Una amistad entrañable me une a Raúl Santana, amistad que lleva una doble marca: la primera tiene su origen en el territorio en que nacimos, el querido barrio de Constitución, la segunda está en un territorio aún más impreciso, es el peronismo y su propuesta de felicidad insensata. Con estas palabras, el reconocido artista plástico Daniel Santoro abre el prólogo de Escritos sobre arte argentino (Caterva) del autor mencionado.
En su libro Santana pasa revista a la obra de artistas tan diversos como numerosos, desde Carlos Alonso al propio Santoro y lo hace, como dice este último, con la ventaja que tiene un poeta al escribir sobre arte, ya que su condición de tal le permite expresar un juicio tan certero sobre la pintura, al viejo estilo. Siempre a prudente distancia de los parámetros académicos y de la evaluación experta, la suya es una verdadera experiencia directa con la materia plàstica, experiencia que incluye en forma inevitable una intimidad celebratoria y cercana a la amistad con los artistas».
Nacido en Buenos Aires en 1940, Santana es poeta y crítico de arte y en esta doble condición ha colaborado con diversas publicaciones: Pluma y pincel, Pàjaro de fuego, La Opiniòn, Clarìn, Confirmado, Tiempo Argentino, Artinf, Pàgina 12 y Arte al dìa. Fue, además, director del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y del Palais de Glace, se desempeñò como asesor del Centro Cultural Recoleta y ha integrado numerosos jurados a nivel nacional e internacional.
Escritos sobre arte argentino compila, en orden cronológico, una serie de artículos que se abren con uno de 1990 dedicado a la obra de Smoje y sus despliegues metafóricos que consisten en el ejercicio de esa mirada que sabe adivinar en las cosas otros destinos formales. Ya en este primer artículo puede vislumbrarse su cualidad de poeta que señala Santoro en el pròlogo, ya que la precisión y la síntesis casi la austeridad- son sus características distintivas. En su reflexión llega a la conclusión de que el artista parte del cubismo como punto de apoyo para lograr un lenguaje plástico autónomo donde ecos y hallazgos orquestan una nueva y original expresión.
Le sigue uno de 1996 dedicado a la grabadora Lucrecia Orloff, de quien señala que su búsqueda artística frente al modelo parece consistir no en su reproducción, sin en atrapar lo contingente. Rescata de ella, además, que su obra transita libremente, aùn por lugares que ciertas nociones modernas decretaron obsoletos por ejemplo, dibujar del natural- como actitudes inútiles o acadèmicas. Tal vez se trate de lugares comunes que ellos sì- estèn obsoletos.
El consagradísimo maestro Carlos Alonso tiene su lugar en el tercer artículo del libro que corresponde al año 2005. Està referido a una exposición que el artista realiza en el Museo Municipal de Bellas Artes de General Villegas, de las ilustraciones realizadas para un importante libro aparecido en 1907 que es La guerra del malòn del comandante Prado. Aquì Santana llega preguntarse quièn ilustra a quièn, dada la potencia de los trabajos de Alonso y rescata una frase de Manuel Mujica Làinez acerca de la tarea de ilustrador que dice: ilustrar no es sòlo, como el diccionario dice, `adornar un impreso con làminas o palabras alusivas al texto` sino también, de acuerdo con el mismo diccionario `hacer ilustre`. O sea que el verdadero ilustrador, por un lado, debe contribuir a clarificar el texto con imágenes alusivas y, por otro, su aporte debe enriquecerlo en dignidad y trascendencia.
Por sus páginas desfilan Richard Sturgeon, Alberto Cedròn, Marcelo Bordes, Miguel Ronsino, Norberto Gòmez, Mariano Sapia, Marìa Luz Seghezzo, Alberto Heredia, Pablo Suàres, Gertrudis Chale, Miguel Ocampo, Elena Visnia, Antonio Seguì, Juan Cavadas, Ernesto Deira, Jorge de la Vega, Ròmulo Macciò, Luis Felipe Noè, Odell, Alfredo Gramajo Gutièrrez, Ramòn Gòmez Cornet, Roberto Pàez, Armando Sapia, Alejandro Argûelles, Carlos Gorriarena, Josè Landoni, Bernardo Ponce, Ricardo Laham, Carlos Carmona, Marcelo Torretta, Antonio Seguì, Jorge Gonzàlez Perrin, Clorindo Testa, Luis F. Benedit, Jacques Bedel, Julio Racioppi, Joaquìn y Adolfo Nigro, Ladislao Magyar, Alicia Cittadini, Germàn Gàrgano, Susana Saravia, Lorenzo Amengual, Hilda Crovo, Alfredo Williams y el propio prologuista, Daniel Santoro.
De Santoro destaca su originalidad que lo hace inclasificable El proyecto artístico de Daniel Santoro dice- configura una sostenida iconografía visual imposible de ubicar en cualquiera de las tendencias o ismos que han atravesado hasta la actualidad las artes plásticas en nuestro país. Su propuesta carece de antecedentes con los cuales se puede comparar y confrontar.
Escritos sobre arte argentino no sòlo es un libro que puede ser leído con el placer de una novela referida a la plàstica argentina, sino también una obra de consulta imprescindible para quienes quieran profundizar en el análisis de muchos de sus grandes representantes. Màs que con la grandilocuencia o la certeza del especialista, el lector se encontrarà con una mirada propia y siempre interesante sobre los artistas y sus obras.
El libro se presenta el 26 de este mes, a las 19, en Caburé, México 620, San Telmo, CABA.