Recuperado por el Ministerio de Cultura de la Nación y bajo la dirección de Ezequiel Grimson, la dirección de programación de Jimena Pautasso y la dirección de producción de Natalia Bellotto, el Centro Cultural Borges (CCB) cumple un año de gestión pública.
Después de muchos años de desinversión privada el espacio sufría las consecuencias del abandono. Hubo y sigue habiendo una inversión muy importante del Ministerio de Cultura para recuperarlo.
Luego de la puesta en valor edilicia, este lugar emblemático se convirtió en expresión de la diversidad cultural argentina. En el término de un año, recorrieron su espacio más de 200.000 personas, convocó a los más destacados artistas nacionales, albergó las expresiones artísticas más diversas, desde el tango y el jazz hasta la pintura y la fotografía, alojó al Museo Nacional de Arte Oriental cumpliendo con todos los estándares internacionales para el desarrollo de exposiciones y al Salón Nacional de Artes Visuales e inauguró una nueva sala.
Su director, Ezequiel Grimson, hace un recorrido por los múltiples logros obtenidos y por los desafíos planteados para el futuro.
– Estás al frente del Centro Cultural Borges y tu gestión coincide con la decisión de que ese espacio fuera estatal. ¿Cuál es la importancia de ese cambio?
– La decisión de que lo recupere el Ministerio de Cultura de la Nación es del propio ministro Tristán Bauer que trabajó incansablemente e hizo todos los esfuerzos para que se pudieran preservar los puestos de trabajo que estaban en riesgo real ante la pandemia y el cierre de la Fundación para las Artes que administraba el espacio. Yo inicié mi tarea por decisión del ministro en abril del 2021 y pudimos abrir las puertas el 18 de marzo de 2022 con la alegría de haber recuperado un espacio central en la historia de la cultura argentina.
-¿Qué era exactamente la Fundación para las Artes?
-Una fundación privada a la que, en su momento, la Secretaría de Cultura de la Nación le había cedido el uso del predio. Comenzó con mucho ímpetu en los años 90 y después fue decayendo y todo lo que el hoy es el Centro Borges se fue alquilando para distintos emprendimientos. Ahora pudimos recuperarlo para todos y todas.
-¿Cuál fue la idea inicial al recuperar este espacio y colocarlo bajo la órbita estatal?
-En principio, la idea, con la que seguimos trabajando, fue recuperar un lugar que es central como espacio público para las diversas expresiones culturales de la Argentina, un espacio libre y gratuito para preservar las tradiciones más importantes que hayan tenido lugar. Con el mismo espíritu se fundó el Museo Nacional de Bellas Artes hace más 125 años. Entonces hay toda una tradición vinculada a las artes visuales que se inicia con aquel museo creado por Eduardo Schiaffino pero que luego tiene un punto central, un hito en la historia del edificio de galerías Pacífico que es la realización de la cúpula mural y las lunetas por parte del taller de arte mural de Berni, Castagnino, Urruchúa, y Colmeiro. Ésa es una de las líneas que queremos honrar. Hoy se está mostrando en las salas del Centro Cultural Borges las obras seleccionadas por el Salón Nacional de Artes Visuales que tradicionalmente organiza el Palais de Glace. Estamos muy orgullosos de tener obras de más de cien artistas de distintos puntos del país, lo que significa que estamos cumpliendo un rol bien federal. A la vez, nos parecía importante que ese espacio urbano muy vinculado con el turismo fundamentalmente latinoamericano pudiera desarrollar una identidad vinculada al tango. De modo que el tango continuó siendo uno de los emblemas del espacio en el terreno de la danza en el que hubo espectáculos realmente muy interesantes. Hubo danza para distintos públicos.
-¿De qué modo se manifiesta el tango en el Borges?
-Tenemos, por ejemplo, en el primer piso, un proyecto que se llama Tango al paso donde se aprende a bailar tango con profesores de distintas milongas tanto de capital y como del conurbano. Luego, sobre la esquina de Córdoba y Florida, abrimos una sala de tango. A lo largo de todo 2022 han pasado excelentes músicos del género y cerramos el año con un gran espectáculo del quinteto de Ramiro Gallo y un trabajo coreográfico de Silvana Grill y la compañía de San Carlos de Bariloche.
–Además, el CCB tiene muchas otras actividades, como exposiciones fotográficas. Hubo una muy importante de Marcos López, por ejemplo.
-Sí, la muestra de Marcos fue una de las más importantes del año y la fotografía fue una de las expresiones con mayor protagonismo en el Borges. Ahora tenemos una muestra de Andrea Ostera y Gabriel Valansi en el primer piso. También en el primer piso hemos abierto el Mercado de Artesanías Tradicionales e Innovadoras de la Argentina que es un espacio de artesanas y artesanos de todo el país que tienen aquí, en capital, un punto de exhibición y venta. En ese primer piso continuamos trabajando con un proyecto que venía desde antes, La línea piensa, de la Fundación Luis Felipe Noé, Trabajamos junto a él y a Eduardo Stupía y durante el año se presentaron tres exposiciones. Pero, además, al tener el Centro el nombre de Jorge Luis Borges, tiene toda una serie de actividades vinculadas a la literatura y el pensamiento que para nosotros son muy importantes. Por ejemplo, durante todo el año tuvimos una exposición llamada Confabulaciones. Amistad y creación en Borges, que estuvo dedicada al Borges joven, al Borges de 1923 a 1945 con una hipótesis vinculada a todas las relaciones que tuvo Borges en esos momentos con Xul Solar, con Macedonio Fernández, con Norah Lange, con Norah Borges, con el propio Bioy, con todos los proyectos colectivos del que Borges joven participó desde las revistas Prisma, Proa, Martín Fierro, el Suplemento Cultural del diario Crítica, la revista Sur. De todos esos proyectos colectivos surge la identidad del Borges que hoy conocemos todos, como si fuera una sedimentación de experiencias y diálogos que llevan a la configuración de esa obra tan genial y perfecta.
–Entiendo que trabajan con una concepción amplia de lo que es la cultura, ya que abarcan desde una exposición de Borges a una del Mundial de Fútbol, como fue la de Mundialitas de Miguel Rep.
-Absolutamente. No podemos desconocer la importancia del fútbol como expresión cultural nuestra, de nuestra patria. La idea surgió de algunos diálogos informados con Miguel Rep para exponer estos dibujos tan geniales. Nos pareció una buena oportunidad para que esos dibujos que aparecían en la Televisión Pública estuvieran al alcance de todos. El Borges está en diálogo continuo con lo que está pasando en la cultura popular.
–Vos trabajaste muchos años con Horacio González y creo que el Borges se maneja con el mismo criterio que inauguró él para la Biblioteca Nacional: que fuera un lugar abierto para todo el mundo no solo a los asistentes tradicionales a un espacio de ese tipo.
-Sí, trabajé con Horacio como director de Cultura en la Biblioteca entre 2008 y 2015, me siento en deuda con él y me honra que aprecies que algo de esa llama continúa encendida en el Borges. Si logramos eso, me llena de orgullo. Creo que la experiencia de la Biblioteca Nacional como centro de cultura fue muy impactante, impresionante y feliz para todos y todas.
-¿Qué programación está prevista para el CCB para este 2023 que acaba de comenzar?
-Sí, ya está casi completa. Por ejemplo, tendremos una exposición para el sitio específico de la cúpula central, encima de donde están los murales. Es un proyecto que estamos trabajando con Renata Schussheim. Se trata de una intervención de ella desarrollada específicamente para ese espacio. Son unas bailarinas nadadoras que van a poder ser apreciadas desde las cuatro entradas de la galería: Florida, San Martín, Córdoba y Viamonte y, por supuesto, desde adentro del propio centro cultural. También estamos trabajando en la programación de conciertos. El Borges, además, es un lugar muy especial para la danza. Tenemos, por ejemplo, la escuela de Julio Bocca que ya venía funcionando allí. Es algo muy lindo que una escuela funcione dentro de un centro cultural porque le da una vitalidad permanente. Nosotros relacionamos ese tipo de danza más tradicional con el tango como danza y con la profundización de otro proyecto que retomamos que ya venía del viejo centro Borges que es Experiencias en escena dirigido por Adriana Barenstein que está ligado a la danza contemporánea. Esto tiene que ver con no pensar el Borges como una suerte de curaduría desde arriba sino como un tejido que hacemos entre todos desde diferentes puntos y de forma mancomunada.
-¿Es un proyecto pensado desde la Argentina y la región?
-Sí. Tuvimos un ciclo que se llamó Industria Nacional en el que músicos argentinos interpretaron obras de compositores argentinos durante todo 2022. Creemos que la mejor forma de construir una identidad argentina es dando lugar a todos los que trabajamos en el campo de la creación en los distintos puntos del país. Y ésta es también una responsabilidad federal. Queremos que en el escenario del Borges se pueda presentar José Luis Aguirre o Coqui Ortiz, que diferentes exponentes de nuestra música, nuestra danza o de otras expresiones nuestras puedan tener al Borges como el lugar donde mostrar sus creaciones en la Capital Federal.
-Creo que como en la modalidad que inauguró Horacio González para la Biblioteca, la idea es que alguien pueda pasar allí el día y asistir de manera gratuita de diversas propuestas. ¿Es así?
-Sí, totalmente. Es muy grande el espacio y hay una diversidad de propuestas simultáneas permanentes. Siempre puede haber lugar para un encuentro entre los públicos y las obras de arte y también estamos trabajando hace varios meses en la oferta de talleres, seminarios, charlas, presentaciones de libros… Tratamos de que el CCB tenga cada vez propuestas más interesantes, diversas y potentes. Pasaron por allí Martín Kohan un curso sobre cuerpo y violencia en Borges, Marta Dillon desarrolló un seminario sobre “Feminismo incómodos”, Guillermo Martínez dictó un curso sobre Borges y las matemáticas. Se han presentado muchos libros y esperamos que esto siga en 2023 a partir de nuestra reapertura el 11 de enero. Es un momento muy interesante del espacio en el que pasan tal cantidad de cosas que creo que siempre puede ser ocasión de una epifanía o de un descubrimiento.
-¿Cuál es el balance que haces entre las metas propuestas y las logradas?
-Muy positivo, porque cuando comenzamos con el proyecto estábamos en plena pandemia. Ni siquiera sabíamos si íbamos a alcanzar a reabrir las puertas con la calidad que amerita un espacio tan central de la cultura y creo que lo logramos. La gente se va contenta y no solo me refiero al público, sino también a los artistas que se presentan. Creemos que se logró generar una comunidad de la cultura y el arte muy interesante, libre y con perspectiva de desarrollo y de futuro. Por eso, luego del breve receso estival, abrimos nuevamente el 11 de enero con muchas expectativas.