Al igual que cuando asumió al frente de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel aseguró que este año los esfuerzos serán completar la digitalización del catálogo, aunque esta vez otra apuesta -que ya viene desarrollando- será impulsar el «prestigio» internacional de la institución, al tiempo que adelantó que la programación cultural de 2017 incluye talleres y muestras sobre Rodolfo Walsh, Gabriel Garcia Márquez, Augusto Roa Bastos y el Che Guevara. El director de la Biblioteca, quien se desempeña en su cargo desde julio de 2016, fue entrevistado por Télam a propósito de lo que se viene para este año, y habló sobre prioridades y desafíos, y la función que le asigna a la biblioteca, así como acerca de la relación con los trabajadores tras los despidos que signaron el comienzo de su designación.
Luego de permanecer un mes cerrado al público, el edificio porteño de Agüero 2502 volvió abrir sus puertas de cara a un año cultural que, según anticipó su director, tendrá «mucha actividad» con «diversos temas y ejes muy variados» para todos los lectores. Por lo pronto, a mediados de febrero abre la inscripción a los talleres y continúan en exhibición algunas muestras como la de Oliverio Girondo. Este 2017 repetirá la fórmula de conciertos, ciclos de cine, conferencias y llegará con muestras sobre los beatniks en la Argentina y otras en homenaje a Rodolfo Walsh, Augusto Roa Bastos, el Negro Fontanarrosa, Gabriel García Márquez y el Che Guevara. También se celebrará el Cincuentenario del Centro Editor de América Latina y habrá una exposición en conmemoración de los 150 años de la Confederación Canadiense y del centenario de la Revolución Rusa.
-En sus primeras entrevistas como director dijo que su reto era convertir a la Biblioteca en «un lugar para pensar, aprender a hacer preguntas y cuestionar», ¿sigue considerando lo mismo?
– La Biblioteca Nacional es una institución que debería simbolizar la identidad nacional. Para ello, tiene que convertirse en un centro de diálogo, donde todos puedan encontrar el material que necesitan para documentarse, de cualquier tendencia política o cualquier grupo social que sean. Con este propósito, estamos planeando diversos centros, de la memoria, de los pueblos originarios, del exilio y varios más, que sirvan de archivo y centro de documentación sobre estos temas. También estamos investigando la posibilidad de contribuir a la creación de nuevos lectores para permitir a todos los ciudadanos el acceso a las herramientas de reflexión sobre nuestra situación.
– ¿Qué balance puede hacer de lo realizado desde que comenzó su gestión?
– Una biblioteca es siempre un obra inacabada. Cuando asumí el cargo, me propuse ayudar en la medida de lo posible a que esa obra continúe. Pienso que una biblioteca funciona al menos en dos niveles: el primero, el microcosmos, es el mundo de las minucias, el trabajo de detalle, la mecánica particular de cada engranaje y de cada rueda. El segundo, el macrocosmos, respondiendo a la pregunta ¿cuál es el rol social de una biblioteca nacional? Yo pienso que la Biblioteca Nacional puede ser ejemplar, proponer un modelo de convivencia, de ética ciudadana, ser un lugar de evidencia, es decir, un lugar que pone documentos a disposición de los ciudadanos para que ellos puedan ver qué hechos son verdaderos y qué hechos falsos, y sacar sus propias conclusiones.
–Hablando de balances… su nombramiento estuvo marcado por despidos y conflictos sindicales, ¿en qué situación diría que se encuentra actualmente ese vínculo?
-Tiene que preguntarle eso al personal. Yo estoy muy orgulloso de la gente que trabaja aquí: sobrellevaron momentos muy difíciles, y a pesar de ello trabajan con dedicación, cobrando sueldos bajísimos y siento que todo lo hacen por amor a la Biblioteca. Son admirables.
– Según informó, el año pasado la institución contó con un presupuesto de $498.000.000,00, ¿cuál es el previsto para 2017?
- Es de 473.000.000,00 pesos. Este presupuesto sufrió un gran impacto producto de la deuda de la administración anterior, principalmente sobre servicios básicos y servicios de limpieza y seguridad.
–Y para este año ¿qué ejes define como prioritarios?
– Dije en 2016 que nuestras prioridades serían la puesta al día del catálogo y el incremento de áreas digitalizadas. Para ello estamos organizando una suerte de «plan de emergencia» que nos permitirá acelerar la catalogación. También hemos establecido un calendario de digitalizaciones para incrementar el acervo virtual y efectuar digitalizaciones para algunas de las bibliotecas provinciales que nos lo pidan.
–Muchas bibliotecas, como las de la Ciudad de Buenos Aires, manifestaron que una prioridad será la renovación tecnológica, ¿qué ocurrirá en el caso de la Biblioteca Nacional?
– Estamos creando un nuevo sitio web que será más fácil de usar y más completo, con un acceso inmediato al catálogo, e información sobre las actividades de todos los sectores.
– Hace tiempo viene firmando varios acuerdos de colaboración e intercambio con instituciones internacionales, ¿por qué este interés?
– La Biblioteca Nacional no tiene el prestigio ni la visibilidad internacional que merece. Con el propósito de presentarla y colaborar con varias instituciones importantes del mundo entero, hemos firmado, entre otros, acuerdos con la British Library o con la Biblioteca Nacional de Colombia, para compartir fondos digitales y colaborar en exposiciones como la de García Márquez, para celebrar el aniversario de Cien años de soledad. También con la New York Public Library para compartir fondos digitales, y para una exposición conjunta sobre Borges que abrirá primero en Nueva York y luego en Buenos Aires, y que será curada por dos de nuestros bibliotecarios. Es la primera vez que la Biblioteca Nacional planea un proyecto semejante.
– En sintonía con esta búsqueda de ampliación, a fines de 2016 encomendó al escritor Leopoldo Brizuela la misión de adquirir archivos de autores argentinos, ¿hay alguno que le interese particularmente?
-Todos los archivos nos interesan justamente porque somos una Biblioteca Nacional. Claro que si tenemos que elegir, hay criterios para hacerlo, pero no podemos saber qué importancia tendrá cierto documento dentro de 100 años. Los aportes de Brizuela atrajeron un gran número de otros archivos que quisieron seguir los primeros ejemplos. Y ahora estamos viendo la posibilidad de incorporar archivos electrónicos de escritores argentinos.
– Más allá de esa propuesta, ¿qué lugar ocupa la adquisición en su gestión?
– Hemos reorganizado la sección de adquisiciones, compras, donaciones, canjes y depósito legal, en una misma oficina, y estamos tratando de llenar vastas lagunas en la bibliografía: tratando de reclamar obras que no ingresaron como depósito legal, solicitando colaboraciones de editoriales, consultando catálogos, etcétera. Pero tenemos un presupuesto para adquisiciones totalmente inadecuado para una institución como la nuestra.