En su recordado personaje de Kojak, el singular detective que recorría Nueva York, el actor logró eludir muchos de los lugares comunes que por entonces sostenían el género.
Lo particular es que Savalas continuaba sin ganas de dedicarse a la actuación, pero el dinero y la facilidad que tenía para pararse delante de cámara hacían que lo que podría haber sido un hobby se convirtiera en un trabajo a tiempo completo.
«Él pensaba que había actuado toda su vida, solo que a partir de ese momento lo haría por dinero. Algo que dijo muchas veces es que algún día descubrirían que no era un profesional y lo mandarían a su casa», dijo alguna vez en una entrevista televisiva su segunda esposa Marilyn «Lynn» Gardner.
La declaración de «Lynn» quizá hacía referencia no solo al oficio de su marido, sino también a su vida privada. La fama de mujeriego se la ganó gracias a sus incontables affaires y relaciones extamatrimoniales, como la que tuvo con Sally Adams, fruto de la cual nació su hijo Nick.
En cuanto al legado, el de Telly Savalas fue prolífico: con Katherine Nicolaides tuvo a Christina; con Gardner a Candice y a Penelope y con Julie Hovland, una agente de viajes de Minnesota, a Christian y a Ariana, quien desenvuelve el oficio de cantante, rol que Telly también ocupó con la publicación de dos discos, aunque no tuvieron la misma difusión y éxito que su imagen de actor.
En cuanto a su trabajo, el primer éxito lo alcanzó con «Los intocables», la inolvidable serie de mafias y detectives con protagonismo del agente Elliot Ness, encarnado por Robert Stack, en la que participó en tres episodios que le abrieron las puertas a trabajar en otras emisiones y a tener mayor continuidad en la pantalla grande.
Así, participó de grandes producciones de la época como «¡Combate!» y «El agente secreto de C.I.P.O.L.», hasta que en 1967 el rol de duro le vino como anillo al dedo en la bélica «Doce en el patíbulo», de Robert Aldrich, con otros emblemas de la fiereza de ficción como Lee Marvin, Ernest Borgnine y el mítico Charles Bronson.
La carrera de Savalas ahora estaba casi en exclusiva para los telefilmes, es decir, películas que estaban pensadas para ir directamente a la televisión y, casi algo que ya no existe: tomaban en cuenta las tandas publicitarias. La televisión estaba en su época dorada y producía a diestra y siniestra y en medio de este torbellino de creaciones es que surgió la idea de hacer «Kojak».
Impulsada por el suceso que fue «Las calles de San Francisco», con Michael Douglas y Karl Malden, es que se pensó en una serie en la que la ciudad y los policías fueran protagonistas por igual; pero esta vez, el agente de la ley dejaría de ser impoluto y comenzaría a tener sus lados oscuros, aunque no por hechos de corrupción, sino por lo implacable (14 años más tarde y con formato de comedia aparecería Sledge «Martillo» Hammer para, en forma de parodia, reunir las características que Savalas le imprimió a su personaje).
Cuentan que el piloto de la serie, que fue el telefilme «The Marcus-Nelson Murders», estaba basado en un caso real del asesinato de dos adolescentes y que para el rol principal habían propuesto a Marlon Brando, pero que por su malas formas de trabajar en el set fue dado de baja por los productores. Así, Brando recaló en «El Padrino», papel que le valió un Oscar en lo que es considerada la mejor película de la historia, y el camino para ser «Kojak» quedó allanado para Savalas.
Sin embargo, éste seguía siendo un personaje poco atractivo para el actor neoyorquino. Luego de tanto policial, tenía la intención de buscar por otros géneros y su representante lo convenció diciéndole que seguramente el piloto sería un fracaso. Pero lejos de estar en lo cierto, Savalas se vio obligado, por contrato, a asumir las cuatro temporadas con 118 entregas a las que se había comprometido.
Primer policía calvo de la historia de la televisión, también fue el primero en comer chupetines delante de cámara, exigencia del propio Savalas que por esos días intentaba dejar de fumar. Tras la finalización de la serie en 1979, Savalas intentó escapar de «Kojak», pero no pudo. El personaje revivió en algunas películas.
El 22 de enero de 1994 y luego de 11 años enfermo de cáncer de próstata, Savalas falleció en su Nueva York natal, quedando en la historia como el actor que le dio una profundidad a los policías de televisión; algo que sólo se encontraba en la pantalla grande en cintas como las de Alfred Hitchcock, Orson Welles o John Huston.
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