentro de ese movimiento naciente se los puede sumar a Horacio Ferrer, Eladia Blázquez, Juanca Tavera o Mario Iaquinandi. En todos ellos había una imaginación y un pensamiento en el que se exponen elementos del Buenos Aires del ayer pero con un presente duro, porque estamos hablando de un período conflictivo y socialmente muy dinámico en el aspecto político, que se cortó de manera abrupta y tremendamente cruel con la la dictadura que irrumpió en el año 76», subraya.
En los sesenta se intentó resucitar el tango pero con elementos de muy baja calidad: «había artistas de gran nivel tanto en lo musical como en lo poético, pero lo que se ofrecía al público era el aspecto más ´berreta´ del género. En cambio, el mayor florecimiento del folklore estuvo acompañado por un mayor aprovechamiento de la efervescencia social que estaba surgiendo en esa época, lo que le posibilitó una mayor exposición».»El tango era totalmente popular cuando representaba al ciudadano de la calle, y esto coincidió con el peronismo. Y la identidad más grande está representada por dos grandes orquestas de entonces: la de Osvaldo Pugliese y la de Aníbal Troilo. La primera era la orquesta del pueblo, de los barrios de trabajadores; y la segunda representaba al público del centro. Y dentro de este panorama, estaban los poetas que permitieron a la gente elaborar un pensamiento desde otra óptica. Los Expósito, que eran muy jovencitos, escribían cosas como ´un arrabal con casas que reflejan su dolor de lata…´. En esta frase ya muestran una villa miseria y las vivencias de la gente del interior que trata de encontrar su futuro en la ciudad. Porque ya sabemos que Dios es argentino pero atiende en Buenos Aires…»
Concluye Varela: «Héctor Negro, además de ser una gran inspiración para letristas actuales como Alejandro Schvartzman o Raimundo Rosales entre muchos otros, es en gran medida un heredero de esa tradición lírica y cruda a la vez, pero con la cual retrata a ese hombre de a pie que, como Keaton, jamás se siente descorazonado y apuesta a seguir adelante, a pesar de los contratiempos que debe enfrentar». Lo dice con las satisfacción de haber llevado adelante una labor en la que confluye la admiración y el aprecio por un poeta supo tomar lo mejor de sus antecesores y se permitió darle al tango una mirada moderna, sencilla y realista. La película puede verse en Av. De Mayo 833, piso 1ro, con entrada libre y gratuita.
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