En su descargo, Jorge Azzolina reconoció haber conectado a Martínez Rojas y el jefe de la banda que irrumpió en la sede del diario.
Azzolina está acusado de «haber participado del plan criminal» que encabezó Martínez Rojas, quien irrumpió por la fuerza junto a la patota reclutada por Blander en el edificio de Amenábar 23, tras violentar las puertas de entrada y echar bajo amenazas y golpes a los tres trabajadores del diario que pernoctaban en resguardo de los elementos laborales por disposición del Ministerio de Trabajo.
«Niego todos los cargos que se me imputan», se desligó antes que nada el jefe policial que presentó un descargo por escrito y se puso a disposición de las preguntas de los funcionarios judiciales. Azzolina adjuntó además una copia de un oficio de abril de 2016 por el cual el Ministerio de Seguridad, a instancias de la Fiscalía de Instrucción 42, le brindaba protección física y moral a Martínez Rojas por una denuncia de amenazas. «Debido a esto, yo tenía la obligación de designar personal para que lo custodie ante sus presentaciones en Amenábar 23», intentó justificarse.
«La declaración de Azzolina está cuidadosamente armada, lo que explica la postergación que pidió su defensa para presentarse. Intenta fraguar una situación de ‘cumplimiento del deber’ con el argumento de que Martínez Rojas necesitaba custodia por supuestas amenazas, lo que en modo alguno explica que a medianoche dos patrulleros lo acompañaran a forzar su ingreso y el de la patota, al inmueble que legalmente estaba bajo la guarda de los trabajadores», analizó la abogada de Tiempo, María del Carmen Verdú, especializada en casos de violencia institucional. «Es tan absurda la versión que termina dando la última pincelada que faltaba para probar la participación criminal de la Policía Federal en el ataque», concluyó la titular de CORREPI.
«Yo lo único que le di a Martínez Rojas fue el contacto que me pidió», aceptó Azzolina, quien explicó que le había recomendado los servicios informales de la empresa de Blander porque el falso empresario pretendía poner bajo custodia sus supuestos emprendimientos. Esa versión se contradice con la aportada por el propio Blander en su indagatoria, quien aseguró que cuando Martínez Rojas lo llamó para hacer este «trabajo», «Azzolina me dijo que Martínez Rojas necesitaba custodia para ir al edificio con la policía y cuidar el edificio, pero la policía no podía cuidarlo», precisó el jefe de la patota en Comodoro Py. «
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