El presidente de la Cámara de la Construcción, Gustavo Weiss, dejaba el jueves el salón en el que terminaba de hablar Javier Milei cuando evaluó: “Lo que dice es interesante porque hacen falta reformas profundas. En eso coincidimos, pero después hay que ver cómo se aplican”.
El dirigente señaló a Tiempo que todavía se desconoce la estructura con la que el aspirante gobernará en caso de ganar las elecciones, y se preguntó por el futuro de la obra pública. Milei la proyecta totalmente impulsada por iniciativa privada, y las empresas dicen que aprueban la idea, pero también remarcan que cuando se produzca el cambio de mando habrá en proceso unas 3500 obras financiadas por el Estado.
Cerca de él, el industrial alimenticio Martín Cabrales destacó, además de la indefinición de la estructura, el desconocimiento de los nombres que integrarían los equipos de gobierno en caso de que la fuerza opositora logre imponerse en diciembre, algo que genera preocupación, más allá del impacto superficial del fenómeno político del momento.
En los próximos días las corporaciones buscarán saldar las dudas, esta vez en encuentros particulares.
Previa con preguntas
La comunidad de hombres y mujeres de negocios que integra el llamado círculo rojo asistió masivamente a la vigésima edición del Consejo de las Américas, motivada por la oportunidad de un cara a cara con Milei, la sorpresa de las PASO, y con expectativas de conocer la letra chica de su plan de gobierno.
En la previa, admitían que esperaban una buena elección de esa fuerza, pero nunca una performance de 30 puntos que lo dejaría como el candidato mejor perfilado para pelear la presidencia en octubre.
El impacto transformó la percepción que tenían del proyecto de Milei, que pasó de utópico a posible en un instante. La plataforma era conocida a priori y destacada como la más afín al enfoque empresarial de la política y la economía.
Pero una cosa es la campaña y otra gobernar, insistían los dirigentes privados, conscientes de que un gobierno de La Libertad Avanza va a necesitar bastante más que retórica explosiva para mantenerse en el poder.
Esa reflexión organizó todas las conversaciones con los participantes en los pasillos del porteño Alvear Palace Hotel, tradicional sede del evento que organizan AS/COA y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, mientras se esperaba por el arribo del candidato.
Recepción diversa
Milei leyó un discurso en el que repitió todos los ejes de su plataforma con el tono altisonante de costumbre, pero esta vez combinando elogios extravagantes al auditorio con aclaraciones, por ejemplo, sobre la dolarización o la apertura a los mercados del mundo, que pretendieron transmitir moderación, pero cosecharon murmullos y silencios incómodos.
También ensayó toques humorísticos para descomprimir, y buscó la complicidad del público cuando atacó a sus rivales de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio. Pero el resultado no cambió: el discurso no consiguió aplausos, salvo los de rigor, al inicio y al final de la presentación, lo que dejó flotando una sensación extraña al terminar la ponencia.
En la primera fila lo seguían con atención los referentes del círculo rojo. Cristiano Rattazzi, de Fiat, era a simple vista el más entusiasmado de todos. En el otro extremo, el multifacético José Luis Manzano gesticulaba con desaprobación. En el medio, Eduardo Eurnekian, exempleador y mentor de Milei en la Corporación América, alternó momentos de escucha atenta con largos tramos de sueño involuntario.