Acusado de violación y de abuso por varias mujeres, Juan Darthés se refugia en su Brasil natal, donde trabaja de camarero. El actor se encuentra en San Pablo, aferrado a un artículo del código penal brasileño que impide que cualquier ciudadano de dicho país sea extraditado para ser juzgado por delitos cometidos fuera del territorio. Sin embargo, que esté refugiado no significa que se encuentre paralizado o escondido. Lejos de eso. Hoy el ex galán no les teme ni a las fotografías ni a los autógrafos. Y como si esto fuera poco, también estaría interesado en participar activamente en política.

Según diversos testimonios, Darthés vería con entusiasmo la llegada al poder de Jair Bolsonaro, el ultraderechista nuevo presidente del Brasil. Y de acuerdo con algunas fuentes, también el flamante Gobierno vería con buenos ojos al sorete brazuco-argentino. Tanto sería así que colaboradores del misógino y fascista mandatario verdeamarelo ya se habrían puesto en contacto con el actor para ofrecerle un ministerio.

“A ideinha es que o mais repudiávle de la humanidad tenga lugar en este novo Brasil”, aseguran en el Palacio del Planalto.

El nombre de Darthés causó rechazo en colectivos feministas del gigante país vecino, por lo que la administración de Bolsonaro debió salir a redoblar la apuesta. En este marco de descontento creciente, la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, la pastora evangélica Damares Alves, afirmó que desde ahora en Brasil “los niños visten de azul y las niñas de rosa”. “Bienvenidos los violadores que quieran habitar el suelo brasileño”, habría señalado también la polémica funcionaria