El centenario del nacimiento de León Ferrari se cumple exactamente el 3 de septiembre de este año. Sin embargo, no sólo ya se están planificando próximos homenajes, sino que hay algunos que ya comenzaron. Tal es el caso la galería Nara Roesler de Brasil, que exhibe de modo virtual la obra de Ferrari realizada en ese país, donde debió exiliarse entre 1976 y 1991. La muestra virtual León Ferrari em São Paulo cuenta con la curaduría de Luis Peréz-Oramas. La muestra puede visitarse en el sitio web de la Galería.
Además este jueves 18 de junio, a las 14.30 hora de Brasilia, Victoria Noorthoom, directora del Museo de Arte Moderno de ese país dialogará con Luis Péres-Oramas sobre la muestra a través del canal de You Tube de la galería. La conversación será en inglés.
Mientras tanto, como no podía ser de otro modo, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) prepara una próxima muestra que se llamará León Ferrari. Recurrencias y que recorrerá la vasta obra del artista. El público que la visite podrá ver sus trabajos realizados en variados soportes y técnicas: dibujos, pinturas, heliografías, objetos, videos, escultura y otros materiales que provienen de la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo y también de colecciones públicas y privadas. La curaduría de la muestra estará a cargo de Cecilia Rabossi y Andrés Duprat, director del MNBA.
En forma paralela, en el segundo piso del Museo se realizará la exposición Augusto Ferrari en la colección del Bellas Artes, constituida por una selección de pinturas y fotografías del padre del artista, que fue arquitecto y pintor.
Por su parte, México le rendirá homenaje a través del Museo Amparo Puebla donde tendrán lugar conversaciones, conferencias y performances que harán referencia al contexto en el que Ferrari produjo su obra. Con la coordinación de la curadora Magalí Arriola, abordarán episodios relacionados con la historia política, económica y social de América Latina. Estos materiales se podrán ver en la página web del Museo.
De esta forma Ferrari certifica una vez más la vigencia de su obra que sigue resultando provocadora y revulsiva para muchos sectores de la sociedad. Por si quedara alguna duda acerca de la incomodidad que es capaz de producir en determinados nichos de poder, bastaría con recordar el estruendoso escándalo que provocó una muestra retrospectiva de su obra realizada en el Centro Cultural Recoleta en 2004-2005. La reacción desató una verdadera batalla campal que fue recogida por Andrea Giunta en el libro El caso Ferrari, en el que compiló hechos y testimonios. Según lo expresó Giunta, los agresivos intentos de censura dieron como resultado “uno de los mayores debates producidos en la historia del arte argentino, generado por la obra de uno de sus más extraordinarios artistas.»
Dado el carácter provocador de su obra, sus nietas Paloma y Julieta Zamorano, encargadas de cuidar el legado del artista, han realizado muestras en lugares no convencionales acordes con el espíritu inconformista y cuestionador de las obras de su abuelo. Uno de ellos fue, precisamente, la redacción de Tiempo Argentino, donde el 20 de marzo de 2018 se inauguró la muestra Medios, Iglesia y ceguera. Transformada en galería de arte sui generis, los espectadores recorrieron la muestra, mientras los integrantes de la redacción hacían su trabajo. El entorno resignificó su obra que, según sus nietas, no es algo cerrado y acabado, sino que está en permanente construcción. Por eso Paloma propone la utilización de un verbo, “obrar”, para referirse a ella. En una visita a su taller realizada por Tiempo Argentino en 2017 expresó: «Jaula con aves es una obra que genera obra porque son las instrucciones para hacer una obra. Él donó 30 obras al Macro, el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario y entre ellas donó también esas instrucciones. Incluso cuando la censura las rompía, él consideraba que eso era parte de la obra misma, que contribuía a mantenerla viva, lo mismo que sucede con el diario de ustedes. La obra se completa cuando es percibida por el otro.”
Por esta razón, sus producciones plásticas corrieron en paralelo con sus intervenciones personales en el campo de la realidad que retrospectivamente también pueden ser vistas como parte indisoluble de su obra, como performances que la enriquecen. Por ejemplo, uno de los objetivos de Ferrari era que la Iglesia Católica demoliera el infierno, donde se prodigaban torturas contrarias al respeto por los Derechos Humanos. Para lograrlo, duplicando su gesto de irreverencia creó el Club de Impíos, Herejes, Apóstatas, Blasfemos, Ateos, Paganos, Agnósticos e Infieles en Formación (CIHABAPAI) y le escribió cartas al Papa.
En la revista Sudestada el propio Ferrari escribió: «En la primera carta que le enviamos al Papa le señalamos una contradicción, que no era posible que después de haber sufrido todos los castigos del Padre que terminan con la muerte ya que nos sacó la inmortalidad cuando Eva cometió el pecado, no era posible que lo resucitaran y volvieran a juzgar ¿no? Entonces pedimos la anulación del juicio final. En la segunda carta enviada al Papa, citamos los derechos humanos contra la tortura, después hay una declaración del catecismo contra la tortura.»
En otra de sus cartas expresó: “Se materialice o no el sufrimiento anunciado por Jesús, corresponda o no juzgarlo con nuestras leyes, el miedo de los creyentes al futuro suplicio es ya un suplicio: un sufrimiento mental actual que nuestras leyes y el Catecismo prohíben”.
Como su obra, también estas cartas eran un manifiesto contra cualquier tipo de tortura. Acertadamente dijo de él Oscar Smoje «La obra que León deja es una enseñanza de su compromiso ante cada injusticia y no sólo hablo de nuestro país con la dictadura, sino en todo el mundo».
Los homenajes que se le rinden a 100 años de su nacimiento son el reconocimiento a un artista que se alejó siempre de las actitudes complacientes e hipócritas y que se involucró con su obra a tal punto que no es posible separarla de sus propias creencias y actitudes.