Quizá porque desde hace muchos años vive en Europa, a Eduardo Berti, el autor de Faster entre muchísimos otros títulos, suele citárselo con menos frecuencia de la que merecería cuando se habla de literatura argentina, lo que quizá obligue a revisar los fundamentos de los que se llama “literatura argentina”. ¿Es la que se escribe en el país? ¿Es la que escribe un escritor nacido y criado en Argentina aunque ya no viva aquí? ¿Es la que remite a escenarios argentinos?

Las clasificaciones son siempre arbitrarias, pero lo cierto es que Berti es que un escritor que sorprende en cada nuevo libro en los que los protagonistas son la lengua y la literatura.

Pero, especialmente Faster, tiene un rasgo absolutamente argentino, ya que su escritura parte de un hecho real. Él y su amigo tendrían unos 13 o 14 años cuando decidieron, con el arrojo que dan los pocos años, hacerle una entrevista a Juan Manuel Fangio con el fin de publicarla en la revista escolar que fundaron en 1978. Además del amor por Fangio, ambos amigos compartían también el amor por los Beatles, en especial la admiración por George Harrison, autor del tema Faster.

La inconciencia de los comienzos de la adolescencia dio sus frutos porque lograron realizar la entrevista, por lo que convendría aplicar aquí la famosa frase “no sabían que era imposible, entonces lo hicieron”.

“Sí, es una edad en que uno no tiene nada que perder y encontrar cómplices en esa etapa te hace sentir que podés hacerlo todo. No es casual que sea en esa etapa cuando se forman muchos grupos de rock. La historia de la entrevista a Fangio corresponde a la prehistoria del periodismo, pero más tarde hice periodismo y en ese ámbito me animé a hacer cosas que habitualmente los tímidos no nos animamos a hacer”, le decía Berti en 2019 a propósito de Faster a Tiempo Argentino”.

Y agregaba: “En esa experiencia temprana hubo algo que me marcó. Siempre me pregunto qué hubiera pasado si Fangio no nos hubiera atendido, si nos hubiera tratado mal o si nos hubiera mandado a freír churros. No creo exagerar cuando digo que fue un hecho decisivo en mi vida”.

“Cuando casi diez años más tarde tuve la inconciencia de llamar a Spinetta para hacer Spinetta, crónica e iluminaciones, aunque en el momento no me di cuenta, estaba volviendo a llamar a Fangio. Es una historia que vuelve todo el tiempo a mí. Creo que fue mucho más importante de lo que pude darme cuenta en el momento en que sucedió”.

Faster: la aventura fabulosa de entrevistar a Fangio

Como no podía ser de otro modo, el hecho autobiográfico de entrevistar a Fangio es el punto de partida de Faster que, excepto por este suceso que marcó la vida de Berti, no se trata de un libro autobiográfico. A partir de él nace la ficción.

Aunque quizá lo más ficcional parezca, precisamente, el hecho real. Nadie hubiera apostado nada a que dos chicos conseguirían  tan fácilmente una entrevistas con un campeón de campeones. Sin embargo, por increíble que parezca, fue así.

Berti lo cuenta en Faster: “Desde luego no fue Fangio quien atendió la llamada. Nos atendió alguien que, si no me falla mucho la memoria, dijo ser su secretario”.

“Un momento”, nos suplicó el secretario, o sea, le suplicó a Fernán mientras yo intentaba leer en la cara de mi amigo lo que sucedía al otro lado de la línea. “Un momento. No me corten”. Un silencio. Una pausa más bien breve. Y la misma voz pronunció: “El señor Fangio los espera hoy a las cinco. ¿Pueden venir?”

Como todos los libros de Berti, Faster es absolutamente singular porque él es un escritor inmune a las modas literarias y en él la originalidad no es una pretensión, sino un empecinado amor a la literatura.

Así lo demuestra lo que escribe y también el hecho de ser el único  argentino y uno de los dos únicos latinoamericanos que pertenecen a OuLiPo (Taller de literatura potencial) fundado en Francia en 1960 por Francois Le Lionnais, Raymond Queneau y otros amigos escritores, pintores y matemáticos que se dedicaron a crear determinada restricciones a partir de las cuales surgiera la escritura.

Eduardo Berti
Foto: Eduardo Sarapura

Ítalo Clavino y Georges Perec, entre muchos otros, pertenecieron a este grupo que tenía una actitud lúdica frente a la literatura.

En la entrevista realizada por este diario en 2019, dice Berti respecto de la aparición del nombre de Perec en Faster: “Descubrí que Fangio no sólo aparece en Je me souviens de Perec, sino también en Tintín. Un amigo francés fanático de este personaje me envió la imagen de un cuadrito en el que Tintín le grita ¡Fangio! a un personaje que iba corriendo en un auto”.

El último libro de Berti, por lo menos el último publicado en Argentina, es Otras palabras. Jugar y crear con diccionarios. En él habla de los “antidiccionarios” tales como El diccionario del argentino exquisito de Adolfo Bioy Casares. Se trata de un libro de una gran erudición puesta al servicio del juego y la diversión.

Citarlo aquí parece oportuno porque si en los libros de Berti hay algo en común es, precisamente, la supremacía de la palabra, aunque todos sean o parezcan muy distintos entre sí.

Faster  no es la excepción. También en él hay un juego gozoso con la palabra. Y ese gozo se transmite al lector.

Por eso, su reedición es bienvenida, sobre todo en este momento en que los libros parecen esfumarse de los estantes de las librerías apenas dejan de ser novedades y conseguir un libro de un autor publicado hace unos cinco años se vuelve tan complejo como buscar un libro que haya cumplido  un siglo.