Con la dirección general de Ana Alvarado se estrena el sábado 16 Diarios de 15, una experiencia performática en la que dirige al grupo de Tititiriteros de la UNSAM. Se trata de un espectáculo montado en base a extractos de diarios íntimos de personas que tuvieron 15 años en cuatro décdas diferentes, de 1970 a 2000.
Alvarado es autora y directora teatral y tiene con una trayectoria de 30 años durante la que se ha dedicado a investigar en el campo de la escena expandida y los cruces entre el teatro de actores, el de objetos y los nuevos medios. Dirige la carrera de Dirección Escénica de UNA. En la misma universidad dirige el posgrado Teatro de Objetos, Interactividad y Nuevos Medios. Dicta la materia interpretación y Dramaturgia en la Licenciatura en Artes Escénicas de la UNSAM y participa de la gestión de su área de Teatro, Títeres y Objetos. En diálogo con Tiempo Argentino habló de su nueva propuesta
–¿En qué consiste específicamente Diarios de 15?
– Es un trabajo en el que dirijo a la Compañía de Titiriteros de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Es una compañía que ya tiene una trayectoria, que ya ha hecho otros espectáculos, que ha viajado por el mundo. En este caso, lo que tabajé con ellos es el tema de la adolescencia a partir de la idea de hacer un texto tomando como base los diarios de 15 que era una especie de librito que se les daba a las chicas en una época cuando cumplían 15 años. Eso se fue perdiendo como formato, pero las chicas siempre tenían sus libretas. Los chicos también las tenían, pero menos. Yo conseguí diarios de ese tipo y a partir de ahí les hice una propuesta a estos titiriteros y actores de que cada uno trabajara con su propia memoria de la adolescencia y fuimos haciendo una secuencia con actorales y con objetos. A veces en la secuencia también hay lecturas de notas. A su vez esto está intervenido también por bailes con distintas músicas que uno puede identificar con la adolescencia. Los diarios en los que me basé son de personas que fueron adolescentes a finales de la década del 70; otros, en la década del 80; otros, en la del 90 y otros, en la del 2000. Hice también pequeños reportajes y un relevamiento documental de eventos de la época.
-¿Dónde se podrá ver este trabajo?
-El trabajo es un recorrido que se va a hacer en Sánchez de Bustamante 75 que es el Centro de Arte de la UNSAM que tiene dos espacios. El de abajo, en el subsuelo, es de tipo expositivo, un espacio muy grande donde a veces se hacen muestras y demás. No está planteado como una superficie teatral, pero es un espacio muy grande. Nosotros vamos a instalar todas estas secuencias dentro de este espacio y el público va a empezar primero con una instalación, una lectura de diarios de 15 y luego va a recorrer la secuencia. Nosotros lo vamos a ir llevando por distintos eventos que traen a la memoria músicas, objetos, recuerdos, habitaciones de cuando cada uno tenía 15 años y lo haremos a través de los títeres, la actuación, los objetos, la música. Cuando sea el momento del baile a los mejor los invitamos a bailar, aunque, por supuesto, no están obligados a hacerlo.
-¿Este hecho artístico puede ser definido como una performance?
-Sí, yo le puse performativo porque tiene algo de performance. De todos modos, las secuencias son escénicas, son como pequeñas obritas de teatro de siete minutos, pero la actividad del público sí tiene algo de performático porque no está sentado en una butaca a la italiana, sino que va a tener que caminar o llevarse su sillita y trasladarse con ella a la secuencia siguiente o buscar otra.
– Entre tus muchas actividades dirigís el área de títeres y objetos de la UNSAM. ¿Es una carrera en títeres?
– La UNSAM tiene una licenciatura en artes escénicas que se divide a partir de un momento en opción circo, en opción títeres u opción danza, es decir que se focaliza. El título que se otorga es el de licenciado. Es una carrera de grado, o sea que los chicos pueden entrar a artes escénicas apenas terminan el secundario y elegir una vez en la carrera cualquiera de estas tres orientaciones.
– Entiendo que es la única universidad de Argentina que ofrece esta posibilidad en lo que se refiere a títeres.
-Sí, como carrera de grado es la única. En la UNA hay un posgrado de Teatro de Objetos, Creatividad y Nuevos Medios pero es una especialización que va más al teatro de objetos y a la tecnología. En el caso de la UNSAM el alumno, además de las materias teóricas que componen la licenciatura, se especializa en el área de títeres y objetos, en la actuación y fabricación.
– El teatro de títeres y objetos ha cobrado mucha importancia en la Argentina en los últimos tiempos. Antes estaba relegado a la actividad escolar, especialmente a las maestras jardineras. ¿Qué fue lo que contribuyó a ese desarrollo?
-La historia comienza con algunas figuras que estaban vinculadas a la educación como Mane Bernardo y Sara Bianchi; también con poetas como Javier Villafañe. En el país no es una tradición milenaria, sino que tiene unos cien años.
-¿Cómo fue tu recorrido en particular en el área de los títeres?
-Mi maestro fue Ariel Bufano, porque formé parte de su elenco en el Teatro San Martín. Creo que ese grupo generó una resonancia grande en la ciudad como espectáculo de sala. Acercó al títere a la sala teatral. Ese fenómeno promovió mucho la divulgación. La tradición más popular y trashumante ya se venía manifestando desde hacía tiempo, pero esto instaló al títere en el mundo del teatro. Formé parte también de otro grupo que se llamaba el Periférico de objetos en el que hubo una derivación hacia el público adultos con otras características. En relación con el momento en que empecé, veo hoy una diversidad importante de propuestas dentro del área de objetos, salas específicas para títeres. Ese tipo de lenguaje ha crecido mucho.
-El crecimiento también coincide con un borramiento entre las fronteras de las artes en todas sus expresiones.
-Sí, totalmente. Creo que en el espectáculo que propongo está influido precisamente por este borramiento de las fronteras. Eso nos acerca a una zona intermedia que uno puede llamar espectáculo teatral en el que puede estar todo junto, la multimedia, la actuación, los objetos
Después también están las especificidades porque los títeres siguen teniendo su territorio propio.
-¿Cuál es, en general, la respuesta del público adulto a estas manifestaciones en las que confluyen diversas expresiones?
-El público hoy está mucho más entrenado e incluso muchas veces se nos adelanta y toma decisiones que uno no esperaba. No le sorprende tener que moverse, buscar la escena, lo que antes era muy complejo. Hoy está muy preparado.
-¿En el espectáculo que vas a hacer en la UNSAM tiene participación del público?
-Éste específicamente no. Puede haber una convocatoria a bailar y, al principio, yo voy a proponer que si alguien quiere traer en las siguientes funciones una página de su diario está invitado a hacerlo, pero no va a haber una interacción con la escena, sino momentos precisos en los que puede participar.
-¿Cuál es el público que asiste a ese tipo de propuesta?
-El que yo imagino es un público adulto joven, pero tengo mucho interés en que vengan adultos de todas las edades. También puede haber adolescentes, aunque este espectáculo se refiere específicamente a la adolescencia, es decir, habla del adolescente, pero no está pensado para él. Muchos adolescentes, sin embargo, pueden identificarse y pasarlo muy bien, pero en principio está dirigido a un público adulto y yo fantaseo que ese público va ser joven.
-Los diarios íntimos eran objetos más bien destinados a las chicas. Tenían tapa dura y por lo general una traba con una llavecita para resguardarlo de las miradas ajenas. ¿Dónde se vuelca hoy la intimidad a esa edad? ¿Siguen existiendo los diarios o ha sido desplazados por la tecnología?
– Los diarios íntimos como tales ya no existen. Lo que me ha dado gente que tenía 15 años en el 2000 son cuadernos muy llenos de imágenes, con fotos, troquelados. En esos cuadernos se trabaja mucho más la imagen y apenas hay referencias a algunas frases. Hay una lectura visual más que escrita. En los 70 una chica escribía. Hoy hay señales, flechas, fotos. Aunque no hice un relevamiento, supongo que los que ahora tienen 15 años se deben expresar digitalmente a través de internet. En un período hubo blogs bastante personales. No trabajé sobre chicos de 15 hoy, pero sí veo que se comunican mucho en grupos de amigos, que pasan mucha información personal a través de Facebook o través de un whatsapp.