Se cumplen hoy, 27 de mayo, 40 años de la desaparición de Héctor Germán Oesterheld, quien demostró que la ficción no es inofensiva y que el verdadero héroe, el que tiene capacidad para transformar la realidad, es el héroe colectivo. Así lo consignó en el prólogo de El Eternauta: El único héroe válido es el héroe en grupo, jamás el héroe individual, el héroe solo.
Con dibujos de Francisco Solano López la historia de su héroe colectivo, Juan Salvo, marcó un antes y un después en la historieta argentina y aún sigue teniendo absoluta vigencia. Quizá no sea mera ficción que Salvo, haya atravesado la eternidad para contar la invasión alienígena y hablar de la nieve tóxica que cubrió Buenos Aires, porque su historia sigue interpelándonos y siempre es motivo de nuevas lecturas.
En 2012, cuando Mauricio Macri era jefe de Gobierno de la Ciudad, prohibió su distribución en las escuelas. Diario Registrado lo consignó entonces de esta manera: No, no entra. No, definitivamente no, ni entra ningún tipo de manipulación ni de adoctrinamiento. Que nuestros jóvenes sean libres, que lean toda la biblioteca, que se eduquen de la mejor manera posible, porque lo único que les garantiza su propia libertad es lo que hayan adquirido como conocimiento. Con esas palabras dichas a Radio 10, Mauricio Macri volvió a prohibir en el ámbito educativo de la Ciudad de Buenos Aires el mismo libro que prohibió la dictadura. Y no es una coincidencia. Porque para el empresario se trata de un sinónimo de manipulación y adoctrinamiento político.
La primera parte de El Eternauta salió desde el primer día y número a número, en la contratapa de Tiempo Argentino, que apareció en mayo de 2010. Los 40 años de la desaparición de Oesterheld coinciden con los 40 años del nacimiento de las Madres de Plaza de Mayo. Coinciden también con el primer año de vida del nuevo Tiempo Argentino, el diario cooperativo que fundamos los trabajadores luego del impune vaciamiento perpetrado por sus dueños.
El caso de Oesterheld fue uno de los ejemplos más trágicos y dolorosos de la dictadura cívico militar en la Argentina. Militante de Montoneros, no sólo desapareció él, sino también sus cuatro hijas, dos yernos y dos nietos nacidos en cautiverio. Su mujer, Elsa, sobrellevó con entereza la tragedia de su familia devastada y crió a su nieto Martín, que tenía tres años cuando le fue entregado por los militares luego del asesinato de sus padres. Elsa falleció en 2015. Siempre dijo que ni ella misma sabía cómo había logrado sobrevivir a esa enorme tragedia.
Oesterheld, nacido en 1919, era geólogo de profesión pero la literatura era sin duda una vocación muy fuerte en él. Desde joven se dedicó a escribir cuentos infantiles. El Eternauta apareció por primera vez en Hora Cero Semanal en 1957. Se la promocionó entonces como «la historia del hombre que viene de regreso del futuro, que lo ha visto todo, la muerte de nuestra generación, el destino final del planeta.
En 2014, la versión en francés fue presentado en el Salón del Libro de París, publicado por Vertige Graphics. En ese momento, Juan Sasturain, gran difusor de su obra, dejó en claro que el secuestro y asesinato de su autor no estaban relacionados con El Eternauta, sino con su militancia. Él era un militante revolucionario- dijo- que llevó hasta las últimas consecuencias su enfrentamiento al régimen. El itinerario ideológico de Oesterheld es ejemplar y comparable con el de Rodolfo Walsh, ambos eran hombres de clase media que fueron optando cada vez más radicalmente hacia una respuesta contundente a los sucesivos gobiernos militares en nuestro país.
Aunque no hay certezas absolutas, se supone que el autor de El Eternauta, la obra que rompió con los cánones clásicos del comic, y tantas otras historias extraordinarias fue asesinado en 1978, bastante después de su secuestro. Seguramente su recuerdo, convertido en memoria colectiva, también logrará, como lo hizo Juan Salvo, atravesar el tiempo y derrotar el olvido.