El primer disco de la banda liderada por Mick Jagger y Keith Richards incluye una lograda selección de covers de blues y sólo tres temas propios. Pero a 60 años de su lanzamiento, sigue cautivando por su magia y frescura.
El álbum debut de los Stones, más que una compilación de covers de blues, es una declaración de principios. En tiempos de la british invasion encabezada por los Beatles, la banda emergió en la escena artística con una propuesta fiel a sus gustos y con un espíritu reivindicativo de la música del sur de los Estados Unidos. Nació así una fuerza imparable, producto de la fusión explosiva de blues, rhythm and blues y rock and roll, que llevó al estudio de grabación la frescura de las canciones que tocaban en vivo en los pubs londinenses. El modesto, estrecho y económico Regent Sounds logró captar la pasión y energía del quinteto.
La fama y el éxito no tardaron en llegarles a los veinteañeros de Londres. En una Gran Bretaña impregnada de cambios culturales y revolucionarios, los nacientes England’s Newest Hitmakers (“Los nuevos creadores de éxitos en Inglaterra”, nombre que recibió el álbum en los Estados Unidos, editado el 30 de mayo de 1964) desafiaban las convenciones y empezaban a cautivar a una generación ávida de autenticidad y rebeldía. La pata musical de la contracultura se había activado y la respuesta de la audiencia catapultó al flamante long play al primer puesto de los charts británicos.
Chuck Berry, Willie Dixon, Jimmy Reed, Slim Harpo, Brian Holland, Lamont Dozier, Eddie Holland, Elias McDaniel, Ted Jarrett, Rufus Thomas y Bobby Troup son los artistas homenajeados por los Rolling Stones en este álbum. Son los autores originales de nueve de los 12 tracks del álbum. Sólo “Tell Me” (Jagger – Richards), “Now I’ve Got a Witness” (Nanker Phelge) y “Little By Little” (Nanker Phelge – Phill Spector) son composiciones propias. Nanker Phelge fue el seudónimo creado por Brian Jones para acreditar las colaboraciones entre todos los integrantes de la banda.
Y si hay algo que caracterizó a los Rolling Stones desde sus inicios fue la versatilidad. En esa línea, “Tell Me” es una balada pop de letra romántica e inocente que sale del eje blusero que propone el disco. Fue el gancho para ampliar la audiencia del grupo, una idea del manager Andrew Loog Oldham, que decidió incluir al tema en el long play más allá de que no estuviera lo suficientemente bien logrado. “Era un demo, pero Andrew lo introdujo en el disco porque necesitábamos otro título”, confesó Keith Richards en 2014, quien en la grabación ejecutó una guitarra Harmony 1270 de 12 cuerdas. “Tell Me” fue lanzado como sencillo en un Estados Unidos copado por la beatlemanía y tuvo una recepción relativa: por un lado, no logró contribuir al éxito de un álbum que no escaló alto en los rankings estadounidenses, pero, por el otro, les permitió ingresar por primera vez en las listas de Billboard. Es que si bien el blues siempre fue un denominador común en el repertorio de los Stones, el rock, las baladas y una gran cantidad de otros géneros o subgéneros, siempre llevaron al conjunto a experimentar nuevos sonidos y tendencias. En 1968, Mick Jagger explicó al respecto: “No queríamos tocar blues eternamente, lo único que queríamos era conectar a la gente con otras personas que eran muy buenas haciéndolo”.
“Now I’ve Got a Witness” es una canción instrumental con Brian Jones destacándose en la armónica, Jagger acompañándose de una pandereta y un singular solo de guitarra de Richards. Además, Ian Stewart ejecuta el órgano. “Nos acostumbramos a poner instrumentales desde el primer álbum para relajarnos de vez en cuando”, afirmó Richards en el 50° aniversario de este disco. En tanto, cuenta la leyenda que “Little by Little” tuvo su génesis en un clima de enojo y cansancio entre los integrantes de la banda. Pero todo habría sido dirimido gracias al efecto de algunas copas de coñac. El resultado fue este blues de características tradicionales con la estructura de “Shame, Shame, Shame”, de Jimmy Reed.
Respecto a los covers, aparecen las penetrantes y adrenalínicas interpretaciones de “Carol” y de “I Just Want To Make Love To You”, que contrastan con la parsimonia de “I’m A King Bee” y “Honest I Do”. A mitad de camino y con el vigor vocal de Jagger, sobresalen “You Can Make Me If You Try”, “Can I Get A Witness” y “Mona (I Need You Baby)”. El álbum cierra con “Walking The Dog”, un soul en el que Charlie Watts y Bill Wyman contribuyen con ese groove tan característico de la histórica base rítmica de los Rolling Stones.
A 60 años de su primer LP, la banda de Mick Jagger, Keith Richards y Ronnie Wood, sigue agigantando su leyenda y el próximo 28 de abril, en Houston, iniciará el Hackney Diamonds Tour. Una historia destinada a no tener final, “un estilo de vida” inagotable . «
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