Por primera vez en 2013 los herederos del empresario de máquinas de coser Lewenstein iniciaron acciones legales para que se les restituyera la valiosa obra firmada por Vasili Kandinsky (1866-1944) que había sido vendida a un museo de Ámsterdam durante la ocupación nazi.
Según los herederos, la obra se vendió en una subasta en el Museo Stedelijk de Ámsterdam bajo coacción de Robert Lewenstein, el hijo de Emmanuel Lewenstein, y su esposa Irma Klein, en octubre de 1940, cinco meses después de la invasión de los Países Bajos por Alemania. La demanda fue remitida a los tribunales de Àmsterdam y en 2020 este desestimó la demanda. La apelación de la familia determinó que un nuevo comité estableciera que le caso debía ser revaluado.
Finalmente, el municipio de Ámsterdam renunció oficialmente a la pintura de Kandinsky y esta fue entregada por el museo Stedelijk a los herederos de la pareja judía que era su propietaria.
La pintura, cuyo valor oscila entre 20 y 60 millones de euros, había sido comprada por su dueño en una cantidad que no se reveló y rematada en su momento por 160 florines. Se trata de la obra pictórica más valiosa restituida por el gobierno holandés.
Las autoridades que devolvieron el cuadro no apelaron al deber legal de hacerlo, sino a un deber moral. El director del museo dijo que la despedida de aquella obra era “una despedida con melancolía” y la consideró un eslabón importante de la colección del museo.
«Parte del acuerdo con los herederos es que no hay más litigios en este asunto», dijo Marit van Kooij, portavoz de Touria Meliani, teniente de alcalde de Ámsterdam.
Vassily Kandinsky, nació en Moscú pero luego se nacionalizó aleman y, más tarde, francés. Es considerado el pionero del arte abstracto, razón por la cual sus obras son muy conocidas por los interesados en esta corriente y se venden en grandes sumas.
A los 30 años había consolidado una sólida carrera docente en el área de las artes plásticas, la que abandonó para estudiar pintura en Munich, ciudad donde conoció a creadores de la talla de Paul Klee con quien mantendría una estrecha amistad.
Desde principios de su carrera como pintor, Kandinsky mostró un gran interés por el color, lo que muestra una clara influencia del fauvismo. En su autobiografía cuenta que lo que más le interesaba era, en efecto, la cuestión cromática y no las formas y que el valor de sus obras residía, precisamente en la riqueza del color. Su experimentación pictórica se volcó en este sentido y, en 1910, la representación del afuera había desaparecido de sus obras que se volcaron a partir de este momento totalmente a la abstracción.
Sus trabajos evolucionaron y adquirieron una mayor estructura por influencia de la Bauhaus. Clausurada esta escuela en 1933 por el nazismo, Kandinsky se estableció en Francia e intensificó su búsqueda de formas propia que no “representaban” objetos de la realidad.