El trío liderado por Julio Coviello lanzó “Brujos”, su primer disco. “Con nuestra música nos acercamos a los bailarines”, explica el bandoneonista y compositor.
Cañón nace cuando se consolida una idea que tuvimos desde un comienzo: trabajar en grupo, entre todos los integrantes. Esa es la idea con la que empezamos a tocar desde el 2009 con Di Lorenzo y Bustos. Es más fácil decir que se trabaja en conjunto que «hacerlo» realmente. A nosotros nos costó unos cuantos años de trabajo y Cañón es el resultado de eso. La dinámica de trabajo que conseguimos entre los tres fue redefiniendo las cuestiones estéticas. Una de las mayores dificultades para trabajar en grupo es que todos los integrantes tienen que ceder parte de su identidad en post de una identidad grupal. Los que solemos ser más rígidos somos los que dirigimos. Es un buen ejercicio para mí escuchar las propuestas de los otros, me enriqueció mucho. Y mis compañeros con su mayor participación tienen el ejercicio de empoderarse, que no es fácil tampoco, revela Coviello.
¿Cómo fueron pensando y eligiendo las composiciones que le dieron forma a Brujos?
Cada una de las composiciones de Brujos tiene una historia particular, pero suelen nacer de una idea que cada compositor pasa al pentagrama. Después se escribe un arreglo para los tres instrumentos y lo tocamos en el ensayo donde cada uno sugiere cosas desde su perspectiva para que lo que está escrito rinda en el sonido. Hay composiciones de nosotros tres, donde se pueden escuchar rasgos de cada uno de nosotros dentro de la unidad sonora que tiene el grupo. Dentro de la misma dinámica están los temas «Caída Libre», con letra de Alejandro Guyot, y «Abismo», de Bruno Giuntini.
¿Cómo surgió la idea de hacer «Porque hoy nací» (Manal) y qué sienten que le suma al disco?
Este disco para nosotros es fundacional y esta letra de Manal nos identifica por urbana y existencialista. Además es un guiño a un trío precursor que marcó un camino. La versión que escribió Bustos tiene mucho vuelo, y aporta una nueva perspectiva a lo que ya es un clásico.
¿Cómo se les ocurrió sumar un bombo de batería al piano?
Yo quería agregar un timbre al grupo que no sea bandoneón, piano y contrabajo, como algo distintivo. Nos juntamos un par de veces con Di Lorenzo a buscar sonidos de teclados y sintetizadores muy diversos pero no encontramos nada que nos convenza. Un día nos juntamos los tres y Bustos pregunta si podía aparecer en el teclado el sonido de un bombo cuando marcaba la Yumba. Y Di Lorenzo le contestó que para que suene un bombo, lo tocaba él mismo con el pié izquierdo. Así empezó la idea. Después de tres años podemos hacer un tratado sobre las mil y una maneras de usar el bombo en el tango!!! En los ensayos nos divertimos mucho probando combinaciones diferentes. El bombo es parte de nuestra obsesión con el ritmo.
El tango contemporáneo no suele tener una relación estrecha con el baile. Pero Uds. dicen que componen inspirados por la danza. ¿Cómo surgió esa necesidad y cómo se refleja en la música?
En la lenta decadencia que comenzó a tener el tango desde 1955 y sobre todo en sus momentos más críticos, la música, la poesía y la danza del tango encontraron refugio por separado. La música tendió hacia el formato de concierto, la poesía se refugió con los cantantes en las peñas de cantores y la danza en las milongas. Creemos que los períodos que tuvo mayor fuerza el tango fue cuando sus artes estaban combinadas. Con esa idea nos volcamos decididamente a organizar milongas y acercarnos con nuestra música a los bailarines. Nos gusta el ritual de la danza. Que el que escucha no esté quieto, que interprete nuestra música a través del cuerpo, que se abrace con otra persona, que comparta en una pista con otras parejas algo tan íntimo como un abrazo. Actualmente organizamos la Milonga del Pez Cañón, en Vuela el Pez. Nuestros tangos nunca descuidan la cuestión rítmica. Vemos como un desafío componer tangos que nos gusten a nosotros y les gusten a los bailarines. Y en nuestra milonga se experimentan muy lindos resultados.
El tango tiene una gran tradición de cantores. En Cañón cantan dos instrumentistas, casi como un gesto rockero.
Gran parte de la historia del tango se desarrolló en un contexto donde los sistemas de amplificación eran poco frecuentes o no existían. Ese contexto determinó muchas de las características estéticas que hoy son tradición. Por ejemplo, un cantorazo como el Chino Laborde que parado junto a una Orquesta Típica despeina a toda la fila de fuelles con su voz. Nuestra idea de cantar en el trío es bastante simple y también tradicional: si hacés un tema lo tenés que cantar. En Brujos cantamos Di Lorenzo y yo, temas propios o que nos identifican mucho. Es la versión del autor, que siempre tiene una perspectiva diferente. Puede ser que en el ambiente del tango resulte como desafiante. Pero quien recuerda las hermosas versiones de Virgilio Expósito cantando sus propios tangos o escuchó las grabaciones de Ángel Villoldo cantando sus temas hace 110 años, descubrirá que no somos los primeros. En el rock y el folklore también los autores cantan sus temas, lo más raro es que no suceda. ¿Dónde habrá surgido la idea de componer un tema y no cantarlo?
¿Por qué te fuiste de la Orquesta Típica Fernández Fierro?
A los 18 años comencé a integrar la Orquesta Típica Fernández Fierro. Estuve entre el 2002 y el 2016. Con mis compañeros se iniciaron muchas cosas en esos años: editamos y presentamos nuestro primer disco, hicimos nuestra primera gira a Europa, nuestra primera calle en San Telmo, Inauguramos el Caff y la radio, nuestro primer disco con composiciones propias. Estar en ese proceso creativo poniendo el cuerpo fue muy intenso. A los 32 años dejé de formar parte, 14 años después. Me costó, pero todo lo que tuve que pagar lo vale.
¿Cómo ves la escena de tango actual y qué le falta?
Veo una escena del tango muy madura. Es hermoso ver que se van superponiendo nuevas generaciones de músicos. Para nosotros que estamos hace muchos años es hermoso interactuar con ellos porque nos pone en una nueva perspectiva que nos da dimensión de este proceso cultural que es el tango. En los 140 años de historia que tiene el tango hay sólo 20 o 30 de vacas gordas. En el resto de los años los músicos hicimos tangos por convicción y necesidad estética en los contextos más hostiles que se puedan imaginar. ¿Qué le falta? Más abrazos, nunca son suficientes porque son los que mantienen al tango vivo.
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