El escritor Dalmiro Sáenz, fallecido hoy a los 90 años, fue despedido por colegas, lectores y personalidades de la cultura y el espectáculo, quienes celebraron la mordacidad de sus provocaciones, recordaron sus sagaces intervenciones mediáticas y destacaron la calidad de su obra literaria, sobre todo la cuentística en los comienzos de su trayectoria. Desde que la noticia de su muerte empezó a circular en los medios de comunicación, en Twitter el hashtag con el nombre de Dalmiro Saénz se convirtió en tendencia en esa red social, donde cientos de usuarios lo homenajearon con imágenes y frases en la que recordaban, por sobre todas las cosas su provocadora mirada en sus años de mayor circulación mediática.

Tan versátil como provocador, la partida del autor de Setenta veces siete, La patria equivocada o Yo también fui un espermatozoide fue lamentada en las redes sociales por personalidades como el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, hasta políticos como Alberto Fernández y figuras del espectáculo como la conductora Mirtha Legrand. Por su parte, Avelluto escribió en su cuenta de Twitter: «Adiós Dalmiro. Nos hiciste reir y pensar mucho. Nosotros también fuimos un espermatozoide», mientras que la conductora también se refirió a la muerte del escritor en la presentación de su programa Almorzando con Mirtha Legrand.

En diálogo con Télam, Vicente Battista reivindicó la faceta cuentística del escritor en sus primeros años de producción literaria. «Mi generación fue marcada por sus primeros libros de cuentos. Para nosotros era un ícono del género. Son cuentos buení¬simos, muy duros, con un lenguaje inusual para la época y cumplen con todas las caracterí¬sticas de lo que aquello años se pedí¬a: narraciones breves, golpeadoras y con calidad». A entender de Battista, cuando su obra se convirtió en producto de consumo masivo, Sáenz empezó «a producir para los de afuera: la imagen del escritor fue tapando a la del narrador, quedó más Dalmiro que su literatura. Pero yo creo que esto que le ocurrió en vida va a cambiar y lo que van a quedar son sus cuentos».

Para el editor Daniel Divinsky, Sáenz «fue un tipo marginal en el medio. Era como un anarquista católico que no estaba enrolado en ninguna línea. Su literatura no tenía muchos antecedentes y no tenía seguidores de su obra porque no hizo escuela. Los sectores intelectuales nunca lo tuvieron como referencia, pero sin embargo fue un best seller». A su turno, el escritor Juan Terranova, en una nota que publicó a través de Twitter, sostuvo que «Dalmiro Sáenz es un poco el paradigma de autor que pega una y erra diez». «Escribir libros. Reírse un poco. Pelear siempre el ascenso. Morir a los 90. Nada mal. Gracias, Dalmiro», escribió en un tuit.

Acerca de la obra, el fundador de Ediciones de la Flor aseguró a esta agencia que el escritor mantenía una «actitud desafiante hacia el momento y la sociedad a partir del lenguaje y las temáticas que trataba», mientras que por su parte Marcelo Birmajer recordó su clásico Quién, yo el cual le reveló que «se podía hacer un libro exclusivamente de humor en un tono literario». «El manejo del disparate 38 años después de haber leído ese libro cuando tenía 12 o 13 años aún lo recuerdo. Esto lo convierte en un buen escritor. Ojalá se divierta allá también», agregó Birmajer. La sagacidad de su obra también la llevó a los fueros de su vida personal. «Era mordaz y provocador -apuntó Battista- Por aquellos años el círculo intelectual curtía el perfil de escritor romántico, torturado. En cambo, Dalmiro junto a Tato Pavlovsky y David Viñas eran deportistas y conquistadores de mujeres, otro perfil».