A los 92 años y luego de haber producido en Nicaragua una obra singular, de haber luchado contra Anastasio Somoza en 1954 y de haber adherido a la revolución sandinista, el escritor, artista plástico y sacerdote Ernesto Cardenal estudia la posibilidad de marchar al exilio porque se siente un perseguido político del gobierno de Daniel Ortega. 

Si las autoridades judiciales insisten en una demanda que él calificó de «política», informó el poeta y estrecho colaborador de Cardenal, Bosco Centeno, es posible que se vaya a México o a Alemania. El sábado se le notificó que debía pagar una multa equivalente a 800.000 dólares por un juicio del cual fue absuelto en 2010. Desde que en 2007 el presidente Daniel Ortega retornó al Gobierno, el sacerdote afrontó cuatro juicios por un litigio de propiedad en Solentiname, isla donde hace 40 años fundó una comunidad de pintores y poetas opuestos al dictador Anastasio Somoza, derrocado por los sandinistas en 1979. «Estamos en una dictadura y soy un perseguido político de la pareja presidencial, y no te puedo hablar más», dijo Cardenal al diario de su país “La Prensa”.

 Centeno explicó que más de 40 familias campesinas de Solentiname viven «bajo amenaza y en zozobra» en terrenos que pertenecen a la Asociación para el Desarrollo de la isla, que dirige Cardenal, y que están embargados por orden judicial a raíz del mismo caso. Allí, en Solentiname Cardenal fundó hace 40 años una comunidad artística de escritores y pintores que se oponían a Somoza, quien fuera derrocado por los sandinistas en 1979. 

«Quiero creer que esto es un craso error de sicarios judiciales y no un acto más de persecución contra el padre Cardenal… Tienen un enredo jurídico para confundir a la opinión pública y acallar a Ernesto», dijo Centeno. El escándalo en torno a Cardenal estalló el domingo pasado en la ciudad de Granada (al sureste de Managua), previo a la inauguración del XIII Festival Internacional de Poesía, con más de 100 invitados de 91 países.

 Mientras el director del Festival no quiso comprometerse y alegó que no podía pronunciarse porque el Festival era un evento apolítico, afortunadamente hubo escritores que tuvieron la actitud contraria, entre ellos Gioconda Belli y Sergio Ramírez, que le brindaron su apoyo incondicional. Mientras tanto, en México, Chile, Alemania y España hay movimientos de apoyo a Cardenal que le aconsejan pedir asilo. No es casual que se mencione la revolución nicaragüense como la revolución traicionada.