Las criaturas que conforman los corpus míticos de casi todas las culturas, de cualquier época y lugar, tienen su origen en una necesidad: un bestiario para representar los vínculos sensibles que estas establecían con el mundo. Canales para expresar distintos sentimientos o emociones, aunque hay uno que se destaca sobre el resto: el miedo, patrimonio de la humanidad que comparten todas las culturas. Por lo general, los temores colectivos son el origen de múltiples leyendas que, en su conjunto, ayudan a definir la identidad de un pueblo.
De abordar una parte de ese universo se ocupa la muestra Bestiario nacional. Criaturas del imaginario argentino, montada por la Biblioteca Nacional, que busca reunir y presentar de forma orgánica a esos personajes que nutrieron la imaginación de las diferentes civilizaciones que habitaron el territorio argentino a lo largo de la historia, para convertirse primero en supersticiones y más tarde en tradición. La exposición combina documentos, reproducciones facsimilares e ilustraciones con una gran variedad de objetos, y puede visitarse todos los días en la sede de la Biblioteca, con entrada libre y gratuita, hasta el 1° de octubre.
Apuntes para un bestiario nacional
Entre los personajes que la muestra aloja se encuentran algunos muy populares, como la Luz Mala, el Lobizón, el Pombero y hasta el Nahuelito, auténticos clásicos del folklore argentino que alimentaron los temores populares por generaciones. Pero dentro de este Bestiario también es posible hallar otras criaturas, como los duendes patagónicos, que entrecruzan tradiciones indígenas con las de distintas corrientes migratorias europeas.
O las diferentes aves de mal agüero, pájaros de la mala suerte como las lechuzas, los crispines o los atajacaminos, que proliferan en tierra cuyana. Mujeres fantasmales como la Alma Mula del noroeste o la Llorona, personaje que la región pampeana comparte con otras culturas de América latina. El Ucumar, el Kurupí, el Cuero y el Trauco patagónico, el Chancho de lata y hasta personajes benéficos, como la Pachamama, también forman parte de este universo.
Con curaduría de Fernanda Olivera y bajo el ala de la dirección de Cultura de la Biblioteca, a cargo de Guillermo David, el recorrido de la muestra ha sido organizado a partir de un eje geográfico. El mismo divide a la Argentina en cinco regiones (Cuyo, Litoral, Pampa, Patagonia y Noroeste), para presentar a los personajes que fueron desarrollando los pueblos que ahí habitaron.
Por supuesto que las características de estos personajes se modificaron con el tiempo, hasta encontrar su perfil definitivo. Esta evolución se encuentra vinculada sobre todo a dos factores, ambos ligados a los intercambios que tienen lugar entre las diferentes culturas. Por un lado, la apropiación que han ido haciendo de estas criaturas los pueblos pertenecientes a otras regiones. Por el otro, el gran mestizaje final que se dio a partir de la conquista española. Así se mantuvieron a flote sobre el flujo de la historia, llegando a reencarnar incluso en películas, libros e historietas.
En el texto que abre el catálogo de la muestra, David afirma que estas figuras o entidades de la tradición, “presuntamente barridas por la modernidad, resisten sin embargo en el alma de los pueblos” como “parte de la cultura popular”. Incluso, sostiene que las mismas han evolucionado a partir de esas múltiples interpretaciones que les fueron confiriendo las culturas que las han ido adoptando, garantizando su supervivencia.
En ese sentido, Bestiario Nacional busca realizar un aporte a esa labor de trascendencia, brindando un espacio para que esos relatos fundacionales se mantengan vivos. Y con ellos, este ejército de criaturas encantadoras cuanto terribles, que supieron ser fundamentales a la hora de darle cuerpo a una forma de entender y relacionarse con la realidad, que hoy constituyen una parte inalienable de lo que significa ser argentinos.
Bestiario nacional. Criaturas del imaginario argentino se puede visitar hasta el 1º de octubre de 2023 en la Sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional, Agüero 2502, de lunes a viernes de 9 a 21 hs. y sábados y domingos de 12 a 19 hs. Entrada libre y gratuita.
