De madre argentina y nacida en Estados Unidos hace 23 años, se hizo fanática de River en sus visitas al país, aunque casi no habla español. Polifuncional, fue figura y autora de uno de los goles en el 2-2 contra Sudáfrica.
A la goleadora y figura albiceleste en el empate 2 a 2 frente a Sudáfrica el jueves por la noche de nuestro país por la segunda fecha del Grupo G del Mundial de fútbol femenino de Australia y Nueva Zelanda, no le pesa la camiseta argentina. El día que llamaron a su madre Karina para que representara a la Selección Argentina, Braun no dudó. Quería jugar con la celeste y blanca por su familia materna. Tres años después de su debut en la Selección, en plena Copa del Mundo, declaró –en inglés– que jamás usaría otra camiseta.
Perfeccionista dentro de la cancha, también lo es fuera. Por eso, según su madre, Karina, no se anima a hablar en español. «He estado aprendiendo palabras para usar en el campo de juego. ‘Sola’ es mi preferida, creo que digo mucho esa. Después aprendí muchas malas palabras porque las escucho un montón dentro de la cancha», declaró el año pasado en Relatores, durante la Copa América de Colombia 2022.
«Habla más de lo que ella dice», asegura Karina. Y explica que «le cuesta con los porteños porque hablamos muy cerrado y muy rápido. Pero cuando Germán (Portanova, el entrenador) le habla, ella entiende. Lo que pasa es que es una perfeccionista y si no está correcto lo que dice, prefiere no hablar. Pero si quiere, puede», agrega su madre.
Karina viajó desde Estados Unidos a Nueva Zelanda para ver a su hija disputar un Mundial. Cuando tenía 23 años –o sea la edad que hoy tiene su hija–, se mudó de Argentina a Norteamérica para aprender y estudiar inglés. Allí conoció al padre de Sophia, con quien tuvo tres hijos. «Es un orgullo que haya elegido vestir la camiseta de mi país, sobre todo por mis padres –sus abuelos–, que son a los que realmente les apasiona el fútbol», confiesa Karina en Nueva Zelanda.
En 2020, Braun debutó con la Sub 20 y sorprendió a sus compañeras al cantar el himno. En el momento que confirmó su presencia en la Selección argentina, su madre le aconsejó que se aprendiera la letra: «Para mí era importante que ella pudiera cantarlo si iba a representar al país».
Braun es mediocampista y le gusta la banda derecha. Pero su polifuncionalidad –como ninguna otra en el equipo argentino– le otorga variantes a Portanova. En su carrera albiceleste, Sophie –como le dicen– jugó de 2, de 4, de 5 y de 8. En este Mundial, ya alteró la posición de lateral derecha (en el primer tiempo contra Sudáfrica) y volante central.
En la segunda parte frente a Sudáfrica, Braun jugó de 5 ante la salida de Daiana Falfán y Lorena Benítez en el entretiempo. Su dinamismo, prolijidad y despliegue físico –más los cambios de nombre que realizó Portanova– le cambiaron la cara al equipo. Pasó de un primer tiempo desdibujado, con errores defensivos en la salida a un equipo que con garra buscó la remontada y el histórico primer triunfo mundialista, que aún deberá esperar.
Y, como si su juego no fuera suficiente, su pie derecho fue el artífice de la remontada. Tras un despeje, agarró de lleno a la pelota –como todo aficionado al fútbol le gustaría agarrarla alguna vez– y la clavó en el ángulo izquierdo de la arquera sudafricana, Kaylin Swart.
Braun lo gritó y Argentina se descargó. Se sacó ese primer peso de encima –convertir un gol– y en cinco minutos consiguió el empate definitivo del partido. «Sophia es una jugadora muy inteligente. Ella no entiende castellano, pero el fútbol es universal y ahí entiende todo», la definió Portanova post partido.
La Selección acercó a Braun a la idiosincrasia argentina. No fue al revés. «Cuando Sophie era chica tal vez íbamos a la Argentina por una semana y le daban pastafrola o helado como un mimo, pero no lograban inculcarle las tradiciones y la cultura», recuerda su madre. Y agrega: «Ahora, cuando va a concentrar con la Selección, sale los fines de semana y se va a la casa de mi prima o de mis tíos y empieza a tener relaciones con mi familia».
Cuando era chica, Braun visitó en varias oportunidades Argentina y siempre se hospedó en la casa de sus abuelos maternos, en Buenos Aires. Beaverton, donde ella nació, es una localidad de menos de 100 mil habitantes en el estado de Oregon. El contraste entre ambas ciudades le atrajo desde el primer momento: «Era muy divertido, íbamos a caminar y te hacía sentir muy pequeña».
Lo otro, el estadio Monumental. Fanática de River –herencia de su familia materna–, contó que fue una sola vez a ver un partido y quedó anonadada de la inmensidad y el fanatismo de los hinchas argentinos. «Fue increíble –dice–. La cancha estaba llena, todo era una locura».
Cuando tenía 15 años, en 2015, Braun viajó a Canadá para ver el Mundial de fútbol femenino. En aquella oportunidad, alentó a Estados Unidos y empezó a idolatrar a la futbolista de ese país, Tobin Heath, que en la final contra Japón hizo uno de los goles. Hoy, confiesa, admira a Estefanía Banini, su compañera de equipo. La conoció cuando jugaba en Estados Unidos y ahí se enamoró de su juego.
Braun debutó en la Mayor en el 2021, en el torneo She Belives Cup. En aquel momento, el entrenador Carlos Borrello la describió como una futbolista «bien de conducta y entrenamiento americano». Dijo que tenía muy buena técnica, muy buen comportamiento y muy buen estado físico: «Viene con un recorrido importante, haciendo una carrera que en Argentina no sucede. Tiene una proyección importantísima, con mucho futuro».
Frente a Sudáfrica, Braun demostró aquello que llamó la atención de la Selección Argentina y jugó sin contexto. Pero a diferencia de hace algunos años, entendió la idiosincrasia argentina y post partido declaró: «Estoy orgullosa de cómo nos recuperamos. Nunca nos dimos por vencidas. Mostramos corazón. Pudimos revertirlo. Amo a la Selección argentina, estoy feliz de jugar acá. No quisiera usar otra camiseta».
Tras un empate ante Sudáfrica y una derrota contra Italia en los dos primeros partidos, que dejaron muy complicadas las chances para avanzar de fase, Argentina enfrentará a Suecia este miércoles a las 4:30 de la madrugada de nuestro país en búsqueda de su primer triunfo en la historia mundialística. Es posible que sea la despedida del equipo de Portanova de este Mundial. Pero, casi seguro, la historia en común entre Braun y las Copas del Mundo recién acaba de comenzar.
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