La investigación publicada en la Revista Científica Nature certifica que la no concurrencia a las aulas, después de las reuniones sociales, es lo más efectivo en cuanto a medidas de intervenciones no farmacéuticas para bajar los casos de afectados por coronavirus.
El estudio, que se realizó en 79 territorios y luego fue validado con datos externos de 226 países, tenía por objetivo realizar un ranking de efectividad de medidas de intervenciones no farmacéuticas (NPI) utilizadas por los gobiernos para frenar la propagación del virus. En el estudio se analizaron más de seis mil medidas implementadas, entre las que se encuentran las restricciones de viaje, el distanciamiento social, medidas de protección personal, autoaislamiento, cierre de escuelas y prohibición de eventos públicos.
El análisis de los datos arrojó que las medidas más efectivas resultaron ser el cese de reuniones sociales (83% de efectividad para reducir el R), el cierre de las escuelas (73%) y las restricciones de fronteras (56%). También se observó que tienen una efectividad muy alta las medidas que apuntan a incrementar las capacidades de atención médica y de salud pública, como sumar equipo de protección personal (51%), restringir el movimiento individual (42%) y un bloqueo nacional (25%). En cuanto a las medidas más efectivas, se incluyen toques de queda, encierros y restricción de lugares donde las personas puedan reunirse durante un período prolongado. Es decir, cancelaciones de reuniones menores (cierres de locales, restaurantes, trabajo a domicilio) y cierre de instituciones educativas.
El estudio llega a la conclusión de que es necesaria una combinación adecuada de NPI para frenar la propagación del virus. «Las medidas menos disruptivas y costosas pueden ser tan efectivas como las más intrusivas y drásticas (por ejemplo, un bloqueo nacional)», pero que siempre depende del contexto local como del momento de su adopción, afirma el paper.
Respecto a las escuelas, el trabajo explica que estudios previos no le atribuían el efecto de propagación del virus, pero que la evidencia actual indicó que el cierre de escuelas en los Estados Unidos redujo la incidencia de Covid-19 y la mortalidad en un 60%. Asimismo, en Corea del Sur se identificó a los adolescentes de entre 10 y 19 años como las personas con más probabilidades de propagar el virus, antes que los adultos y los niños en entornos domésticos.
El estudio pondera que debe haber «un equilibrio entre las medidas radicales y de menor impacto para evitar consecuencias adversas, ya que las menos drásticas también pueden fomentar un mejor cumplimiento por parte de la población». Por último, el trabajo científico recomienda que los gobiernos deben considerar primero la NPI menos restrictivas, adaptadas al contexto local, y que en caso de que el número de infecciones aumente (o aumente por segunda vez, como en nuestro país), antes de elegir las opciones más intrusivas.
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