El gran periodista y relator escribió "Alma Mahler, sinfonía de vida, arte y seducción", una obra inspirada en la audaz compositora y feminista del siglo XX. La resistencia del teatro independiente, el duro presente de la Argentina y el rol de los medios hegemónicos.
Víctor Hugo leyó muchas de las cartas que la compositora y pianista recibió de sus grandes amores, como Gustav Mahler, Gustav Klimt, Oskar Kokoschka, Franz Werfel, Walter Gropius y Alexander von Zemlinski. Repasó sus memorias (Y el puente es el amor) y biografías; leyó sus poemas y vio los films que abordan su vida: La novia del viento (2001) y Alma & Oskar (2022).
Con los años Víctor Hugo decidió escribir Alma Mahler, sinfonía de vida, arte y seducción, una obra de teatro que cuenta con la dirección de Pablo Gorlero y la actuación de Raquel Ameri en el papel de la genia perseguida por el nazismo y abrumada por sus recuerdos, que en la intimidad de su hogar evoca sus historias extraordinarias. La obra cuenta con la música en vivo del pianista Juan Ignacio López y una puesta que recrea la historia de vida de Alma Mahler con proyecciones visuales, poemas y fragmentos musicales de su obra.
–¿Qué lo motivó a llevar al teatro la obra y la vida de Alba Mahler?
–Descubrí hace casi 27 años a Alma Schindler y su carrera, que quedó inconclusa por su matrimonio con Gustav Mahler. Me llamó la atención y me dio pena porque había mucho talento en ella. Desde ahí quedó flotando la certeza de que se trataba de un personaje atractivo, que generó en mí una fascinación muy especial. Leí muchas veces algunas cartas y sus memorias. Y, en determinado momento, a partir del movimiento feminista argentino, me pareció que era un buen momento de encarar el tema y empecé a escribir. Poco a poco fue saliendo esto que se convirtió en una obra de teatro dedicada a Alma Mahler, su época y la situación de las mujeres en el siglo pasado.
–Una mujer que elevó la bandera del feminismo en paralelo a las de sus cualidades artísticas debió caracterizarse por una personalidad llena de coraje.
–Ella hizo su vida tal como la sentía y eso, en aquella época, demostraba tener un enorme coraje. Una mujer que viva así hoy día acaso no convoca tanta atención, pero en aquel tiempo exigía romper con la pertenencia social y con los criterios de la época. Yo creo que para eso hay que tener una inmensa valentía. A mí me importan mucho las personas que saben romper con esas pertenencias de origen que, por algún motivo, se instalan en sus vidas y la condicionan. Y Alma Mahler supo, por diferentes caminos, darle pelea a ese tiempo y a ese mundo.
–¿Cómo era su música?
–Eran típicas canciones basadas en poemas de escritores de la época como Friedrich Rückert o, inclusive, algunos propios. Su música era lo que llamamos clásica, con características que podríamos relacionar con Robert Schumann o Franz Schubert. Para mí se trataban de canciones absolutamente cautivantes.
–¿El estreno de una obra de ese tipo, que aborda una figura histórica del feminismo y del arte, podría considerarse una muestra de resistencia en la Argentina actual?
–Vivimos una etapa muy difícil en la que la cultura es agraviada, atacada y limitada en sus posibilidades. Entonces todo lo que se haga desde allí para reflejar y embellecer la vida, la profundidad del pensamiento, las luchas de los hombres y las mujeres estará marcando una manera distinta de ver las cosas. Hoy el teatro independiente es una manifestación de resistencia impostergable.
–¿Considera que la crisis económica y social que vive el país puede alejar a los argentinos de las expresiones culturales?
–No, yo creo que hay formas de resistencia. Mi obra, que empezó hace poco, está funcionando de una manera increíble. Yo, que voy mucho al teatro, unas cuatro veces o más por semana, porque veo hasta dos obras los sábados y domingos, observo muy pobladas las salas pese a la situación económica que limita mucho las salidas de las personas. Nosotros hemos estado a sala llena en todas las funciones y creo que eso es demostrativo de que el teatro independiente tiene una convocatoria muy fuerte y sostenida. El público es habitué y tiene pertenencia con el teatro independiente, que busca caminos siempre más comprometidos y menos comerciales. Los teatros están haciendo un esfuerzo descomunal por mantenerse pese al brutal aumento, por ejemplo, de las tarifas del gas y la energía eléctrica. Está siendo muy agredido, pero por ahora se mantiene en pie. Indudablemente encuentro allí una luz potente en este momento oscuro.
–¿Cómo analiza la situación social, económica y política de la Argentina?
–Con mucha tristeza. Estamos muy perplejos todavía. La reacción no se advierte porque hay un estupor en la gente por lo que está sucediendo. Es tristísima la falta de ética y de sensibilidad de parte del Gobierno. Es muy complicado conocer las circunstancias económicas de las inmensas mayorías y el futuro se presenta muy incierto, con mucha gente que se está quedando sin trabajo. Desde que vivo en la Argentina, incluido el tiempo de la crisis de 2001, opino que esta es una etapa de mucha tristeza porque, además, hay una gran contención para este fenómeno que representa Javier Milei. Las derechas cuentan con un blindaje. Eso hace pensar que pese a lo que la gente sufre, la reacción de esas mayorías tan agredidas todavía es lenta.
–¿Cuando habla de blindaje se refiere a algunos medios de comunicación?
–A los medios de comunicación que llamamos dominantes. Al Grupo Clarín, a La Nación y algunos otros adherentes a esa filosofía de neoliberalismo a ultranza. Este Gobierno representa negocios brutales para las élites, es indiferente y casi se regocija con el sufrimiento de la gran mayoría del pueblo. Esto se viene trabajando culturalmente desde hace muchísimo tiempo y en distintas etapas, pero en los últimos años se aceleró en forma particular en la Argentina. Es doloroso advertir que el mundo también está bajo una poderosa influencia de esa derecha que es criminal, insensible y que exhibe una avaricia que no tiene hasta el momento ninguna forma de contención, que no tiene un dique claro.
–¿Cómo se puede salir de esto?
–Se sale con más democracia, esperando que en la próxima elección el desastre que están haciendo tenga su merecido castigo y retorne alguna forma de izquierda. Pero que sea una izquierda combativa, que de verdad quiera modificar un poco las cosas. «
De Víctor Hugo Morales. Dirección: Pablo Gorlero. Con: Raquel Ameri. Jueves a las 20 horas en la Sala Raúl González Tuñón, del Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543.
Los intereses de Víctor Hugo son múltiples y los sigue con una pasión poco frecuente. De la política a la música, pasando por la literatura, le pintura, el teatro y mucho más. Pero charlar con él y soslayar el fútbol puede resultar casi una herejía.
–¿Cómo ve a la Argentina en la Copa América?
–Gane, juegue la final y pierda o quede eliminada en semifinales, Argentina saldrá de la Copa América con una muy buena nota. Es un equipo excelente, muy convencido, con una gran autoestima, mucha experiencia y que juega realmente muy bien. Tiene algunos jugadores formidables, así que la Selección goza de buena salud. Ganar como obligación no es algo que esté en mis exigencias profesionales.
–Esperemos que falte mucho tiempo, ¿pero cuál cree que será el legado cuando se retire Messi?
–Un legado de victorias y un fútbol de inmensa calidad. Es la continuidad genial de Diego Maradona. Me resulta difícil pensar que pueda surgir otro de esas características. Será un vacío muy difícil de llenar, por no decir imposible. Pero lo mismo hubiera dicho cuando Maradona terminó su carrera y la verdad es que Messi ha cubierto muy bien desde el punto de vista futbolístico la ausencia de Diego. Es muy difícil porque son tantas las condiciones de Messi, lo que ha dado en estos años, que imaginar una trayectoria de 15 años de una prestación tan brillante para la Selección y el fútbol mundial, en general, se me hace casi inconcebible. Seguramente yo no lo voy a ver por mi propia edad.
–¿Recuerda a Diego de forma cotidiana?
–Siempre. Diego es una presencia constante. En lo personal, viví el privilegio de haber sido una persona muy cercana a él, de haber trabajado junto a él y de haber relatado goles inolvidables suyos. Diego aparece a cada rato, pero me parece que esto sucede cada vez que hablamos del fútbol en general. No se puede hablar de fútbol un ratito sin que aparezca Diego. Y esto lo mantendrá vigente por siempre. Diego ya es un mito, una bandera o un sueño realizado. Una manifestación del orgullo de los futboleros y de gratitud de los pueblos por los que siempre luchó. Diego es el fútbol en su máxima expresión y a la vez un símbolo de la lucha contra los poderosos. También fue generoso y gran amigo. Tiene muchísimas virtudes que lo hacen un personaje popular para la eternidad.
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