En combinación con el viento, la construcción desmedida fomentada por el GCBA genera un "chiflido" que perturba a los vecinos.
La problemática trascendió hace unos días, cuando el usuario de la plataforma X (@dardotrento) posteó un video en el que contó: “Les presento al silbido de Núñez. Cuando el viento alcanza una velocidad de aprox 25kmph, las nuevas torres de Núñez hacen un efecto de un chiflido agudo que puede durar horas intermitentemente. Su intensidad a veces activa alarmas de autos”.
En el material audiovisual se capta, desde una terraza de una casa baja, un pitido penetrante perturbador. “Estoy probando si lo que yo escucho desde adentro de mi departamento se escucha en el video, el chiflido. Se escucha ahora por ejemplo”, describe en otro posteo pero esta vez desde adentro de su casa.
A los pocos minutos de ese posteo, llegaron los comentarios y respuestas de otros vecinos que comparten el mismo flagelo. Roxbeat (@roxb34t) dijo: “Lo escucho hasta Vuelta de Obligado y Ramallo. Es un sonido fuerte. Cierro la ventana porque me marea”; Nico (@Nicoacha88ok) añadió que “en mi trabajo lo escuchamos (y nos vuelve locos), medimos con instrumentos y a oído de expertos, el sonido es de 1,2Khz y al ser de una frecuencia así alta rebota por todos lados y no sabés bien donde viene, también influye en la distancia que viaja casi sin variar el volumen”.
Otra usuaria, Cecilia Verónica (@CeciLaVeronica), indicó que “un amigo vive en Campos Salles, en chalet hermoso que era de los abuelos y que recicló a puro pulmón. Empezó a escuchar el silbido y creyó que se estaba volviendo loco. Consiguió que del gobierno de Larreta fuera uno con el aparatito y tomara medidas. El expediente está zzz,zzz,zzz”.
Úrsula Morelli tiene 48 años y un problema auditivo que la obliga a usar audífonos. Cada vez que suena el silbido “provoca como una interferencia con mis aparatos que hace muy mal, es fuertísimo”. La mujer vive en Manuela Pedraza y Tres de Febrero. Cuando comenzó a escuchar el chillido, creyó que provenía de alguna maquinaria de un taller cercano. Fue a preguntar y así supo que otros vecinos compartían la molestia cada vez que soplaba el viento. “Hace sonar todas las alarmas de los autos juntas. Y a la noche es peor”, describe.
El silbido suena cotidianamente, incluso más de una vez por día. “Lo hablé con mi fonoaudióloga y me dijo que es perjudicial. Porque si suena cuando estoy por la calle me tengo que sacar los audífonos y no me puedo comunicar, o me pueden atropellar. Me pone en peligro”. Morelli acercó el tema a un comunero, para que se hable en la primera reunión del año. Y planea presentar una denuncia. Aunque sin muchas expectativas: “Ya hice la denuncia por las grietas que provocan las obras y quedó en la nada”.
Tiempo dialogó con Carlos Martínez, el director de la carrera de Ingeniería Civil del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), quien precisó que el fenómeno “es algo que no debería ser normal, pero se está normalizando. Ocurre sobre todo cuando hay construcciones muy altas, por ejemplo, en los rascacielos es algo común, siempre y cuando se encuentren situados cercanos a zonas donde haya vientos”.
La Ciudad de Buenos Aires da al Río de La Plata y el barrio de Núñez es uno de los más expuestos, por lo que “es factible que cuando hay viento desde ese lugar, estas nuevas torres altas generen o pueden generar estos efectos, pitidos, silbidos, cuando el viento empieza a rodear esas edificaciones”, analizó.
“Cuando empieza -continuó Martínez- a haber edificios más altos o más elevados que las construcciones subyacentes o las de los alrededores aparecen estos efectos. No es algo nuevo en la arquitectura o en la ingeniería. Esto aparece en muchos otros lugares del mundo, lo que pasa es que por ahí en nuestro país es algo que no había surgido”.
Uno de los efectos que produce el viento al pasar alrededor de una construcción se llama técnicamente desprendimiento de vórtices. Este fenómeno no tendría mayores implicancias sobre las edificaciones aledañas, por lo que no debería provocar daño material alguna, aunque sí afectaría la salud y calidad de vida de las personas. «
Para Carlos Martínez, director de la carrera de Ingeniería Civil del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), el sonido que perturba la vida de los vecinos de Núñez podría mitigarse, aunque dependerá de la forma que tenga la estructura y de sus ángulos. “Habría que probarlo en simulaciones computacionales o laboratorios de túneles de viento y determinar la mejor solución. Se podría suavizar las esquinas, lo bordes o que la superficie sea más rugosa para que el viento vaya perdiendo fuerza”. Más allá de las soluciones que podrían darse, lo cierto es que los desarrolladores no están obligados a contemplar esta problemática a pesar de la existencia de tecnología e instrumentos de medición. “El viento –concluye– es una acción natural que al interponerse con algún obstáculo gemera o puede generar este tipo de efectos”.
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