La actriz protagoniza La sabiduría, el thriller de género dirigido por Eduardo Pinto. Y en las próximas semanas estrenará otras dos películas: El cuidado de los otros y Lava. Su gran momento en el cine, su formación profesional y el empoderamiento femenino.
Dice sentirse «adoptada por el cine», y tal vez esa es la razón por la cual Sofía Gala Castiglione (32 años) se embarca en proyectos en los que pone el alma, viviendo tramas donde los personajes que encarna se apoderan de ella durante el tiempo de filmación. En la última recta del año su figura será muy vista en películas próximas a estrenarse, las cuales la tendrán en diferentes roles, algo que ella disfruta «como la primera vez», dice en su encuentro con Tiempo mientras esboza una sonrisa siempre palpable.
Dentro de todo ese devenir también se la podrá ver en las películas El cuidado de los otros y Lava –ver recuadros– dirigidas por Mariano González y Ayar Blasco respectivamente, en lo que representará una suerte de triple estreno para Sofía, algo que de movida es algo poco habitual para cualquier artista en nuestro cine. Ambas películas se proyectarán previamente a su estreno comercial en el Festival de Mar del Plata, pero la producción que llegará en breve a las salas del país –se postergó el estreno pautado para el 14/11– es una película que ella ansiaba realizar, aunque que por esas cosas que pasan en esta parte del mundo tardó unos diez años en transformarse en una patente realidad.
Se trata de La sabiduría, un thriller social (o de género) que representa la nueva apuesta del director Eduardo Pinto, y que no sólo tiene a Gala Castiglione como figura dominante desde lo protagónico, sino que también suma a un elenco notable centralizado en las figuras de Daniel Fanego, Lautaro Delgado Tymruk, Amalia Couceyro, Paloma Contreras, Leonor Manso, Diego Cremonesi, Luis Ziembrowski, Juan Palomino y Pablo Pinto en roles secundarios pero igual de determinantes para esta historia.
La trama construida por Pinto nos lleva directamente al campo argentino, con su aridez y soledad siempre presentes. En ese contexto, extraído como un calco del siglo XIX, tres chicas, todas bien disímiles entre sí, se toman unos días libres del ruido de Buenos Aires para descansar en una estancia que nunca ofrecerá descanso. Ahí se topan con una pesadilla alimentada por el machismo más rancio, casi como el único elemento social perdurable en el marco de una inmensidad geográfica de la que es imposible escapar. «Filmar es una suerte para mí, lo mismo que para los que participamos de una experiencia genial como fue La sabiduría. En estos tiempos, no podemos darnos el lujo de vivir sin arte, sin entretenimiento. Al no ser algo vital para nuestra supervivencia física, resulta claro que sea una de las primeras cosas que se corten, pero me siento así de bien porque esta vez filmar fue una experiencia de guerrilla. Tenemos que dejar de pensar que vivir es solamente comer y trabajar para tener otras experiencias que sólo pasan por el arte. Eso es algo que podemos encontrarlo hasta en la esquina de nuestras casas o en una intersección de una avenida cuando un pibe hace un show de malabares que te deja con la boca abierta. Hay que tratar de pasarla bien e incluir al otro, porque eso no nos obliga a tener plata de por medio».
–Hablás de los bienes del espíritu…
–Exactamente. Siento que es muy necesario que el arte nos sostenga a todos, no sólo a una parte de la sociedad. Apostar a eso hoy es más difícil porque todo cuesta más en estos días, así que jugarse ahora es más valorable que antes. Así que hacer cine en nuestro ahora tiene mucho de apuesta, y esta película es eso también, porque tardó en llegar pero se concretó. Siento que en definitiva eso es lo que queda y lo único que me importa.
–¿Cómo fue eso?
–Hace muchísimos años conocí a Eduardo (Pinto) por medio de Diego Rafecas que iba a ser el primer productor de esta película. Fue algo así como unos diez años para atrás de todo esto, pero Eduardo ya tenía el guión, aunque era bastante distinto al de ahora. Bueno, ahí me ofreció el guión, aunque no había una idea de cuándo se podía filmar. Cinco años más tarde se concreta la posibilidad de hacerla, ahí me llaman de nuevo para decirme que arrancábamos, pero yo estaba embarazada de mi hijo más chico y no me podían esperar. Pero al año siguiente yo tengo a mi hijo y la película no se había hecho todavía, así que le pedí al director volver a hacerla y finalmente pude participar. Por eso te digo que esta producción tuvo muchas idas y vueltas, productores, instancias y hasta un guión nuevo.
–¿Qué fue lo que atrajo de esto último?
–El cine latinoamericano siempre califica más para hacer algo político, dramático o realista. Inclusive desde afuera es así como nos ven, porque se hizo mucho en el pasado ese tipo de cine de carácter temático. Pero lo mejor es que en estos días, o mejor dicho desde hace muy poco, hay películas con temáticas de género, y esta producción con su nuevo guión tenía bastante de eso. Me interesaba atravesar desde la ficción la problemática de género porque se iba hacia algo nuevo en la pantalla, algo que al mismo tiempo es de nuestra realidad. En lo personal no me interesa hacer drama, me interesa participar en cosas que nos afectan día a día. Este era un guión nuevo y era arriesgado, sobre todo porque mezclaba la ficción y lo que nos pasa a las mujeres acá y ahora. Entonces, si al principio era un thriller de tres chicas, después pasó el tiempo y sumó todo lo que pasó y pasa con las mujeres en la vida real y que va más allá de la ficción.
–¿Tenés algo en común con Mara, el personaje al que interpretás en pantalla?
–Para mí es imposible no tener nada de un personaje. Me pasa que soy autodidacta, no soy actriz de un método, sino que me formé sola porque es lo que me sale desde chiquita. Cuando agarro a un personaje me fijo qué va a atravesar, pero en realidad soy yo en la piel de otro. Por eso me cuesta mucho salir de ahí porque soy yo, nació de mí, es una construcción y un conjunto de mis emociones. Mara tiene una vida que yo no tengo, labura con una computadora, le gusta la electrónica, es medio controladora, freak y está enamorada de su amiga. Con todo eso, yo como Sofía Gala, me fijo qué me pasa a mí cuando vivo con todos esos elementos. Entonces no armo el rol desde lo lejos, no me pregunto de dónde viene y a dónde va para armarlo, nos atravesamos mutuamente y vemos que nos pasa. Todo eso nos va a dar más verosimilitud, y eso es lo que busco, sobre todo porque quiero ser creíble ya que la gente que te mira no es tonta y se da cuenta si tenés hilos que te cuelgan (risas). De todas formas yo no critico a otros actores que lo hacen de otra forma, lo planean de una manera especial a su rol y no se sienten condicionados con esa práctica. Si a ellos les funciona no tengo nada que decir.
–En varios momentos de la película manejás armas. ¿Cómo te llevás con esa parte de tu laburo?
–Mirá, yo odio las armas, de verdad lo digo. Es así y a tal punto que en algunas películas pedí expresamente no portarlas si no era algo ultranecesario de la historia a interpretar. Son elementos que no me gustan, me dan mucho miedo, pero… (piensa), si lo tengo que hacer en definitiva lo hago.
–¿En este caso hiciste algún entrenamiento previo?
–Sí, por supuesto que lo hice porque no tenía otra opción y porque a la vez me iba a servir para enfrentar situaciones internas. Había gente que se encargaba de la utilización de los efectos especiales de la película que me ayudaron mucho con la enseñanza. Son todas personas muy profesionales con los que trabajé el armado y desarmado de las armas pero también cómo tirar y parecer creíble aunque, por más que trabajé mucho, son todas cosas que me fueron difíciles de manejar. Estuve practicando un poco, pero no me resultó nada cómodo, aunque igual me sirvió mucho porque siempre es bueno laburar en algunas situaciones incómodas. Estar haciendo de una persona en particular cuando sos otra muy opuesta a la que interpretas también te sirve, aunque cueste. En ese aspecto hay un factor fundamental, y es que a mi personaje le gustan mucho las armas.
–La película es un signo de los tiempos con respecto a lo mucho que les pasa a las mujeres en el día a día.
–Eso es así y afortunadamente formó parte de las cosas que cambiaron de la historia inicial. Pero te cuento que en algún momento fuimos las chicas de la película las que fuimos a hablar con el director para pedirle una vuelta de tuerca. La película tenía otro final y a nosotras nos parecía que tenía que contar otras cosas que ahora sí cuenta, algo que no voy a revelar porque si no estaría contando demasiado. Pero fue genial que nos permitieran siendo mujeres los cambios que sugerimos y eso significa un trabajo de comunión total porque los varones, que tienen un lugar difícil en la película también buscaron otra mirada y aportaron lo suyo a una historia de mujeres. Si no hubiésemos estado tan unidos como grupo, no sé si habrías salido todo lo que hoy se puede ver en pantalla. «
¿CUÁNDO?
La sabiduría. Dirección: Eduardo Pinto. Actúan: Sofía Gala Castiglione, Paloma Contreras y Analía Couceyro. Estreno: a confirmar.
Vínculos, desgracias y sorpresas
Más allá del estreno formal de La Sabiduría, uno de los proyectos a los que dedicó más tiempo Sofía Gala Castiglione es a la segunda película de Mariano González. Se trata del El cuidado de los otros, sucesora de Los Globos (2016) film con el que el realizador ingresó al mundo del cine comercial. Gracias a las repercusiones de su debut, su nuevo film ingresará directamente a la Competencia Internacional del 34° Festival de Cine de Mar del Plata, algo que Sofía Gala Castiglione evalúa como un factor positivo más allá de los resultados.
“Haber participado de esa experiencia fílmica fue otra de las mejores cosas que me pasaron. La historia es muy interesante desde lo social, porque trata sobre una chica que cuida a un niño, y que por algo fortuito que tiene que ver con su novio, el nene al que cuida termina consumiendo accidentalmente una droga y necesita que lo lleven a un hospital. Ella no es alguien malo, no es una villana, pero el film trata sobre cómo se establecen vínculos que parten de la confianza, sobre todo cuando alguien confía en otro el cuidado de los hijos y termina pasando una desgracia como la que cuenta la película. Es interesante ver cómo las circunstancias se ven alteradas y cómo se experimenta el sufrimiento en toda una cadena de participantes”.
Tatuajes y ciencia ficción
Otra de las propuestas con las que Sofía Gala Castiglione llegará a los cines de nuestro país se vincula con la energía del punk rock como género musical, el vértigo de la animación y un guión de plena fantasía.
Se trata de Lava, una historia animada dirigida por el realizador Ayar Blasco que llegará a los cines en breve, aunque como adelanto gozará de varias proyecciones durante el Festival de Mar de Plata que comenzó este fin de semana. “En esa trama soy Débora, una tatuadora que tiene su negocio y se gana la vida de esa manera porque es muy buena haciendo lo suyo. Es una historia que tiene bastante de ciencia ficción y que a la vez relata un devenir muy apocalíptico en un contexto de mucha, mucha locura visual. Más allá de eso la película tiene mucho humor, lo cual vuelve todo mucho más disfrutable para el espectador casual. Espero que la gente acompañe a esta propuesta porque tiene todo para que sea vista y muy disfrutada cuando llegue formalmente al circuito comercial”, destaca con entusiasmo Gala Castiglione.
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