Silvia Kutika protagoniza "El cuarto de Verónica", la obra del escritor neoyorquino Ira Levin. Dos parejas que se encuentran casualmente y una puerta que se abre al horror.
«Es una trama repleta de misterio. Se desarrolla a partir del encuentro entre una pareja joven y otra consolidada, ese es el inicio de un laberinto que atrae mucho al espectador. El público se va a encontrar con una obra repleta de suspenso y terror, que exige dejar todo en cada escena. Demanda mucha intensidad y concentración», destaca Kutika.
El cuarto de Verónica es considerado un notable thriller psicológico y fue escrito por Ira Levin en 1974. En escena, la trama se desarrolla en la ciudad de Boston, cuando una chica de 20 años es abordada mientras cena con su novio por una adorable pareja de ancianos. Ellos son los que le manifiestan a Susan su notable parecido con Verónica, quien murió algunas décadas atrás. Ese será el comienzo de una trama que tendrá mucho de pesadilla para la joven pareja, al mismo tiempo que planteará una dramaturgia de final totalmente incierto.
Con notable éxito, El cuarto de Verónica fue presentada en Broadway durante los años setenta y algo más tarde sucedió lo mismo en el West End de Londres, aunque su autor se negó sistemáticamente a que su obra llegase al mundo del cine en beneficio de su versión teatral. El verano de 2023 será el momento oportuno para volver a palpar entonces la vigencia de un clásico en Buenos Aires y la costa bonaerense: «Esta es una propuesta que no puede funcionar mejor, tanto para el público como para nosotros. Estamos ensayando y ajustando un libro que es muy firme y muy atrapante».
«Interpreto a una viejita adorable, de esas que todo el mundo quiere tener disponible para llevar a su mesita de luz –comenta entre risas Kutika–. Ella junto a su marido son los que prenden la mecha para que más tarde todo se prenda fuego, por así decirlo. El correr de la obra hará que todos comprendan que esa adorable parejita de viejitos hermosos no son los que uno querría tener cerca. Pero sus verdaderos intereses se develarán recién sobre el final de la obra».
«Soy una gran lectora de policiales y de obras literarias que tienen suspenso –agrega la actriz–. Me gustan mucho esos géneros, pero a pesar de haber leído muchos títulos y autores en el pasado, tengo que admitir que no conocía el libro de Ira Levin. Después de leerlo y haberme enterado que fue el autor de El bebé de Rosemary, comencé a comprender por qué esta obra que vamos a representar está tan bien hecha. Es como si tuviese capas de una cebolla que tanto el público como el que la actúa van desechando en beneficio del final de la trama. Más allá de que toda obra se devela al final, esta es más que especial porque es indescifrable. Créanme porque es así».
Kutica sostiene que, para cualquier actor o actriz, la posibilidad de interpretar alguno de los cuatro roles de esta obra representa un enorme desafío: «Cuando llega a tus manos un libro como este no tenés otra opción que rendirte ante lo que estás leyendo, y eso es algo que no suele suceder a menudo. Si bien me sentí atraída por varias cosas del guión, lo que prevaleció en mí es la tensión que puede sentirse de manera presente con cada escena. Hay mucho de misterio con capas de terror que son muy seductoras a la hora de la interpretación y una debe ponerse a la altura de tamaña responsabilidad. Cuando la directora Virginia Magnago me acercó la obra, me la puse a leer y la terminé rapidísimo, esa sensación y placer me hizo dar inmediatamente el sí para participar de proyecto». «
El cuarto de Verónica
Una obra de Ira Levin. Dirección: Virginia Magnago. Actúan: Silvia Kutika, Fabio Aste, Fernanda Provenzano y Adrián Lazare. Desde enero, miércoles a las 21 en el Teatro Metropólitan, Av. Corrientes 1343.
Pasión, compromiso y preparación previa
Más allá del desafío actoral, Kutika asegura que interpretar esta propuesta casi todos los días de la semana una vez que comience la temporada 2023 significará también un gran desgaste físico y emocional: «Esta es una trama que pide mucho al actor, y cuando digo esto me refiero también a lo estrictamente emocional. Al terminar cada función, siento que tengo que tomarme varios minutos para poder bajar, así que tener que hacerla durante los próximos sesenta días hizo que me preparase muy a conciencia. Me busqué un nutricionista y estoy entrenando físicamente para enfrentar el desafío. Después de esta obra me espera hacer cine, televisión y teatro, pero eso es algo de lo que hablaré en su momento. Hoy por hoy, El cuarto de Verónica es lo que moviliza lo que vendrá y le estoy poniendo toda mi energía», concluye la actriz.
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