Cuando su presencia reiterada como uno de los candidatos más firmes a recibir el Nobel había consolidado un escepticismo generalizado, Bob Dylan ganó hoy el máximo galardón de la Academia Sueca de Literatura 2016 por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción.
Los apostadores que habían puesto mayoritariamente sus fichas al español Javier Marías, al argentino César Aira, al japonés Haruki Murakami o al estadounidense Philip Roth vieron defraudadas sus expectativas cuando se anunció al ganador.
La tarea de estuvo de informar el fallo del jurado estuvo a cargo de la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, quien a las 13, hora sueca, anunció que el Nobel le había correspondido al estadounidense de 75 años.
«Si miramos miles de años atrás,-aseguró Danius- descubrimos a Homero y a Safo. Escribieron textos poéticos para ser escuchados e interpretados con instrumentos. Sucede lo mismo con Bob Dylan. Puede y debe ser leído.» La web de la Fundación Nobel, por su parte, dijo que el galardonado es un gran poeta en la tradición de la lengua inglesa, muy original y que durante 54 años ha seguido actuando y reinventándose a sí mismo.
Además de la producción de sus álbumes de canciones , la institución también ha valorado trabajos experimentales como Tarántula (1971) y una recopilación de sus escritos y dibujos en 1973. A lo largo de su trayectoria profesional ha recibido un reconocimiento global con un Oscar, el Príncipe de Asturias de las Artes 2007 y el premio Pulitzer en 2008, entre otros prestigiosos galardones.
Hoy Dylan pasa a integrar la lista mayoritaria del Nobel: los de autores de habla inglesa. Sin embargo, el galardón obtenido vuelve a poner sobre el tapete una discusión vieja: si un músico puede ganar el máximo galardón de la Academia Sueca porque se pone en cuestión si las letras de una canción pueden ser consideras como literatura.
Bob Dylan nació el 24 de mayo de 1941 en Duluth (Minnesota) en una familia judía norteamericana de clase media. Su interés por la música se reveló ya de adolescente cuandoocó en varios grupos y se interesó en profundizar en la tradición de la música folk americana.
En 1961, cuando se instaló en el Greenwich Village de Nueva York, conoció a uno de los más importantes cultores del género Woody Guthrie. En ese mismo año el productor Bob Johnton lo acercó a Columbia Records y en 1962 publicó su primer álbum que llevaba su nombre a modo de título, Bob Dylan.
Su segundo trabajo, The freewheelin Bob Dylan (1963) incluía «Blowing in the wind», la canción que lo catapultó a la fama en todo el mundo. De 1965 es Bringing it all Back y de 1966, una de sus obras claves, Blonde on blonde, donde grabó junto a The Band.
En los 60, su música se volvió más espiritual quizá como consecuencia de su conversión al cristianismo que lo obligó a revisar sus convicciones religiosas. Se unió al movimiento fundamentalista Born again.
Los cambios no fueron del todo aceptados por su seguidores más fanáticos y su carrera sufrió algunos altibajos desde entonces. A finales de los ochenta, sin embargo, formó parte de un supergrupo, Traveling Wilburys, formado por George Harrison, Roy Orbison, Tom Petty y Jeffe Lynne. Editaron dos álbumes.
Hoy lleva grabados más de 40 discos de estudio. Entre ellos se destacan Love Theft (2001), Modern Times(2006) Tempest(2012) o Fallen Angels (2016). También ha publicado diversos recopilatorios como The Essential Bob Dylan y Bob Dylan Live. 1961-2000, que Columbia Records sacó a la venta cuando el poeta y cantante festejó su cumpleaños número 60.
Lo reciente de la noticia aún no ha dado lugar a la polémica intensa, es más que seguro que surgirán detractores y defensores de la decisión del jurado sueco ya que hay quienes consideran que la letra de una canción no es, en rigor, una poesía. Sin embargo, en este momento asistimos a una mezcla de géneros en que éstos debilitan cada vez más sus fronteras.