El imprevisible Bob Dylan por fin le dio señales a la Academia Sueca y, según lo anunció la secretaria del organismo, Sara Danius, por fin el músico irá a Estocolmo a recibir el Nobel de Literatura. De no hacerlo antes del 10 de junio, no podrá cobrar la jugosa recompensa económica con que está dotado el galardón. También deberá escribir un discurso de aceptación a partir de un plazo máximo de seis meses a partir del 10 de diciembre.
Dylan nunca confirmó si aceptaba el premio aunque informó por carta que no iría a recibirlo en el mes de diciembre pasado porque se lo impedían una serie de compromisos previos. Luego escribió un desconcertante discurso de agradecimiento que poco tenía que ver con su actitud previa.
Finalmente, el músico y poeta logró hacer las cosas a su manera: el encuentro con los integrantes de la Academia Sueca se dará este fin de semana en el marco de un encuentro pequeño e íntimo del que los periodistas estarán ausentes por pedido expreso del premiado. En él se le hará entrega del diploma y la medalla.
Aunque imprevisible, Dylan tiene un gran sentido práctico, ya que hace coincidir su encuentro con la Academia con una serie de recitales que ofrecerá en la ciudad de Estocolmo. Mientras tanto, aunque un tanto acallados, los debates sobre sus merecimientos para recibir el Nobel continúan. Sobre todos los poetas sienten que es injusto premiar a quien no se ha dedicado su vida entera a la poesía, sino que ha centrado su labor artística en la música.