Salinger era un hombre tan esquivo que hasta les retaceaba a sus lectores su nombre de pila consignando solo su iniciales, J.D., que obedecían al nombre Jerome David.  La defensa de su intimidad era de una intensidad tal que permitía sospechar una verdadera fobia hacia la gente. Esta particularidad contribuyó a que el autor de El guardián entre el centeno se convirtiera en leyenda, por lo que no es fácil discriminar qué es cierto y qué es falso en lo que se cuenta sobre su vida. Sin embargo, hay coincidencia en que no dudaba en empuñar una escopeta cuando algún periodista o lector fanático merodeaba por los alrededores de su casa.

Pero, por supuesto, más allá de su leyenda, lo importante es su obra. Solo cinco libros publicados en vida le bastaron para trascender fronteras y conquistar lectores en diferentes latitudes. Argentina no es la excepción. Esos libros fueron además de El guardián entre el centeno (1951), su novela más célebre, Nueve cuentos, Franny y Zooey, Levand, carpinteros, la viga del tejado y Seymour.

El jueves 10 de octubre comenzará en El Ateneo Grand Splendid un ciclo gratuito sobre su obra, En busca del autor oculto: Homenaje a J.D.Salinger a 100 años de su nacimiento. Serán tres encuentros los días jueves 10, 17 y 24, a las 19, durante “los que se analizarán las obras que lo constituyeron en uno de los más influyentes escritores del siglo XX”, según lo consignan sus organizadores.

En el primer encuentro dialogarán los escritores Gabriela Saidón y Hernán Vanoli sobre El guardián entre el centeno.  En el segundo, Pedro B. Rey y Matías –Bradford se referirán a Nueve cuentos. En el tercero, Virginia Cosin y Santiago Llach abordarán Franny y Zooey.

La entrada es libre y gratuita y está sujeta a la capacidad de la sala. El Gran Splendid está ubicado en Santa Fe 1860 y los encuentros son en el 2° piso.

En Bartleby y compañía Enrique Vila-Matas incluye a Salinger entre los escritores del no, aquellos que, como Juan Rulfo, un día dejan de escribir, según el autor mexiano porque había muerto el tío que le contaba las historias que luego él llevaba al papel. De Salinger se ignoran las razones aunque es probable que haya dejado de publicar, no de escribir. De hecho, su hijo Matt que es actor, anuncia la aparición de parte del material inédito de su padre en 2020 y en años sucesivos. Entre este material que selecciona y ordena junto con la viuda del escritor, habría, entre otros textos, dos novelas de largo aliento.  «Cuando su viuda y yo –dijo Matt a The Guardian– evaluamos por primera vez lo que había que hacer después de su muerte, supe que no produciría ninguna película u obra de teatro por un tiempo y supe también que solo actuaría lo suficiente como para mantener a mi familia. Nunca nos dedicaremos al merchandising, nunca habrá un vodka que se llame Salinger”. Quizá, cuando su obra oculta salga a la luz, se confirme que, definitivamente, Salinger no pertenecía al grupo de los que, como el escribiente Bartleby creado por Melville, “preferiría no hacerlo”. Quizá, lo que prefería no hacer era publicar, pero seguía escribiendo.

Kenneth Slowenski es el autor de Salinger, una vida oculta, quizá la biografía más completa sobre este autor.  En ella consigna que Salinger participó de la Segunda Guerra Mundial como oficial de contrainteligencia y que salió de ella convertido en alguien muy diferente, algo que parece inevitable en toda persona que atraviesa por una experiencia tan extrema. Durante todo ese período llevó el manuscrito de lo que luego se convertiría en El guardián entre el centeno. Muchos de sus compañeros atestiguaron que lo vieron varias veces escabullirse entre las sombras para poder escribir.

Slowenski afirmae que vida de Salinger no se puede explicar sin tomar en cuenta su participación en la guerra, lo que se refleja en los cuentos Un día perfecto para el pez banana y Para Esmé, con amor y sordidez.

Ser un sobreviviente no es sencillo. Primo Levi dedicó su vida a dar testimonio sobre lo que vivió en el campo de concentración nazi, pero muchos años después, cuando era famoso y había logrado escribir una obra, perdió la vida cayendo por el hueco de la escalera en su propia casa, un hecho que muy probablemente pueda ser calificado de suicido, aunque hay una polémica respecto de él. Quizá el hermetismo de Salinger no hdebla excenría tomarse como la excentricidad de un autor de culto, sino como la expresión de una experiencia traumática que ni siquiera con la la pasión por la literatura que profesó a toda su vida alcanzó a procesar.