Columna de opinión.
La reapertura de la discusión sobre los ’70 comenzó apenas el presidente del «curro de los Derechos Humanos» pisó la Rosada. El 14 de enero de 2016 el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, se reunió en la ex Esma con los familiares de militares muertos en acciones guerrilleras del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), un espacio que, desde 2006, impulsa el juzgamiento de militantes de organizaciones armadas que sobrevivieron al terrorismo de Estado. Tres meses después, el 25 de abril de 2016, el ministro de Justicia, Germán Garavano, se reunió con Cecilia Pando, defensora del terrorismo de Estado que considera a los genocidas «presos políticos» y a los juicios «venganza».
Esos fueron los primeros pasos. El diputado y nieto restituido por las Abuelas, Horacio Pietragalla, recordó que los hijos de los genocidas que rechazan la libertad y la domiciliaria para sus padres revelaron que el macrismo había ofrecido beneficios si llegaba al poder. «Nos contaban que en campaña les habían ofrecido ciertos marcos de impunidad, eso lo vivieron en sus propias familias», detalló.
En mayo pasado la idea de los dos demonios cristalizó en un espacio propicio a esas teorías: la Conferencia Episcopal Argentina impulsó la «reconciliación» entre víctimas y victimarios del terrorismo de Estado en el marco de su 113 Asamblea Plenaria.
Luego de aquel primer encuentro con Avruj en 2016, Arturo Larrabure, hijo del coronel Argentino Larrabure, muerto durante su secuestro por el ERP, festejó y agradeció el «cambio de paradigma» de Macri y su «equipo». Su padre será uno de los homenajeados en este 2018 por el Ejército Argentino en el marco de una serie de recordatorios a sus héroes en el combate a la insurgencia. La secuencia comenzó el viernes con un acto oficial en la Guarnición de Azul para recordar a cuatro fallecidos en el intento de toma que la guerrilla guevarista realizó el 19 de enero de 1974.
Con el macrismo, el camino de la Memoria, Verdad y Justicia se volvió pantanoso. Jorge Aguad cerró el año con despidos en el área de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa que aportaba a los juicios. Y esta semana el Ejército, al mando del teniente general Diego Luis Suñer, anunció los homenajes que reinstalan la idea de que lo que ocurrió en los setenta fue una guerra y desconocen el contexto: aquel Ejército fue el que se entrenó en la Escuela de las Américas y el que dio el golpe del 24 de marzo de 1976.
«La intención es que que se vuelva a discutir la Teoría de los dos Demonios, que es una discusión que ya fue cerrada. Sin embargo, desde que asumió el gobierno vienen intentando reinstalarla», opinó Pietragalla. «Hoy se sienten habilitados a institucionalizar y hacerlo oficial», completó.
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