La exposición, que podrá visitarse hasta el 29 de diciembre, reúne piezas de reconocidos artistas contemporáneos y una selección de obras textiles del siglo XX que pertenecen a la colección de Nicolás García Uriburu.
“Existe una relación etimológica y conceptual entre un textil y un texto, pero también una relación histórica. En la cultura indígena americana, y especialmente en la región andina, las piezas de alfarería y los textiles fueron objetos comunicativos por excelencia, existiendo allí una unidad indivisible entre lo estético y lo funcional. El textil fue el medio primario para la manifestación de ideas, dada la utilidad de los productos y el potencial expresivo de este medio”, escribe la historiadora de arte Sofía Jones en el texto curatorial.
Esta exposición se inscribe en una tendencia mundial de revisitar y reinterpretar la estética indígena en el arte contemporáneo. “Hay un renovado interés en este tipo de influencias que marcaron el siglo XX y también el presente. Sin ir más lejos, este año se inauguró una muestra llamada “Antes de América” en la Fundación March, en Madrid, donde justamente se tratan estos temas; y hay en simultáneo una serie de exposiciones en este momento en América Latina vinculadas a esta temática”, dice a Tiempo el director de la Galería, Mauro Herlitzka.
“Trama en América” no sólo dialoga con las exposiciones de otros países, sino que también teje una narrativa que se entrelaza con diferentes períodos históricos. “Hemos presentado artistas contemporáneos que toman o abrevan estas estéticas, pero también hay una genealogía que está vinculada a la historia de nuestro país con el arte textil, que tiene una influencia indígena importante con los telares. Hay una serie de mantas de mediados del siglo XX, que pertenecieron a la colección de Nicolás García Uriburu, un coleccionista muy entendedor y refinado en su conocimiento de esta temática específica. Estas piezas, a lo largo de la exposición, muestran una conexión muy significativa con la producción actual hecha por artistas contemporáneos”, explica.
Dice Sofía Jones, citando al catálogo de la Fundación Nicolás García Uriburu, que la colección recupera no sólo la tradición americana sino también la influencia europea que miraba a las “tierras vírgenes” de la región como un locus amoenus, un espacio idílico. En las lanas pueden verse bordados de la naturaleza autóctona, la flora y la fauna americana, así como “composiciones geométricas abstractas, figuras ornamentales, y elementos del repertorio originario americano como las chakanas o cruces andinas. Se trata de textiles que no se encuentran tensados sobre soportes rígidos, recordando su uso funcional original”.
Esta tradición textil persiste en la América poscolonial, en la zona andina, y llega a tener consonancia hasta el arte de nuestros días, como puede verse en la exposición. “Todos estos influjos dicen algo de la historia de Latinoamérica y de una historia no escrita. Los telares de la colección de García Uriburu están hechos por mujeres anónimas del norte argentino y también más allá, hay conexiones con Bolivia. Como sabemos, en Latinoamérica las delimitaciones fronterizas, en algunos casos, son más geográficas que culturales”, dice Herlitzka.
Sin ir más lejos, las piezas que se exponen del artista venezolano Juan José Olavarría son banderas argentinas monocromas embebidas en tierra. El artista las enterró en Tucumán, escenario de la declaración de nuestra independencia, como parte de un rito ancestral. “La bandera perdió su color, perdió parte del azul y blanco, pero está ahí, permanece”, apunta el director de la galería.
El artista boliviano Andrés Bedoya, por su parte, presenta un textil realizado con lana, tela y cabello humano recolectado en peluquerías de su país de origen. En esta pieza explora problemáticas de género y raza, el duelo y el desprendimiento de una relación colonial en nuestro territorio.
La obra de la argentina Teresa Pereda está compuesta de una serie de acciones realizadas en la Amazonia brasileña, manifestando un interés por el medio ambiente y por los conocimientos ancestrales de las poblaciones originarias. Realizó ovillos de lana con tejedoras y los llevó al norte de Brasil. Los pueblos locales los trasladaron a través de la selva y del río, donde las hebras se fueron desarmando en el agua. “Tiene una gran cantidad de interpretaciones posibles, las tramas son llevadas y se van disolviendo en la propia naturaleza”, dice Herlitzka. En la exposición podrán observarse algunos de los ovillos, a la vez que fotografías y dos videos de la intervención performática.
La serie se completa con obras de Marcela Astorga, Carla Beretta, Gerardo Goldwasser y Candelaria Traverso.
Hasta el 29 de diciembre
De lunes a viernes, de 11:30 a 19 horas.
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