No te escucho, por favor te lo pido que van tres días que no te escucho. Así comienza Gesolmina Blablablá, en la apertura musical de una historia en formato de capítulos entre dos personajes: Gelsomina (Daniela Fortunato Lynch), sorda y artista y Blablá (Natalia Tesone), una oyente y narradora de cuentos. La pieza de Gabriela Bianco sobre una idea de Fiorella Corona transcurre en un paraje del norte argentino, en una tierra que tiembla con la voz, narrando una vida que podría ser la de cualquiera.
Sucede que las artistas solitarias se encuentran en la esquina del pueblo con el conflicto de que a Blablá no se le ocurren historias, por lo que extraña su casa y Gelsomina se siente afligida porque nadie quiso escuchar la propia. ¿Escuchar o ver? Esa será la cuestión para la comprensión cultural del espectáculo, accesible a chicos oyentes y sordos.
Blablá resulta del nombre artístico definido en la escena para Blanca.En cambio, Gelsomina recibe la inspiración de Fellini y Gianni Rodari como fuentes externas del cine y de la literatura infantil en términos de diversidad y de búsqueda de la aceptación de lo extraño, tal como escribe Bianco sobre esta pieza que propone un viaje intergaláctico con la presencia de dos lenguajes: el español y la lengua de señas argentina.
Desde la butaca recibimos cantos, recursos de nariz roja, uso de máscaras, figuras de mano con varilla y vestuarios multicolores, que magnifican la representación visual enriqueciéndola de matices.
Natalia es sorda y actúa a Blablá oyente; Daniela es oyente y actúa a Gelsomina sorda. La operación, además de pensarse como incluyente, exhibe un trabajo de dirección y actuación extraordinario, pedagógico y estético, poco convencional a nivel teatral, a cargo de la Compañía Vocativa Teatro Incluso. Para la asistente de la obra, Marigela Ginard, la observación está puesta en la respuesta de la risa proferida por el público: Es interesante cómo la gente va armando la conexión con el personaje. Y Bianco agrega respecto de Natalia en el papel de Blablá: Lo que empezó siendo un remplazo actoral terminó siendo un fenómeno interesante para resaltar: la que no escucha le pide a su compañera No me grites que no soy sorda.
La compañía despliega su estética para mostrar en este cuento teatral colorido, sonoro y gestual un deseo de hablar y escuchar al otro, con afecto, arte, comprensión y concientización individual y social muy posibles de alcanzar. «
Gesolmina Blablablá se presenta domingos a las 15 en Nün Teatro Bar: Ramírez de Velasco 419.