La búsqueda de los restos físicos de Federico García Lorca se han convertido en un drama largo y penoso no exento de patetismo. En ella se mezclan el empeño y la tenacidad de asociaciones particulares interesadas en recuperar no sólo los huesos del poeta, sino la dignidad de un pueblo que no se decide (o no se atreve) a revisar su propia historia ni a purgar los crímenes que todavía permanecen impunes, con una actitud por parte del estado que en el mejor de los casos puede considerarse tibia, y el silencio de gran parte de un pueblo (el español) que por momentos recuerda al de Fuenteovejuna, la clásica pieza teatral de Lope de Vega.
No han sido pocos los intentos por dar con la fosa común en la que permanecen ocultos desde hace 80 años los restos del poeta, junto con los del maestro republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, todos asesinados en aquella fatídica madrugada de agosto de 1936. También abundan las historias cruzadas que emplazan el lugar del entierro anónimo en diferentes solares ubicados en el camino que separa a los pueblos granadinos de Fuente Vaquero y Alcafar. Así hay quién dice que la fosa se encuentra más acá y quien señala que un poco más allá, dando por resultado que los cuatro cuerpos asesinados continúen desaparecidos. A eso deben sumarse las idas y venidas de los diferentes estados involucrados, que a veces acceden a apoyar las excavaciones de manera timorata, mientras que otras veces se niegan a seguir financiando la búsqueda.
Durante el mes de junio de 2015 la asociación Regreso con Honor pidió a la Junta de Andalucía el correspondiente permiso para iniciar la búsqueda, solicitud que fue aceptada un año después, permitiendo que los solicitantes recién pudieran recomenzar con la búsqueda hace poco más de un mes. Se trata, según han confirmado fuentes del propio gobierno andaluz, de la primera vez que una autorización de este tipo es pedida sin solicitar dinero para su financiación. Los servicios jurídicos de la Junta dictaminaron que no es necesario el permiso de la Administración para trabajos privados de localización de víctimas del franquismo, lo que le permite a los promotores de la búsqueda seguir sondeando la zona del posible enterramiento, un antiguo campo de instrucción de las tropas falangistas conocido como Peñón del Colorado. Sin embargo aclararon que en caso de aparecer restos óseos con evidencias de muerte violenta que pudieran haber pertenecido a represaliados por el franquismo, entonces la Administración autonómica de la provincia deberá hacerse cargo de las tareas de exhumación.
El proyecto cuenta con los respaldo de la familia Galindo y de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en calidad de «familia política» de Arcollas y Galadí. Sin embargo, y para complicar aún más la novela de la búsqueda, la asociación Regreso con Honor ha denunciado que su investigación fue permanentemente obstaculizada por parte de los descendientes de García Lorca, una actitud que habría provocado la demora de una respuesta positiva por parte de la Junta. La confirmación del permiso permitió a Regreso con Honor comenzar con la tercera fase de una búsqueda, después de que las dos anteriores, llevadas adelante en los años 2009 y 2014 por la propia Junta y que finalizaron sin hallar evidencias de enterramiento.