El Gobierno Nacional rescindió el contrato de trabajadores del programa Cambio Rural, medida que se suma a los recortes en el Instituto de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y en programas como el Prohuerta.
Nacido en la década de 1990 para acompañar a los pequeños y medianos productores que se organizaban en búsqueda de soluciones colectivas a la crisis del sector, Cambio Rural se convirtió en un instrumento de políticas públicas gestionado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca en conjunto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Con la intención de brindar servicios de asistencia técnica por intermedio de profesionales en su mayoría agrónomos y veterinarios, estos asesores privados coordinaban grupos de entre 8 y 12 productores.
“Con el grupo de Cambio Rural logramos constituir una cooperativa de productores apícolas y pasamos de extraer miel en la cocina de nuestras casas, a tener una sala de extracción y un producto que exportamos a varios países”, destacó Oscar Mateos Orellana, quien lleva adelante su producción en la provincia de Chaco.
“Nuestra miel es una de las mejores mieles del mundo y nos vemos perjudicados con estos despidos, porque el asesoramiento técnico es fundamental para nuestro desarrollo”, lamentó el apicultor, expresando que gracias al programa en la zona “se abrieron un montón de ventanas laborales para ayudarnos a que unos se dediquen a hacer propóleo, otros a ver si podían hacer reina, a la producción de miel o a fabricar material inerte”.
El despido de los facilitadores, como se los conoce a los profesionales, pone en peligro la continuidad del programa en diferentes provincias del país y obtura el desarrollo de varios proyectos porque, en palabras de Orellana, “los técnicos siempre están en contacto con los productores, alentando a pasar las cuatro estaciones de la mejor manera posible trabajando en el campo”.
El programa ayudó a que pequeños productores puedan tener su criadero habilitado y de esta forma ingresar en el sistema masivo de comercialización. “A nosotros nos costó muchísimos años habilitar un criadero y lo logramos gracias al acompañamiento que hacía el extensionista”, comentó Hugo Torres, productor porcino de Bahía Blanca.
Al igual que el resto de los productores, lamentó el recorte en el programa “ya que, así como nosotros salimos adelante con el acompañamiento del Estado, los que vienen atrás nuestro y recién se inician queriendo lograr lo que nosotros hicimos quedan a la deriva”.
Las y los profesionales del sector rural que recibieron los telegramas de despido estaban distribuidos en las regiones del NOA, NEA, Cuyo, Patagonia, Área Metropolitana de Buenos Aires, La Pampa y la región centro que comprende Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe.
La comercialización de la verdura también se verá afectada, tal como manifestó Inocencio Caricastro, productor agropecuario de Bahía Blanca, que destacó la importancia del programa Cambio Rural al permitirles vender sus bolsones “de forma directa a la gente de la zona, sin intermediarios, a través de una página de internet llamada Prosauchi”, y destacó que esto lo lograron “gracias a la ayuda del programa que el gobierno está vaciando”.
Daniel Avena es productor apícola en la provincia de Mendoza; resaltó que el programa es una buena herramienta para los productores que se inician ya que consiguen capacitarse y logran “formar grupos que facilitan el trabajo en la ruralidad, donde de manera asociativa es mejor producir”. Integrante de la Cooperativa Apicultura Tunuyán (APITUN), Avena comentó que “en el Valle de Uco hemos podido visualizar los beneficios del programa en estos casi 30 años que llevamos dedicados a la producción primaria agropecuaria y de apicultura”. En esa zona del país también se potenciaron proyectos de cría porcina y “lograron la apertura de una carnicería, así como también se mejoró el cultivo de ajo, el de tomate y emprendimientos de elaboración de vino”.
Sectores del gobierno aseguraron que el programa pasará a depender del INTA, pero sin el acompañamiento territorial de los profesionales. Este recorte que se suma al ya sufrido en el Instituto de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y el desfinanciamiento de programas como el Prohuerta, pone al desarrollo de muchas economías regionales en estado crítico.
En ese marco Oscar Orellana manifestó su preocupación frente a este recorte porque “va a ser cada vez más difícil poner un producto de alta calidad en la mesa de los argentinos a un costo razonable” y agregó que esta política económica del gobierno “que lo único que hace es ajustar y achicar” perjudica a los distintos rubros productivos ya que “hace cada vez más difícil producir teniendo costos tan alto, a quién le vamos a vender nuestra miel, vamos a tener que regalarla”.
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