Soledad Acuña cerró un club escolar de La Boca donde asisten más de 60 niños y niñas

Por: Martín Suárez

Son doce clubes que hay en toda CABA. Funcionan hace 20 años y nacieron en plena crisis social del 2001. En esos lugares miles de pibes encuentran contención, recreación y un plato de comida.

“¿Por qué no voy a poder ver más a mis amigos?” preguntó Santi a su papá mientras se retiraban de la Escuela Nº 3 «Juana María de Gutiérrez» DE 4, sin poder contener sus lágrimas. Santiago tiene 9 años y hace tres que asiste cada sábado al Club de Chicos La Boca. En esa escuela funcionó hasta el pasado 4 de diciembre, uno de los 12 clubes de chicos que hay en los colegios de la Ciudad de Buenos Aires donde niñas y niños de 6 a 12 años, realizan diferentes actividades que tienen por objetivo: la re inserción de aquellos que no se encuentran escolarizados, y el fortalecimiento del recorrido educativo de quienes asisten a la escuela.

Cómo llevar adelante una huerta en casa; diferentes actividades plásticas y manuales; cómo realizar un proyecto de Diario; construcción de instrumentos musicales, murga, lectura y escritura; son solo algunas de las tantas actividades que se realizaban en el Club Chicos La Boca cada día sábado. Este club funcionaba dentro del Programa Club de Jóvenes y Chicos del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, y nacieron a partir de la crisis del 2001, primero como centros de contención y alimentación y, con el tiempo, en lugares para crear y fortalecer lazos con Instituciones de la Comunidad y realizar proyectos socioeducativos.

“Estos clubes son muy necesarios para los chicos y chicas, porque más allá de recibir un desayuno y un plato de comida todos los sábados, es un punto de encuentro donde realizan actividades que tiene que ver con lo lúdico, lo recreativo y lo expresivo en general, que los ayudan a reinsertarse dentro de la comunidad educativa”, señala a Tiempo Nicolás Salvático, docente del Club de chicos de La Boca.

El rol que cumplen estos clubes es fundamental para la socialización de niñas, niños y jóvenes, que viven en los barrios más postergados de la Ciudad. En esos lugares se desarrollan propuestas pedagógicas, socioculturales y comunitarias desde diferentes tipos de lenguajes y áreas como herramientas para promover el acceso y sostenimiento de la escuela y mejorar las trayectorias educativas de niños y adolescentes. Además, “propician el acercamiento de las familias a la propuesta educativa que realizan sus hijos y generan lazos de pertenencia entre los chicos y su escuela”, afirman desde la web oficial del ministerio de Educación local.

“En principio el cierre de este club representa un recorte presupuestario que todavía no podemos determinar, aunque a quienes integramos el plantel de docentes nos dijeron que nos trasladan a diferentes sedes», detalla Nicolás y agrega: “Las familias de La Boca y de los barrios aledaños se quedan sin esta propuesta educativa que es clave para la formación de los chicos y su desarrollo dentro de la sociedad”. El argumento que dieron desde la cartera educativa para cerrar esta sede es que es baja la cantidad de chicos que asisten a este club. “Nosotros repudiamos esta forma mercantilista que tiene de ver el mundo Soledad Acuña, porque de esta manera no tiene en cuenta a los chicos en las trayectorias educativas, ni tampoco tienen en cuenta las necesidades de las familias. Esta excusa del cierre es la misma que había dado María Eugenia Vidal cuando quiso cerrar las escuelas del Tigre, o cuando Soledad Acuña quiso cerrar las escuelas nocturnas”, remata Salvático.

Frente a la decisión tomada por la Dirección del Programa Club de Jóvenes y Chicos del Ministerio de Educación porteño de cerrar la sede de La Boca, la comunidad educativa integrada por familias, docentes y estudiantes, repudian esta disposición y exigen la continuidad de este espacio. “Basta de privatizar espacios públicos. Basta de robarle sus derechos y sus sueños a las infancias. Basta de recortes para educación. Que Larreta y Acuña devuelvan todo lo que vaciaron,  privatizaron, precarizaron y cerraron en los últimos años”, son solo algunas de las consignas de la comunidad educativa nucleadas en diferentes colectivos.

“Nos dijeron que cerraban el club el último día de clases, el sábado pasado”, cuenta a Tiempo Carlos, papá de Santi. “Me parece que el gobierno porteño está meando fuera del tarro, no les importa la educación de los pibes ni siquiera que pierdan a sus amigos, después durante la pandemia se llenaron la boca de que los pibes tenían que convivir con otros pibes”, agregó Carlos.

Desde el ministerio de Educación porteño, por su parte, negaron el cierre. Explicaron que el club escolar pasará a funcionar en otra escuela «a escasas cuatro cuadras de donde funciona hoy». «Esto se debe a que de manera regular estaban acudiendo solo cuatro chicos a las actividades y la nueva escuela garantiza una asistencia más numerosa».

Clubes de jóvenes y chicos

Los clubes de chicos son para niños y niñas entre los 6 a los 12 años, funcionan los sábados de 10 a 14 horas, en doce escuelas primarias de la Ciudad de Buenos Aires. En cambios, los clubes de Jóvenes, son para adolescentes a partir de los 13 años, y funcionan de 14 a 18 hs. Entre los principales objetivos de estos lugares, se destacan: “Diseñar propuestas diversas que ofrezcan a los chicos oportunidades de crear y recrearse, de disfrutar, de aprender cosas valiosas; Lograr en los grupos y en cada uno de los chicos grados mayores de autonomía y responsabilidad acerca de sí mismos; y ofrecer espacios donde poder desarrollar sus búsquedas y sus confrontaciones, elaborar conflictos, desplegar proyectos, otorgarles sentido y creer en ellos”, destacan desde el ministerio de educación porteño.

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