Con transmisiones en vivo y un pozo de $ 650 mil, se juega un torneo virtual con el mismo fixture que el real. Algunos clubes tienen jugadores profesionales. Otros, ni se interesan.
En una oficina de Puerto Madero hay unos veinte jóvenes con camisetas de equipos de Primera del fútbol argentino. Hay seis televisores de los que salen gritos de gol y nervios en el ambiente. Juegan, entre otros, Patronato-Gimnasia, Lanús-Racing, Huracán-Banfield. No hay pelotas: hay joysticks. Es la quinta fecha de la eSuperliga. Alejandro de Gregorio tiene 25 años y trabaja en el Ministerio de Seguridad de la Nación. Es hincha de Gimnasia pero representa a Patronato en la eSuperliga: como quedó en el puesto 26 entre los mil que se anotaron para la clasificación, le tocó el equipo de Entre Ríos. Tuvo que jugar contra el Lobo. Ganó tres a cero. Y festejó. “Con la gente de Patronato intenté hablar, pero nunca me respondieron”, explica de Gregorio, que asegura que juega al FIFA sólo los fines de semana: son 30 partidos que debe disputar entre viernes y sábado para ganar la mayor cantidad de puntos posibles y obtener recompensas que le permitan mejorar su equipo.
Algo que se hizo como prueba en Alemania, España y Holanda, ahora se intenta en la Argentina: empalmar la competición oficial con una virtual. Con Red Bull como principal sponsor y eSport Planet como socio, se lanzó un torneo en el que cada uno de los 26 equipos compiten cada fin de semana. Muchos clubes realizaron torneos internos y el ganador resultó el capitán de cada equipo. Los otros dos representantes entraron a través de la clasificación.
Con transmisiones en vivo por las redes sociales, a la espera de un acuerdo con Fox Sports para tener un programa semanal, el torneo reparte un pozo de 650 mil pesos según el puesto en el que termine en la tabla. Algunos clubes, como Independiente o River, tienen jugadores a sueldo. Otros hicieron presentaciones de sus representantes como si fueran refuerzos del plantel. Algunos simplemente cedieron la camiseta con el apellido del gamer y el símbolo de PlayStation. Pero la atención por los deportes electrónicos crece en los clubes. “Apuntamos al público que consume fútbol pero no videojuegos, queremos romper esa barrera”, explica Julio Cimato, director de contenido de eSport Planet, una empresa que tiene como accionista a Javier Mascherano. “Conocí el mundo de los eSports a través de Gerard Piqué, quien se involucró en estas competencias y me contagió la pasión”, contó Mascherano, la cara visible de esta nueva aventura, en la presentación de la eSuperliga.
¿Cuántas horas por día juega un gamer? La pregunta tiene más de 352 mil respuestas en Google. Gonzalo Saino, mánager de los deportes electrónicos de Estudiantes de La Plata, da una aproximación más concreta: cuenta que los representantes del Pincha en la eSuperliga deben cumplir con un cronograma de entrenamiento de dos horas y media diaria. Estudiantes es uno de los clubes que más importancia le da al nuevo boom: al igual que el básquet, el hóckey o el tenis, los esports son una disciplina más, con subcomisión y todo. El club busca ayudarlos con una sala personalizada, con las instalaciones para el entrenamiento, la indumentaria, los joystick y los viáticos para la competencia. Los deportes electrónicos están en expansión en todo el mundo. En Argentina, para el FIFA, aún hay una base chica de mil jugadores que tienen espíritu amateur. “Claro que es un deporte. Tiene una exigencia física que no tiene nada que envidiarle al deporte convencional: el ciclo de vida de un jugador -dice Julio Cimato- va desde los 16 a los 28 años, porque después empiezan a perder reacción en las manos o terminan con codo de tenista. Hay que tener una resistencia, una reacción, una mentalidad.”
Habitualmente, los gamers suelen moldear sus equipos con los mejores jugadores del mundo: Messi, Neymar, Cristiano Ronaldo y compañía. Para esta competencia sólo pueden usar jugadores del campeonato argentino y hasta tres de otro equipo. Hay jugadores, entonces, que aparecen con todas las camisetas. Ricardo Centurión, Darío Benedetto, Javier Pinola, Wilmar Barrios y Martín Campaña son los favoritos. “Eso te cambia porque jugar con los cracks de afuera es más fácil. Pero está bueno cómo lo armaron porque es más parejo. Si jugara Tigre-Boca con los planteles reales no habría paridad en el juego”, asegura Julián De Benedetto, de 25 años, representante de Banfield, que lamenta no poder cumplir con las dos horas diarias de entrenamiento porque fue padre hace dos años.
Más allá de la moda y del consumo creciente, el profesionalismo aun no llegó al deporte electrónico en el país. “La disciplina está iniciando. Cuando haya chicos que vivan de esto -asegura Fernando Aspe, de 33 años, traductor y representante de Racing- van a empezar a entrenarse, alimentarse y descansar con otro rigor. Es como antes, que los jugadores se juntaban, comían e iban a jugar.”
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