En su página web, escribió: “Todas las miradas me conforman al unísono y desde ellas propongo una visión holística hacia la integración del verdadero ser que somos, y del bienestar de nuestra vida adulta”. Verónica Gandur mira con inusitada profundidad y refuerza la frase que ella misma acentuó en la red: “En un contexto emocional ordenado, se pueden tomar mejores decisiones, lograr acuerdos sensatos y en equilibrio con nuestros derechos. Mi tarea consiste en brindar asesoramiento jurídico en cuestiones de Derecho de familia y sumar el abordaje terapéutico, o simplemente ofrecer mi labor como consultora humanista”.
Es abogada, con especialización en Derecho de Familia (UCA), probablemente como efecto de una infancia controvertida. Luego, tras transitar la carrera de terapeuta,, de la mano de Laura Gutman se desarrolló en el método de construcción de la Biografía Humana. Pero en paralelo, perfeccionó su bagaje formándose como Astróloga: “Introducirme en el simbolismo de este lenguaje me permitió desarrollar una percepción más amplia al servicio de dichos procesos, observando la relación estructural entre el ser humano y el Sistema Solar”. Justamente, en una charla profunda con Tiempo, Gandur analiza la fórmula de cómo comulgar esas tareas humanísticas, aparentemente de muy distinta singularidades, a través de un trabajo esforzado, intenso, abarcativo. Porque, como si fuera poco, aclara con enorme orgullo: “Soy madre de dos varones”.
-¿Cómo concuerdan tus tareas de abogacía, psicología y astrología?
-Mirando en retrospectiva, cada etapa de la vida me llevó a transitar rumbos diversos en lo vocacional, al parecer antagónicos. Sin embargo, estas disciplinas están articuladas en torno al comportamiento humano como hilo conductor. El contacto con lo jurídico se hizo presente desde temprano. Mi infancia estuvo atravesada por circunstancias que ameritaron la intervención judicial y dejaron una marca potente. Luego la maternidad significó una crisis vital, y me llevó a iniciar un camino de autoconocimiento. Más tarde me formé en la técnica de Biografía Humana, un método alternativo de terapia. Primero fueron mujeres en puerperio, me convertí en una especie de sostén que facilitaba su “zambullida” en las corrientes oceánicas de la maternidad. Más tarde, la Astrología amplió mi modo de percepción y la calidad de escucha. Estas herramientas, proponen una mirada holística entre el universo fáctico y las emociones; lejos de ser incompatibles, resultan afines y absolutamente ricas al tiempo de abordar problemáticas relacionadas al Derecho de Familia. El ejercicio de la abogacía supone la prestación de un servicio. Esta rama, particularmente, refuerza la importancia de contar con una sensibilidad especial. Es inadmisible considerar el desempeño del abogado, desprovisto de una escucha generosa, una mirada empática.
-¿Cómo conjugar una materia supuestamente “dura” como la abogacía?
-Es cierto, el entorno jurídico remite a “dureza”. La ley, en general es leída como algo determinante, excluyente. El conflicto sugiere “enfrentamiento”, la presencia de dos bandos. Luego la decisión judicial, determinará que uno resulta “ganador”. Sucede que en las disputas familiares, cualquier “ victoria” resulta pírrica teniendo en cuenta el costo anímico. La dinámica de enfrentamiento, lejos de ser una solución, muchas veces agrava las disputas. Cuando nació mi primer hijo, trabajaba en la Justica y sentí que requería de cierta “blandura” incompatible, desde mi percepción, con las condiciones laborales. La decisión de navegar ríos internos a través de la terapia abrió un registro más amoroso, la capacidad de “sentir” al otro y mirar desde la perspectiva del niño. Mis hijos me permitieron ampliar el sentido de la profesión.
-¿En qué consisten las terapias alternativas que proponés respecto las problemáticas de las familias, los vínculos de la mujer y las infancias?
-La Biografía Humana es un método más de descubrimiento personal. De alguna manera propone ir al encuentro de la propia realidad emocional a partir de las vivencias de la infancia, comprender los temores, las carencias y las dificultades del ser adulto. Crecemos disociados de todo aquello que nos aconteció; en la mayoría de los casos fue menos amoroso de lo que recordamos. Dentro de la lógica del escenario del cual provenimos, asumimos un personaje, que nos permite sentirnos a salvo. Su disfraz contiene todo lo bueno que recibimos, pero también encierra sentimientos dolorosos y negados de nuestra infancia. Muchos de nosotros, vivimos la vida adulta, encerrados bajo la “protección” de ese personaje. Un ejemplo, la crianza de un niño nos va a confrontar inevitablemente con nuestra infancia. Porque la capacidad de amar y de responder a sus necesidades va a depender en gran medida del bienestar vivenciado en la niñez. Y, en general, provenimos de historias de abandono emocional sin ser conscientes de estas carencias. No podemos dar lo que no tenemos y no hemos recibido.
-¿Qué es la Consulta Astrológica?
-Una experiencia vital. Procura aprender a mirarnos de otra manera a través del lenguaje simbólico de la astrología. Se utiliza la carta natal como guía, contiene en sí la estructura vibratoria con la que cada uno de nosotros nacemos. Sucede que la conciencia, en principio, se va a identificar sólo con algunos aspectos de ese entramado energético, la identidad “lunar” desde la lectura astrológica, eso que desde la Biografía Humana llamamos el “personaje y sus mecanismos”. Otros aspectos, en cambio, quedan relegados a la “sombra” y se irán revelando justamente a través de los acontecimientos externos y los vínculos, eso que llamamos “destino”.
-¿Somos como somos por la infancia que tuvimos?
-Muchas experiencias que nos suceden en la vida adulta solo pueden ser comprendidas desde la vivencia interna del niño que hemos sido. Las condiciones de la infancia que tuvimos van a determinar el personaje que nos calzamos. Ese personaje, funcional en ese contexto, es solo un “recorte” de quienes somos y del potencial que tenemos para desarrollar como adultos. Será decisión nuestra después, permanecer o no en la pobreza de sus recursos. Respecto de la maternidad de nuestras madres, tiene que ver con su propia trama. La capacidad que tuvo al tiempo de maternar dependerá del grado de conciencia acerca de su propia realidad emocional y de lo que pudo hacer con eso que le aconteció en su niñez. Determinará el quantum de lo que pudo ofrecernos.
-La reivindicación del feminismo o lo que la mujer generó en la sociedad en los últimos tiempos cambió los parámetros.
-Es innegable el aporte que los movimientos sociales han traído en busca de eliminar la jerarquía instalada por el sistema patriarcal y su dinámica. Poner en relieve la urgencia por desactivar la fuerza vertical del poderoso sobre el vulnerable es un cambio de valor. Que existan leyes, medidas de protección, organismos destinadas a atender esas urgencias y contar con una conciencia social en torno a esta realidad, así como vencer el temor a denunciarlo, es todo un cambio. Más allá de las diferentes líneas, entiendo el feminismo como un movimiento receptivo, sensible, abierto, vincular, empático. Su “lucha” supone la búsqueda por recuperar y honrar la condición humana. En tal sentido, evidenciar el desamparo en la infancia amerita ser parte de ese propósito, como otro significante del ejercicio del poder del fuerte sobre el débil. Así, el desamor en la niñez como gestor y responsable de perpetuar el sistema que origina, aloja y promueve las dinámicas violentas. Reconocernos en tanto víctimas o victimarios, como emergentes del mismo sistema nefasto. Y reparar en la importancia de proteger la función de “ahijar “como antídoto frente a dinámica de guerra o dominación, que son los pilares del patriarcado.
-¿Qué aportes hacer respecto de tu experiencia sobre procesos de divorcias y adopción?
-Frente a un divorcio o una separación es algo más que un trámite burocrático y el asesoramiento jurídico. El proceso implica el cierre de un ciclo y la conmoción que esto conlleva. El escenario supone las mismas dificultades presentes en el transcurso de la pareja. Y más aún, en el tenor de los reclamos se filtran muchas veces, el rencor o el enojo que antes circulaba de manera soslayada. La ruptura, despierta muchas veces emociones ocultas, esto activa los mecanismos defensivos y la violencia. En el medio de estas disputas se pierde de vista la perspectiva del niño, si lo hubiere. Este proceso se puede atravesar por la vía del enfrentamiento o bien, como la posibilidad de transformar el conflicto en oportunidad. Respecto de la adopción, desde hace tiempo me dedico a investigar las razones que motivan los fracasos y las mal llamadas “devoluciones” durante la guarda preadoptiva. La demora en los procesos, la falta de apoyo y seguimiento interdisciplinario, la falta de idoneidad al momento de la selección de los postulantes, etcétera. Es evidente que no basta con el deseo genuino de ser padres. Resulta imprescindible reconocer la propia realidad emocional al tiempo de asumir la decisión.
-¿Reconocés las influencias de Eva Giberti y Laura Gutman?
-Reconozco y agradezco. Laura es mucho más que una referente profesional. Fue un puente, además, en el arte de hilvanar mis diferentes recursos, un sostén al tiempo de criar niños. Su presencia habilitó mi capacidad de cuestionar certezas, de romper moldes, de recorrer otros senderos. De incorporar ideas, miradas. En fin…es mi maestra y amiga. Ella es quien organizó el método de la Biografía Humana. A Eva la conozco desde su enorme labor, su compromiso con la infancia, su mirada realista sobre la adopción, las cuestiones de género, los derechos humanos. Tiempo atrás, le pedí ayuda para abordar aspectos relativos a la adopción. Le conté que estaba muy conmovida frente a la cantidad de desistimientos durante las guardas preadoptivas. Me respondió que con el dramatismo no logramos nada. Esa frase fue contundente, llegó a las vísceras.
-¿Cómo manejaste la posibilidad de armar una fundación?
-A partir de la charla con Eva, el trabajo de investigación y el interés por conocer y sentir desde adentro el tema de la adopción, me puse en contacto con un Hogar de niños. Hoy en día presto colaboración en el departamento jurídico de esa fundación. Es maravilloso sentir el poder de la red. El amor que circula dentro de la fundación a través de la entrega y la solidaridad, es enorme y centrífugo. Días atrás me llegó la noticia del cierre de un hogar, resulta muy doloroso. En CABA han sido varios en este último tiempo.
-¿Por qué la astrología tiene “mala prensa”?
-Llevo muchos años en el aprendizaje de este lenguaje. Tuve que despojarme de los prejuicios que generaba la Astrología. Su banalización en parte era alentada desde los medios y por quienes jugaban al “oráculo”. De un tiempo a esta parte algo se está moviendo en positivo, como si hubiera una necesidad de abrir otros enfoques. El sentido que se le otorga depende de la integridad y sensatez del profesional. He conocido grandes maestros. Adhiero a la Astrología Humanista con asiento en el pensamiento Junguiano, diferente a la práctica tradicional o predictiva. Lejos de cualquier intento de adivinación, la astrología es una especie de brújula que nos ayuda a conocernos y descubrir caminos más próximos a quiénes somos profundamente. Y nos acerca a la comprensión de lo que nos trae el destino.