En mensajes en la red Twitter del organismo militar, advierten a los militares venezolanos ante las marchas de los antichavistas.
El Comando Sur es una de las diez unidades militares con que EE UU vigila el planeta. Cubre a las tres Américas y el Caribe, un área de casi 25 millones de kilómetros cuadrados conocida como el “patrio trasero”. Técnicamente, para el Departamento de Estado –por eso así la define el comunicado Trump- es el Hemisferio Sur.
La amenaza del jefe del Comando Sur, el almirante Craig Faller, aparece en una entrevista para el canal de internet venezolano VPItv en el que habla sobre la situación en el país sudamericano sin ningún prurito. El tuit de ese órgano militar también postea el discurso del autodesignado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, frente a una multitud en Caracas. El diputado opositor celebró el golpe en Bolivia y pidió permanecer en las calles hasta la caída de Nicolás Maduro.
«Calle sin retorno significa que tenemos una agenda de conflicto permanente, que tendremos calle sostenida. Aquí la lucha es hasta que cese la usurpación, hasta lograr elecciones libres», repitió Guaidó en video que también dirigió a los militares.
La ofensiva estadounidense sobre la región no es un invento de Trump. Bajo el gobierno de George W. Bush la Casa Blanca reactivó la Cuarta Flota naval. Había sido creada en 1943 para combatir contra a la armada nazi en aguas del Atlántico.
“En reposo” desde 1950, en abril de 2008 el almirante Gary Roughead anunció su retorno ante las “nuevas amenazas” para la seguridad de EE UU. Los gobiernos de Cristina Fernández y Lula da Silva, preguntaron a Washington los pormenores de las operaciones que harían sobre un espacio marítimo internacional pero que afectaba a la soberanía de todos los países.
La sospecha era que los portaviones apuntaban al gobierno de Hugo Chávez, que había vencido a un golpe en 2002. Luego, en 2005, los países latinoamericanos le habían dicho No al Alca, el acuerdo de libre comercio con EE UU y Canadá.
La reactivación de la Cuarta Flota tenía olor a petróleo, pero más bien al brasileño. Petrobras había anunciado el descubrimiento de un yacimiento de al menos 176 mil millones de barriles de petróleo, lo que convertía a Brasil, hasta ese momento neto importador, en una potencia energética de primer orden.
Lo que vino después es conocido: el golpe iniciado en Honduras 2009, ya con Barack Obama en el gobierno, prosiguió en 2012 en Paraguay contra Fernando Lugo y en 2016 contra Dilma Rousseff. La presidenta brasileña, primero como Ministra de Minas y Energía y posteriormente jefa de Gabinete, había impulsado la investigación de Petrobras que culminó con el descubrimiento de esa gema en el océano, bajo 2000 metros de sal.
En 2013 el exagente de la NSA Edward Snowden reveló que Rousseff había sido un objetivo de las agencias de vigilancia global estadounidenses, al igual que Petrobras. Casi en simultáneo, el entonces secretario de Estado, John Kerry, explicó su política regional ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara baja. “América Latina es nuestro patio trasero (…) tenemos que acercarnos de manera vigorosa”, dijo el canciller, reviviendo la doctrina de James Monroe de 1823.
Donald Trump tiene una política que muchos consideran sinuosa en Medio Oriente, donde alterna golpes de efecto militar con retiro escalonado de tropas, ante el estancamiento de las guerras en Irak, Afganistán y Siria.
El presidente está al borde de un impeachment. Enfrentado con “el estado profundo”, para analistas como el francés Thierry Meyssan y el italiano Manlio Dinucci, su pelea contra la burocracia estatal se relaciona con su oposición a la doctrina Rumsfeld-Cebrowski. Se trata de la llamada “estrategia del caos dirigido” que consiste en la destrucción del estado en los países no alineados con el poder hegemónico para que las multinacionales expriman sus recursos naturales sin impedimentos.
Es la línea seguida por Bush hijo en Irak y Afganistán y por Obama en Libia y Siria. Es la que el Pentágono y al Departamento de Estado siguen para la región latinoamericana, donde EEUU se repliega ante ese costoso desgaste en el resto del mundo que Trump busca limitar.
La Bolivia de estos días es una avanzada en esa línea, con Caracas y Managua en la mira, según adelantó Trump. Sin descuidar a La Habana y, de paso, como para que Buenos Aires tome en cuenta cómo se mueven sus fichas en Washington. «
La principal opositora encabeza las encuestas camino a la primera vuelta. El escenario es una…
“Es imposible sostener el funcionamiento de un hospital con este nivel de reducción de personal”,…
Kristalina Georgieva, la directora del organismo calificó de "excelente" la reunión con Milei y destacó…
El episodio de Mark Zuckerberg días atrás, y el de TikTok en las últimas horas,…
El Sumo Pontífice ya había marcado sus diferencias con Donald Trump, durante su primera gestión,…
Nació en el marco de un proyecto de Fundación Rewilding en El Parque Nacional Impenetrable,…
Tomó posesión como el presidente número 47 del imperio, en una ceremonia de investidura que…
El grupo de rock indie oriundo de Nottingham se presentará el 12 de abril en…
Artistas, trabajadores y la comunidad se unieron en un encuentro que combinó cultura y compromiso,…
El ministerio argumentó que existe una supuesta baja en la demanda de vacantes. La comunidad…
Netflix lanzó el tráiler de la segunda parte de la serie protagonizada por Griselda Siciliani.…
Los incendios en la ciudad californiana están provocando importantes pérdidas humanas, económicas y también en…