Ástor Piazzolla escribió dos obras en las que la flauta traversa es protagonista: Historia del tango (1986), para flauta y guitarra y Six Etudes tanguistiques pour flûte seule, estos últimos editados en 1987. La característica y dinámica que tiene esta última obra hace que su «traducción» a un instrumento como el saxo, se convierta en algo casi natural.
Precisamente el destacado saxofonista argentino Jorge Retamoza, uno de los principales referentes de la inclusión de ese instrumento de viento en el tango, encara en su octavo disco, Seis Estudios Tanguísticos, la composición que el bandoneonista marplatense creó en el último período de su vida, el que dedicó principalmente a la escritura de partituras para formaciones académicas.
Según la flautista y docente valenciana Clara Fabuel Fullana, «Piazzolla normalmente para sus agrupaciones buscaba flautistas que vinieran del mundo del jazz. Requería este tipo de intérpretes por su «espontaneidad y libertad en la ejecución», características interpretativas que suelen estar muy asimiladas en estos. Los ejecutantes que incorporaba a sus agrupaciones eran músicos formados con el jazz y además tocaban el saxofón. A pesar de esto, no le gustaba que hicieran uso de recursos del género jazzístico en su música». Esta afirmación, sin embargo, no parece aplicarse a los resultados que se observan cuando los seis estudios son encarados por músicos como Retamoza.
Este álbum es la primera versión registrada de los Seis estudios tanguísticos a nivel mundial en formato de cámara, lo cual le imprime una amplitud sonora y una riqueza tímbrica que acrecienta aún más las características de este formato. Para el registro se contó con la colaboración del maestro Manfred Neumann, director de la formación de cámara de la Deutsche Radio Philharmonie Saarbrucken, Alemania, al frente de la Virtuosi Chamber Orchestra. La radio pública de Saarbrücken se sumó además como coproductora de la grabación y filmación llevada a cabo en la sala principal de conciertos de la Philharmonie.
Las seis secciones de la obra («Decide», Anxieux et rubato», «Molto marcato e energico», «Lento-meditativo», «Energico» y «Avec anxiété») poseen las características ya reconocidas en la música de Piazzolla, con un profundo trabajo contrapuntístico al que se suman momentos de lirismo en los que la orquesta y, en especial el protagonismo del saxo, acentúan su tono melancólico. Si bien debe ceñirse a la partitura, la interpretación de Retamoza se permite gestos de espontaneidad y libertad en la ejecución sin caer en excesos.
El álbum se completa con cuatro temas compuestos por el saxofonista: «Síntesis», «Un amigo en Berlín», «Plaza Miserere» y «Bailate esta», en los que la pulsión tanguera está mucho más presente, fundamentalmente por la formación que está a cargo de estas versiones (Matías Rubino en bandoneón, Gastón Harisquiry en piano, Roberto Seitz en contrabajo e integrantes de la Orquesta de Cámara del Congreso, con la dirección del Maestro Sebastiano De Filippi).Esta sección de la placa se completa con «Al invitado» de Eduardo Rovira, el otro bandoneonista vanguardista de los años sesenta que, lamentablemente suele no ser valorado en la medida en que lo merecería.
Como bonus, «Veinte años después» de Piazzolla y «Aire de Buenos Aires» de Gerry Mulligan a cargo del saxofonista al frente de su sexteto (Pedro Kiskurno en bandoneón, Pablo Matrínez en guitarra, Daniel Miguez en batería y los antes mencionados Harisquiry y Seitz) cierran un trabajo en el que Retamoza continúa mostrando su gran capacidad como embajador del sonido porteño por medio de un instrumento que, de a poco, va encontrando su lugar en el tango.