Con apuro por la voluntad de un sector de la UCR de sesionar la semana que viene para hacer caer el veto, el Ejecutivo busca repetir la épica de los "héroes" que frenaron el aumento de las jubilaciones. En paralelo, siguen las alquimias para recomponer los ingresos universitarios.
En este marco, desde Casa Rosada confirmaron ante este medio que los intermediarios del gobierno comenzaron a conversar con los cabecillas de la bancada del PRO, el MID y el sector díscolo del radicalismo. Con esto, el gobierno busca asegurarse un apoyo similar al que brindaron los 87 héroes que acompañaron el veto al aumento jubilatorio celebrado con un asado en la Quinta presidencial de Olivos.
Tal como contó este medio, en el oficialismo desconfían de la predisposición del partido amarillo para apoyar este veto, a pesar del trabajo en tándem que mantienen desde el inicio de la gestión. En un despacho, incluso, se apuran a advertir que este tentativo cambio de rumbo del PRO podría darse como una muestra de “independencia” al propio oficialismo, un movimiento que el espacio fundado por Mauricio Macri ejecuta de vez en cuando. Los críticos informes de la Fundación Pensar son una muestra de ello.
Las negociaciones las encabeza el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. El riojano pasó toda la mañana en la casa de Gobierno, donde se reunió con su primo lejano, Eduardo ‘Lule’ Menem y la secretaria general de la presidencia, Karina Milei, para diagramar el paso a paso que promete sacarle el sueño por una semana a más de un funcionario.
A la misma hora, el jefe de la bancada del PRO, Cristian Ritondo, fue recibido por el vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán. Aunque desde el oficialismo aseguran que en la reunión no hubo tiempo para dialogar sobre el veto, puesto que junto a ellos se encontraba el intendente de Junín, Pablo Petrecca, lo cierto es que los diálogos entre el oficialismo y el partido son un hecho.
Consultados por Tiempo, desde la bancada del PRO advierten que aún no tienen definida la postura que tomará el espacio en la sesión del próximo miércoles. Según informaron, la misma se definirá en la reunión del bloque agendada para el martes, horas antes de que la Cámara tenga que definir el futuro del veto.
Mientras tanto, el ex presidente Mauricio Macri recibió esta mañana en las oficinas de Acassuso a los senadores de su espacio. “Estamos convencidos de que el camino hacia un país mejor se construye a partir del respeto por las instituciones, la cultura del trabajo y la responsabilidad fiscal”, reza el comunicado. Por ahora, pocas novedades en el frente.
Otras de las bancas que desde el oficialismo miran con hambre son las de los cinco radicales díscolos que apoyaron el veto jubilatorio tras ser recibidos por Javier Milei en Casa Rosada hace algunas semanas. Aunque reconocen que aún no están cerrados los canales de diálogo, desde Balcarce 50 afirman que las bancas de Luis Picat y Mariano Campero, los alfonsinistas devenidos en libertarios, ya están adentro.
En el gobierno reconocen que trabajarán a contrarreloj para intentar salvar el veto presidencial y adelantan que estarán dispuestos a negociar con la oposición dialoguista las condiciones para que esto ocurra.
Mientras intentan salvar el veto, desde el Ministerio de Capital Humano no cierran la puerta a las negociaciones con las universidades para destrabar el conflicto con el sector. A pesar de mostrar buena voluntad, puesto que confirmaron que volverán a reunirse con los representantes universitarios, lo cierto es que no están dispuestos a modificar la propuesta salarial del 6,8%. “Este aumento es suficiente e incluso mayor al que se aprobaron para otros sindicatos. Ningún docente con dedicación exclusiva cobra por debajo de la línea de pobreza”, dicen desde el ministerio.
En este mismo sentido, en el oficialismo advierten que la marcha de este miércoles fue “exagerada”, dado que para el gobierno “el conflicto salarial está acomodado.” “No tuvimos una contrapuesta por parte de las universidades al aumento que les dimos”, afirman, y advierten que ésta decisión se dio porque “las universidades querían ir a la marcha.”
Tal como se encargó de remarcar el gobierno una y otra vez, incluso el propio presidente en lo que fue una de las jornadas más tuiteramente activas de su gestión, en Capital Humano creen que ésta fue una marcha de aparato para demostrar poder. “Sin dudas fue una marcha opositora para atacar al presidente e intentar desestabilizarlo”, sostuvieron sin dejar de mencionar que la convocatoria fue sustancialmente menor que la de abril. “Perdieron mucho publicó porque las universidades siguieron funcionando”, se justificaron.
Sin ocultar la notable molestia que generó esta movilización, en el ministerio advierten que no están entre sus intenciones atacar a la comunidad educativa. “No vamos a desfinanciar las universidades”, repiten una y otra vez. Las transferencias de fondos no dicen lo mismo.
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