Es bien sabido que Gardel canta cada día mejor. Es una verdad absolutamente irrefutable como lo es también el hecho de que sus canciones forman parte desde hace casi 90 años del inconsciente colectivo cultural de nuestro país (lo de si Dios es argentino es para otro debate).
¿Quién no se descubrió en algún momento cantando o silbando alguna de algunas de las canciones musicalizadas por él? Y esto se debe a que el “fenómeno Gardel” atraviesa generaciones y sus melodías son tan reconocibles como las canciones de The Beatles, pasajes de obras de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven o Johann Sebastian Bach o la melancólica candenza de Adiós Nonino de Ástor Piazzolla, por citar solo algunos ejemplos.
Pero el material musical que ofrecen las composiciones de Gardel cuando se suma la poesía de Alfredo le Pera se convierte en un campo de una riqueza inagotable para todo aquel artista que desee internarse en su obra.
Esto es precisamente lo que hacen la cantante Inés Cuello junto con el Quinteto La Grela en su nueva producción discográfica, Gardel.
Integrado por Pablo Fraguela en piano, arreglos y dirección musical, Diego Tejedor en violín, Rafael Delgado en violoncello, Rubén Slonimsky en bandoneón y Ricardo Cánepa en contrabajo, el Quinteto La Grela es una agrupación de cámara que tiene más de 15 años de trayectoria y que ha realizado presentaciones tanto en nuestro país como en el exterior. Editó los discos La Grela, Quinteto de tango (2002), Recuerdo (2006), La reina del festín (2012) y Superclásico (2017).
El quinteto ofrece un marco sonoro refinado para que Cuello se luzca en la interpretación de diez piezas reconocidas del célebre cantor popular. La cantante viene desarrollando una activa labor que la transformó en una de las voces más versátiles y de mayor proyección de la música argentina en la actualidad. Fuera de su trabajo con el quinteto La Grela, publicó los discos Sueño de juventud (2011) y Canciones del sur (2015), ganó el XVII Certamen “Hugo del Carril” y estuvo nominada a los Premios Gardel como Mejor intérprete femenina de tango por este último disco.
Desde el inicio de Gardel con “Mi Buenos Aires querido”, el trabajo de la cantante y La Grela sorprende con su propuesta: una sonoridad de cámara en la que cada instrumento juega un papel destacado sin perderse en el conjunto y, a la vez, amalgamándose con la expresiva voz de la cantante, gracias a los inteligentes arreglos de Fraguela. En este primer tema, Cuello demuestra lo cristalino de su interpretación, su potencia y su elegante manejo de los matices,
La sabia elección del repertorio hace que en cada tema se pueda apreciar el minucioso y equilibrado trabajo de revalorización de las composiciones de Gardel. La Grela y Cuello afrontan el desafío de intervenir sobre su obra, sin caer en ciertos manierismos del tango y de la música académica, así como en 2020 lo hicieron sobre la obra de Piazzolla en ocasión del centenario de su nacimiento.
Además, el hecho de que las canciones sean interpretadas con convicción y exquisitez por una voz femenina, hace que se tome una mayor distancia de las versiones originales, lo que le otorga al trabajo una frescura y originalidad poco usual para este tipo de aventura musical.
El contrabajo da la nostálgica entrada para que “Arrabal amargo” se transforme en una experiencia enriquecedora, con su variedad de matices y climas, en tanto que “Volver” encuentra a las cuerdas acunando la melancólica melodía, con sutiles escapes a disonancias más contemporáneas.
Uno de los grandes méritos de este trabajo es que el quinteto es en realidad un sexteto, ya que la voz se suma a una puntillosa reescritura de obras extremadamente conocidas, las que son presentadas con una una inteligente exploración de caminos armónicos.
“Soledad” con su impronta enérgica, la delicada “Cuando tú no estás”, con sus sutiles modulaciones armónicas, y la tensión de “Volvió una noche” son ejemplos de lo dicho en el párrafo anterior.
Cuello comienza casi susurrando “El día que me quieras” mientras las cuerdas van ganando presencia hasta llegar a un climax en el que el violín de Tejedor asume un breve pero preciso protagonismo, poco antes de que el tema se extinga en un final casi abierto.
El piano de Fraguela acompaña con su impronta melódica las imágenes que surgen de “Lejana tierra mía”. Piano y voz propician el clima perfecto para una canción cargada de nostalgia.
“Golondrinas” tal vez sea la canción en la que el ensamble se ajusta más a lo que se entiende como tango, con sus pulsaciones bien marcadas por el piano y el bandoneón, en tanto que el cierre, con “Cuesta abajo” y su crescendo final, es un broche ideal para un disco en el que las tan transitadas canciones de Gardel son encaradas con fidelidad desde lo formal, pero con una decidida exploración de letras y músicas de estas obras inolvidables de la cultura nacional.
Con su flamante disco, Inés Cuello y el Quinteto La Grela demuestran de manera cabal que a Gardel, cada día se lo puede cantar mejor.
Inés Cuello y el Quinteto La Grela presentan Gardel
Martes 26 – 20 hs.
Teatro Picadero, Pje. Santos Discépolo 1857, CABA
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