Durante la temporada pasada, entre otros ejemplos, Julián Álvarez salió 75 veces a la cancha. ¿Cuántos partidos al año debería disputar un futbolista? El español Rodri, que alertó de la situación, cree que entre 40 y 50. Los jugadores hablan sobre la posibilidad de un paro.
“No todo es dinero o marketing, también es la calidad del espectáculo», se quejó Rodri. No fue sólo él. Los arqueros David Raya, del Arsenal, y Alisson Becker, del Liverpool, dijeron lo suyo. También se sumaron Jules Kundé, defensor del Barcelona, y Rodrigo De Paul, mediocampista del Atlético de Madrid. Todos lo hicieron antes de que sus equipos debutaran en Champions, que estrenó formato para esta temporada. Ahora son 36 equipos en primera fase (eran 32) y ya no se dividen en grupos. Cada uno juega con ocho rivales, que fueron sorteados previamente: cuatro partidos los disputan de local y los otros cuatro de visitante. Todo se resuelve con una tabla general en la que los primeros ocho pasarán directo a los octavos de final y esperarán a los que terminen entre el 9º y el 24º, que definirán la clasificación a esa instancia en unos playoff. El resto queda afuera. Como diría la ministra de Seguridad: ya lo vas a entender.
Con la nueva Champions, los equipos suman dos partidos a la primera fase respecto a lo que pasaba con los antiguos grupos. Y además se suman los playoff previos a los octavos de final, con partidos ida y vuelta. La UEFA busca que haya cruces de alto impacto desde el arranque. Por ejemplo, un City-Inter o un Milan-Liverpool, como pasó esta semana. Es un intento para neutralizar la Superliga con la que amenazan los clubes más poderosos. Lo hizo explícito Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA, cuando presentó el torneo. Pero la bronca de los jugadores está apuntada contra la FIFA, que para mitad del año que viene sumó el Mundial de Clubes en Estados Unidos, una idea de Gianni Infantino para no perderse su parte de la torta.
The Athletic, el sitio deportivo del diario The New York Times, armó un debate interesante entre dos analistas. Rob Tanner y Steve Madeleine, que suelen escribir sobre fútbol en ese espacio, mostraron miradas distintas. “Convocar una huelga es una opción extrema -escribe Tanner- pero no hay duda de que ahora hay demasiadas exigencias para los mejores jugadores con la expansión de la Liga de Campeones y el Mundial de Clubes y la ampliación de los torneos internacionales”. Responde también a algo que surge de manera muy rápida cuando se debate sobre la carga laboral de los futbolistas, que ganan en millones. “Están muy bien pagados -dice Tanner- pero siguen siendo seres humanos”.
La respuesta de Madeleine va por otro lado. ¿Los hinchas se sentirían solidarios con un eventual paro de los jugadores de su equipo? “No estoy seguro de que muchos abonados o televidentes del Reino Unido y del resto del mundo que gastan todo su dinero extra viendo fútbol apoyen que los jugadores dejen de trabajar”, sostiene Madeleine. Pero esto puede resultar parecido a lo que ocurre con pasajeros de transporte público, madres y padres de alumnos de escuela, o pacientes a la espera de una atención hospitalaria. Las urgencias y necesidades pueden ser distintas pero las reacciones a veces pueden ser las mismas.
Un informe de FIFPro, el sindicato de futbolistas, publicado al final de la última temporada mostró que hay futbolistas que sólo tienen descanso el 12% del año. Es decir, menos de un día a la semana. No sólo se trata de jugar: también se trata de viajar, ir y venir, pasar las noches de hotel en hotel. No hay descanso. Poner en discusión el negocio también permite poner en discusión el juego. Esa falta de descanso atenta contra el espectáculo. Incluso si se planteara, como también se hace, que los entrenadores que cuentan con mejores planteles podrían rotar jugadores. Desde Pep Guardiola a Carlo Ancelotti apoyaron a sus futbolistas.
FIFPro ya inició una demanda legal a la FIFA por el calendario del próximo año pero de fondo está la disputa por el control del fútbol. Están los clubes que siguen pensando en la Superliga y también la UEFA con sus distintos torneos de equipos y selecciones. Todos quieren exprimir el máximo del negocio. “Si se reducen los partidos, se reducen los contratos”, opinó el portugués Figo, ex futbolista ahora con traje de dirigente y aspirante a conducir la FIFA.
Durante el World Football Summit, el congreso de la industria del fútbol más importante del mundo que en estos días se realizó en Sevilla, el presidente de la Asociación de Futbolistas Profesionales de Inglaterra, Maheta Molango, contó un diálogo que se escuchó en un vestuario de la Premier. Los jugadores hablaban sobre los partidos que se venían y sobre la posibilidad de un paro. “¿Cuál es el sentido de todo esto? -intervino uno- Sí, soy millonario pero no tengo tiempo ni para gastar el dinero”.
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