Señáles alentadoras para la candidata demócrata pero también posibilidad de algunos traspiés.
Pero la afluencia flaquea entre los jóvenes y los negros, grupos demográficos clave en la victoria del presidente Barack Obama en 2008. En Chicago, hogar por adopción del mandatario y tercera ciudad del país, hay escasas señales del poco entusiasmo que se aprecia a nivel nacional.
Aquí, el voto anticipado está a la par o incluso excede al de 2012, cuando el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos fue reelecto para un segundo mandato, y los funcionarios dicen que los lugares de votación se llenan en la hora de descanso del mediodía.
«Es muy importante, para seguir adelante, lo que Obama comenzó», dijo la demócrata Deborah Land, de 61 años, afuera de un local de votación anticipada en el centro de la ciudad.
Leal heredera
Ese sentimiento debería ayudar a Clinton, que se ha erigido en la leal heredera de Obama y guardiana de su legado. Clinton fue una dura rival del presidente en las primarias demócratas de 2008, aunque terminó ejerciendo como su jefa de la diplomacia, y ahora aspira a hacer historia como la primera mujer en llegar a la presidencia de Estados Unidos.
No obstante, tanto Clinton como Trump son muy impopulares, con tasas de aprobación inusualmente bajas: 44% para la demócrata contra 38% para el republicano, según el promedio de encuestas de RealClearPolitics.
Y tras una de las campañas presidenciales más virulentas y mezquinas que se tenga memoria, muchos electores están menos motivados por su adhesión a un candidato que por su rechazo al otro.
Mark Baker, de 57 años y votante de Clinton, dijo sentirse impulsado este año «por la naturaleza de la elección y, francamente, por el señor Trump». En tanto, el sorpresivo anuncio el viernes de la reapertura de la investigación del FBI sobre los correos electrónicos de Clinton inyectó una dosis de incertidumbre a la carrera.
Los sondeos muestran una apretada batalla entre ambos candidatos e incluso una medición de ABC/The Washington Post colocó a Trump por delante de Clinton por primera vez desde mayo.
Más significativo, la encuesta reveló que el entusiasmo entre los seguidores de Clinton cayó de 51% a 43%, mientras que ese nivel se mantuvo en 53% para Trump.
Michael McDonald, de la Universidad de Florida y que realiza un seguimiento del voto anticipado, consideró que es poco probable que se produzca un cambio en los electores. «La gente ha consumido una enorme cantidad de información sobre los candidatos.
Ya tomó una decisión y está saliendo a votar», dijo. Hasta el momento, en el voto anticipado hay señales de entusiasmo entre los latinos, las mujeres y los blancos liberales. «Los signos de preocupación para la campaña (de Clinton) están en los bajos niveles de votos anticipados entre los negros y los jóvenes, que son piezas esenciales entre aquellos que eligieron y reeligieron a Obama», señaló Barry Burden, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Wisconsin-Madison.
Jaque mate
Pero Trump enfrenta mayores obstáculos. En los estados clave de Nevada, Virginia y Colorado, la demócrata lleva la delantera en los votos anticipados, según McDonald. «Eso es casi como un jaque mate, porque Trump tendría que ganar en prácticamente todo el resto de los estados disputados», afirmó.
Asimismo, los latinos apoyan abrumadoramente a Clinton. Se calcula que 27,3 millones de ellos pueden votar en esta elección, cuatro millones más que en los comicios presidenciales anteriores, según el centro de investigación Pew. Además, Trump tiene que defender su posición en estados republicanos.
Por ejemplo, Texas vive un enorme entusiasmo en el voto anticipado. Más de una cuarta parte de todos los posibles votantes ya emitieron su sufragio a falta de seis días para la elección del 8 de noviembre.
La fuerte votación anticipada en Texas es aún más intrigante ante las nuevas encuestas que revelan que Clinton se aproximó a Trump, generando especulaciones sobre si ese estado -tradicionalmente republicano- podría volverse demócrata. La pugna está llevando a ambas partes a votar anticipadamente, confirmó Brandon Rottinghaus, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Houston, que consideró poco probable que Clinton gane en Texas, aunque perdería por escaso margen. «Eso sería un éxito» para los demócratas, señaló, ya que podría ayudarlos en futuras elecciones.
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