Una vida rápida, audaz, desenfrenada, muchas veces contradice, después de muerta, su propia fugacidad. Nuestro presente, sin dudas, confirma que aquella trascendencia póstuma de lucha en el caso de Evita fue mucho más que un deseo y una intuición. “Yo se que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”, decía en uno de sus últimos discursos. La frase, como tantas otras, adquiere cuerpo en la proliferación de imágenes y textos, en la intensidad de las voces que arremeten para disputar sentidos alrededor de ella.

En Eva. Alfa y Omega, Aurora Venturini (2014), escritora y amiga de Eva Perón, recuperó algunos rasgos suyos que ya se manifestaban en su infancia y luego, durante su vida política, alcanzarían mayor dimensión. Leemos: “la palabra estridente, rueda de fuego que aumentaría en la adultez. En la cuarta parte del siglo veinte, para algunos oídos, atrevida y chocante. Los jóvenes comenzaron a oírla con interés que se convirtió en adhesión a una contemporánea futuralidad; su liderazgo había despertado en un baldío donde jugaba con Herminda un juego peligroso de pobres contra ricos; ella estaba con los pobres…”. En Los Toldos, el páramo rural donde Eva y su hermana jugaban, se empezó a escuchar esa palabra estridente. Y es allí, en esas coordenadas de espacio, donde hoy tenemos la oportunidad de recorrer la infancia de Evita, para conocer el origen de esa mujer que transformó la historia argentina y se convirtió en bandera popular.  

Hasta el mes de julio tendrá lugar, en el recientemente inaugurado Museo Provincial Casa Evita (Eva Perón 1025), el hogar natal de Eva Perón en Los Toldos, la muestra “Evita niña”.  A partir de una iniciativa del gobierno de la Provincia de Buenos Aires, que actualmente administra el Museo a través de su Instituto Cultural, se puede conocer no sólo la casa natal de Evita, sino también sus objetos personales, indumentaria, documentos, juguetes y piezas artísticas.

Se trata de un recorrido cuidadosamente organizado por la museología comunitaria de Los Toldos que recrea en detalle los juegos que jugaba en sus primeros años, la manera en que se vestía y hasta cómo se configuraba el espacio de la casa en relación con los vínculos entre los miembros de su familia. En ese sentido, se podrá apreciar la representación de la mesa familiar con elementos de la época, una vela que ilumina el ambiente, un repasador bordado a mano por su madre, Juana Ibarguren, y una máquina de coser con la que trabajó durante años, luego de enviudar, en búsqueda de un oficio que le permitiera mantener a su familia tras la temprana muerte de su esposo Juan Duarte. Por supuesto, como confirma el plan masivo de distribución de máquinas de coser Singer que tuvo a cargo la Fundación Eva Perón, en estos pequeños elementos de la vida de Evita se condensan otras miles de historias de vida. En diálogo con Télam, la museóloga y curadora Maribel García sostuvo que la propuesta de exhibición es resaltar la importancia de que «los sueños que esa niña tuvo de pequeña fueron gestados en esa casa y, luego se convirtieron en realidad para mejorar la vida de millones de argentinos».

En un gesto que probablemente a Evita le hubiera encantado, el recorrido que se podrá visitar tiene de trasfondo un trabajo comunitario. Para realizarlo, los vecinos de Los Toldos compartieron objetos de la época e historias que permitieron recrear escenas cotidianas. «Investigamos de manera comunitaria los juegos a los que Eva jugaba en su infancia, el modo en que se vestía y cómo se sentaba en la mesa cada miembro de la familia. A partir de donaciones de los propios vecinos, colocamos platos de lata, cucharas, cacerolas, vasos, manteles y sillas del año 1925», contó a Télam García.

Una muestra que respeta, en espíritu, el legado popular de Evita no puede sino democratizar la idea tradicional de museo. La propuesta interactiva del recorrido abre paso a que los visitantes logren transitar los mismos espacios en donde tuvo lugar la infancia de Eva y se sumerjan en ellos: «Las personas se pueden sentar en la mesa en la que comió Evita y pueden tocar las servilletas bordadas con los nombres de cada integrante de su familia. Se puede formar parte de lo que se sentía en ese espacio y en el ambiente está la presencia fuerte de Eva», señaló la curadora.

Gracias

Evita sirena, desnuda debajo del agua, entre algas marinas. Evita con la bandera argentina de fondo, un delantal de cocinera; sobre la mesa, un puñado de harina y un palo de amasar. Evita vestida para bailar, volando por los aires, está casi a punto de caer; de pronto Cristina, desde un trapecio, puede atraparla y recuperarla: dos acróbatas de la historia. Estas y muchas más de las escenas que imaginó la artista visual Marina Olmi se exhiben en una muestra temporaria en la Sala 2 del Museo Provincial Casa Evita, con curaduría de María Soledad Oyuela, trabajadora del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti. Las obras que integran la exposición, que lleva como título «Gracias», buscan rendirle tributo a Evita y agradecer, en clave artística, por su existencia. No es casual, en ese sentido, que cada una de las imágenes esté atravesada por distintos planos y elementos, dando cuenta de que la figura de Evita trasciende espacios y tiempos, y se encuentra, a su vez, comprendida en una totalidad mayor. «Ella (NdR: Marina Olmi) abordó desde su imaginación y el humor la imagen de Eva en contextos distintos pero siempre con alegría”, resaltó Oyuela en diálogo con Télam.

Por último, en la Sala 3 del espacio, también tiene lugar la exposición “Evita es Hoy, nuevas luchas, la misma inspiración”, una propuesta que busca hacer hincapié en la figura de Eva desde la actualidad. El recorrido permite visualizar distintas gigantografías, objetos personales, indumentaria, documentos referidos a la acción política y social de Evita. El objetivo es darle lugar a ese diálogo con ella que permanece vigente y se alimenta a través de las nuevas generaciones.

El Museo Provincial Casa Evita se encuentra ubicado en Eva Perón 1025, Los Toldos, Provincia de Buenos Aires, y puede visitarse de martes a domingos, de 9 a 18 horas.