El presidente también sostuvo críticas respecto al FMI. El pedido de paz en Ucrania y la búsqueda de colaboración por parte de Irán en la causa AMIA. Los encuentros con líderes internacionales.
Fue la cuarta vez durante la gira que Alberto Fernández hizo mención expresa al ataque que sufrió la vicepresidenta. Antes ya lo había hecho ante la CAF y el Banco de Desarrollo de América Latina, en su discurso en el consulado argentino en la inauguración de la muestra de la ESMA que compite para ser Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco, ante estudiantes de la Universidad New School y este martes, por último, ante el resto de los mandatarios del mundo en la asamblea anual de la ONU.
“Muchas veces en la historia, los magnicidios han sido prólogos de grandes tragedias. Fundados en el rechazo o el odio hacia las víctimas, quienes perpetraron semejantes acciones quebrantaron la paz pública y abrieron las puertas a enormes disputas sociales. Pueblos enteros sucumbieron detrás de esos profetas del odio”, comenzó.
“En la Argentina el intento de asesinar a la Vicepresidenta no solo afectó la tranquilidad pública. También buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida. En 1983 recuperamos la democracia e iniciamos un largo ciclo histórico en el cual alternaron en el gobierno distintas fuerzas políticas”, sostuvo.
Acompañaron a Alberto en el recinto el canciller Santiago Cafiero, el embajador Jorge Argüello, el secretario general de la presidencia Julio Vitobello, la embajadora ante la UNESCO Marcela Losardo , la portavoz Gabriela Cerruti y la primera dama Fabiola Yáñez.
“Los argentinos construimos el acuerdo del “Nunca Más” al terrorismo de Estado y a la violencia política. Valoramos la democracia como un modelo de desarrollo social que exige respetar al otro en la diversidad. Estoy seguro que la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina”, sostuvo. El presidente argumentó que “los discursos extremistas y violentos” pueden poner en peligro los estados de derecho y buscan “debilitar y erosionar las democracias”.
Al promediar su alocución, se pronunció sobre la deuda. Es que en el marco de su visita, compartió una bilateral de 45 minutos con Kristalina Georgieva ante quien volvió a criticar las sobretasas que sufren los países endeudados y el uso de los derechos especiales de giro (DEG).
“Debemos abandonar las prácticas económicas y financieras que el mundo desarrollado exige cumplir al mundo que intenta desarrollarse”, sostuvo. “Las naciones endeudadas padecen mucho más los efectos del sistema establecido”, dijo y añadió: “Es un endeudamiento que mi gobierno no generó pero que afronta con toda seriedad. Nuestros criterios son conocidos. Responden a lo dispuesto por esta Asamblea General en la Resolución 69/319 de 2015, cuando dispuso que las reestructuraciones de las deudas soberanas deben hacerse promoviendo el crecimiento sostenido e inclusivo, minimizando los costos económicos y sociales, garantizando la estabilidad del sistema financiero internacional y respetando los derechos humanos”.
En materia internacional, volvió a pronunciarse por el cese de la guerra “en la disputa iniciada con el avance militar de la Federación Rusa sobre el territorio de Ucrania”. En ese marco, y ante los informes de la FAO que advierten sobre hambrunas producidas por la volatilidad de los precios de los alimentos, insistió con que el país tiene un “rol como productor y exportador confiable de alimentos nutritivos y de calidad, también como proveedor de tecnologías aplicadas a la producción de alimentos para mejorar su rendimiento”.
Lo mismo sucede con la energía, por lo que relató que el país está “incrementando la producción para proveer al mundo de energías limpias y de aquellas que, como el gas natural, permitan reducir las emisiones de carbono durante la transición”. “Contamos con la segunda reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional. Contamos con una gran reserva de litio y con el potencial para desarrollar la energía solar y eólica, así como el hidrógeno de bajas y nulas emisiones”, enfatizó.
Más temprano, en el encuentro que manutuvo con estudiantes en la New School, una universidad de tinte progresista por la que pasaron dirigentes argentinos como el gobernador Axel Kicillof y el intendente Fernando Espinoza, entre otros, pero también dirigentes de América Latina como Álvaro García Linera, destacó que en Bolivia el litio es propiedad del Estado y que en Chile está declarado como “recurso estratégico”. Fue entonces cuando sugirió la posibilidad de que Argentina también declare a este material cada vez más requerido para la industria informática como “recurso estratégico”, a la vez que propuso una coordinación entre los tres países sudamericanos.
Alberto retomó uno de los ejes propios de su administración: el reclamo en todos los foros posibles del levantamiento de los bloqueos a Venezuela y Cuba. “Quiero llamar la atención por la utilización de medidas unilaterales de coerción. De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, las únicas sanciones legítimas son aquellas impuestas por el Consejo de Seguridad para hacer cumplir sus decisiones en materia de mantenimiento de la paz y la seguridad. En virtud de ello, Argentina se suma al reclamo de los pueblos de Cuba y Venezuela para que se levanten los bloqueos que esas naciones padecen”, insistió.
“Para nosotros, la defensa de los derechos humanos forma parte de nuestra identidad y de nuestra historia. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo nos enseñaron a persistir y a luchar. Ellas nos marcaron el camino para que, con voluntad política y consenso social, pudiéramos llevar a cabo un proceso de erradicación de la impunidad único en el mundo, basado en la memoria, la verdad y la justicia”, dijo al continuar el legado inaugurado por Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández de Kirchner.
Tal como es tradición argentina, el presidente retomó el reclamo contra la impunidad que todavía persiste tras los atentados de 1992 a la Embajada de Israel y en 1994 a la sede de la AMIA, que se cobraron la vida de 107 personas y cientos de heridos.
“Queremos que los responsables de tan atroces ataques sean identificados, juzgados y eventualmente condenados. Una vez más, instamos a la República Islámica de Irán a que coopere con las autoridades judiciales argentinas para avanzar en la investigación del atentado contra la AMIA. También instamos a la comunidad internacional, a que nos acompañen en nuestra lucha evitando recibir o cobijar a cualquiera de los imputados aun cuando gocen de inmunidad diplomática. Debemos recordar que sobre ellos pesan solicitudes de captura internacional y alertas rojas de Interpol”,
Argentina tiene una larga tradición de reclamo ante la ONU, pero también ante todos los foros internacionales posibles, por la soberanía de las Islas Malvinas. Esta vez no fue la excepción.
“Quiero reafirmar los legítimos e imprescriptibles derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Forman parte del territorio nacional argentino y se encuentran ocupados ilegalmente por el Reino Unido desde hace ya casi 190 años”, reclamó Alberto ante el auditorio lleno de mandatarios de todo el mundo, entre ellos la flamante primera ministra del Reino Unido, Liz Truss.
“El pedido formulado a través de la resolución 2065 del año 1965 se ha mantenido vigente y ha sido renovado en múltiples ocasiones. El Reino Unido persiste en su actitud de desoír el llamado a reanudar las negociaciones respecto de la disputa territorial. Más aún: agravó la controversia por sus llamados a la explotación ilegal de los recursos naturales renovables y no renovables en el área. La acción es contraria a la resolución 31/49 de esta Asamblea. También insiste con la injustificada y desmedida presencia militar en las Islas, que no hace más que traer tensión a una región caracterizada por ser una zona de paz y cooperación internacional”, remarcó Fernández y pidió al secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, y a la comunidad internacional que pongan fin a “esta anacrónica situación colonial”.
Este martes al mediodía, el presidente almorzó con sus pares de España, Pedro Sánchez que lo invitó, de Canadá Justin Trudeau, de Alemania Olaf Scholz, de Colombia Gustavo Petro, de Ecuador Guillermo Lasso, Macky Sall (Senegal), Charles Michel (UE), Jacinda Ardern (Nueva Zelanda), entre otros, con quienes conversó sobre la seguridad alimentaria.
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