La obra de Rodolfo Walsh resulta insoslayable incluso para aquellos que la soslayarían con mucho gusto si no fuera porque eso los dejaría demasiado en evidencia. La Biblioteca Nacional lo recordará y lo homenajeará con una muestra a 60 años de la publicación de su obra más conocida y emblemática, Operación Masacre

Dicha muestra se inaugurara el 28 de marzo bajo el títulos Los oficios de la palabra. Es obvio que, en sí mismo, un homenaje a la inolvidable obra de Walsh con la que prácticamente funda un nuevo género periodístico o literario, según se lo quiera ver, no tiene nada de malo, sino más bien todo lo contrario. En el país de la desmemoria, recordar es un acto saludable. Lo curioso es que para homenajear a Walsh se pase por alto el día de su asesinato, el 25 de marzo de 1977 en que luego de dar a conocer la famosa carta a la Junta Militar, el escritor se enfrentó al grupo de tareas que le tendió una emboscada en la esquina de las calles San Juan y Entre Ríos. Élr llevaba una pistola 22 con la que se defendió e hirió a uno de sus agresores, razón que hizo que éste fuera condecorado. No se sabe si llegó malherido a la entonces Escuela de Mecánica de la Armada, donde algunos testigos dicen haber visto su cuerpo, o ya muerto. Lo cierto es que hasta el día de hoy no se conoce el destino de sus restos. 

El 28, por supuesto, resulta un fecha más cómoda porque deja atrás el 24, cuya conmemoración el presidente de la Nación pretendió correr del calendario y que este año seguramente será singular por ese hecho y por ciertas circunstancias que tanto desde lo político como desde lo social, recuerdan a la dictadura. También, por supuesto, deja atrás el 25 de marzo de 1977, día del asesinato de Rodolfo Walsh. 

Está claro que nada le impide a una institución como la Biblioteca Nacional hacer una selección de fechas conmemorativas de acuerdo a sus preferencias,  pero todo parece indicar que la fecha del 28 para inaugurar una muestra referida a Walsh –seguramente valiosa y con buen material- no parece casual. 

Según lo señala la agencia Télam, “la primera parte de la muestra estará dedicada a esa obra publicada en 1957 (Operación Masacre) por la editorial Sigla, y repasará sus artículos en la revista Mayoría -que forman la génesis del libro-, sus cuatro ediciones publicadas y archivos con correcciones de puño y letra del mismo Walsh.” La segunda parte de la exposición “recorrerá la extensa carrera y el legado de Rodolfo Walsh, sus primeros cuentos, obras de teatro, su faceta de periodista y las repercusiones de su ideología, su desaparición y posterior asesinato hace 40 años, durante la última dictadura. (…) La muestra -que incluye charlas, ciclos de cine, teatro y jornadas de trabajo- será inaugurada el martes 28 de marzo a las 19, en la Sala Leopoldo Marechal del primer piso de la Biblioteca Nacional, ubicada en Agüero 2502, y podrá visitarse hasta el domingo 16 de julio.”

 Parece evidente que las paredes de una biblioteca, según lo considera la nueva gestión, no sólo sirven para albergar proteger el legado cultural de los argentinos, sino también para acallar clamores y ofrecer una visión light y descafeinada de un escritor que, literalmente, escribió con su sangre. ¿No hubiera sido bueno inaugurarla, por ejemplo, el 25, recordando no sólo al libro sino también al hombre que lo escribió y que murió por sus convicciones? Pero “en el país de no me acuerdo”, según lo dijo María Elena Walsh las cosas funcionan así: “doy tres pasitos y me pierdo. Un pasito para atrás y no doy ninguno más.”