Un hombre vuelve al barrio de su infancia. En la esquina de la calle Palos, todavía sobrevive una casa abandonada. Ese espacio, que solía ser un lugar de aventuras y relatos fantasmáticos, hoy esconde un secreto o, más bien, una verdad silenciada durante años. Tres cajas encuentra el hombre entre los escombros. Como si fuera el descubrimiento de un tesoro perdido, esas cajas revelan un misterio, la versión no contada de la historia: un arsenal de fotos y documentos de 1979 son la evidencia que comprueba la llegada de los extraterrestres al barrio de La Boca. Así empieza “Laboca1979”, una cuenta de Instagram que difunde estas imágenes olvidadas.
En diálogo con Tiempo, Juan Maresca, su creador, las define como “las primeras fake news positivas” (realizadas con IA) sobre la mística futbolera, el amor universal y el barrio de La Boca, epicentro de irradiación de una comunidad intergaláctica.
Los extraterrestres aterrizaron en Casa Amarilla
Tantas especulaciones e hipótesis científicas, y al final los extraterrestres ya habían llegado. Pero eso no es todo: aterrizaron en Casa Amarilla, y ahí se quedaron, prendidos al encanto del barrio y su gente. “Al principio, nos asustamos mucho, pero con el tiempo descubrimos que no habían venido en busca de agua potable, tierras, materias primas o esclavos; habían venido para estar con nosotros. Para ser vecinos del barrio. Para ser hinchas de Boca. Para ayudar a los niños, a los ancianos, a las mujeres, a todos», cuenta en uno de los posteos Miguel, el primero que los vio descender. Estas declaraciones se van sumando a las de otros vecinos, Laboca1979 es como una gran novela coral que se retroalimenta con diferentes voces, juega con el género periodístico y se bifurca en distintos episodios.
Estamos en 1979. A poco del aterrizaje de los extraterrestres, otros personajes aparecen por el barrio: unos señores con bigotitos y autos verdes, que buscan información y expanden rumores nocivos. Los extraterrestres habrían venido para hacer el mal, las abuelas que van a la Iglesia y no quieren que los extraterrestres entren en ella prenden fuego todo. Por supuesto, esto termina en tragedia. Casa Amarilla se convierte en un cementerio galáctico, ahí entierran y lloran a los muertos. Pero el clima de tensión e intolerancia dura poco; el barrio es rico en personajes de todas las especies, crean comunidad y difunden sus mensajes de amor y unión. Algunos extraterrestres se convierten, incluso, en verdaderos agentes contra el crimen. Los nenes compran revistas Billiken para aprender sobre ellos; los adolescentes usan globos (azules y amarillos, por supuesto) para imitar el viaje de las naves espaciales; los extraterrestres construyen una nueva iglesia con los colores de Boquita. Precisamente ahí es donde se celebra el primer matrimonio intergaláctico de la historia, que luego es tapa de la revista Gente. Adidas y Coca Cola lanzan campañas publicitarias con el fenómeno. En este mismo año, Ringo, Quinquela Martín, Fiorucci y Andy Warhol pasan por La Boca; La Boca los inspira y ellos inspiran a La Boca.
El arte y la inteligencia artificial
Juan Maresca nació en 1971 y vivió toda su infancia en el barrio de Caminito. Se fue de Argentina hace quince años, en el 2008, en pleno conflicto con el campo. “Ese fue el comienzo de lo que se empezó a perfilar como ‘la grieta’, el país estaba invivible emocionalmente. Prendías la televisión y era todo odio, una pelea infinita”, dice. Decidió irse a San Pablo, donde trabajó como publicista y creó su propia compañía. Hace un año, volvió a mudarse de país y se fue a Italia. “Y acá dije, bueno, estoy en el país del arte es hora de ser artista, lo que siempre quise”, cuenta.
El redescubrimiento de ese deseo lo llevó a conectarse con su infancia en La Boca. “Es un lugar de añoranza. Empecé a hacer esta cuenta para mis amigos, para reírnos. Es un proyecto que no sale nunca del barrio, todo pasa ahí. La Boca inspira a la gente, que siempre termina toda abrazada y cantando, no hay muchos problemas en la historia. Es un proyecto de amor. Cuando empecé a hacerlo, justo estaba leyendo un libro sobre el éxodo del pueblo judío, entonces se me ocurrió que probablemente a estos extraterrestres los iban a querer expulsar y ahí armé la trama de los bigotitos con los Falcon verdes, que es una referencia a la época también. Pero ese es el único conflicto que hay”, detalla. Hay otras dos referencias que tiene presente a la hora de escribir los textos de los posteos: Isaac Bashevis Singer, el premio Nobel con el que está obsesionado hace dos años, y Lovecraft, el autor que devoraba cuando era chico.
Para crear las imágenes, Maresca se vale del programa de Inteligencia Artificial MidJourney. “Durante dos meses, tuve que facilitarle fotos de 1979 para que las imágenes que produjera tuvieran esa estética. Y, también, la fui capacitando para que las caras de la gente no parezcan norteamericanas, que sean caras del barrio, que uno se sienta en La Boca, para eso le pasé fotos de mis amigos. Después, obviamente, la IA no me da la imagen perfecta, entonces la mejoro en Photoshop, le agrego un escudito de Boca en alguna pared o cosas de la época”, explica.
Cuando le preguntan por las polémicas actuales entre el arte y la Inteligencia Artificial, Maresca responde: “A lo largo de la historia, los artistas construyeron distintas herramientas para crear. Sin ir más lejos, un genio como Miguel Ángel para pintar la Capilla Sixtina diseñó unos andamios que le permitían llegar hasta el techo, ese fue su hardware. Todos necesitamos andamios”. La referencia no es casual, Juan Maresca se ha dedicado desde siempre, aunque de forma discontinua, a las artes plásticas. Hace diez años, expuso en el Museo Evita más de 17 piezas de serigrafía sobre Perón y Evita en versión brasileña. “En Brasil no se conoce qué es el peronismo, entonces los hice nacer en Brasil y «Evinha» es una bahiana”, dice.
La Inteligencia Artificial se convirtió en su «andamio» para construir el universo de Laboca1979, con herramientas nuevas, una idea vieja. En La Boca pasan cosas extraordinarias; como Maradona, como el loco Gatti, es un paréntesis en la Tierra, un barrio de otro planeta.