La flamante película de Fermín Rivera, aborda con particular sensibilidad el testimonio de un grupo de nietos recuperados. El tsunami negacionista de Milei y el indicio del sabor de la remolacha.
“Una de las cosas más lindas es que ellos (los que participan de la película) se conocen hace 20 años pero se enteraron por este documental de cosas de otros nietos”, cuenta Rivera –autor de Pepe Núñez, lutier; Huellas y memoria de Jorge Prelorán; Apuntes sobre Clara; y RJW, sobre la obra de Rodolfo Walsh– sobre una de las más grandes satisfacciones que le ofreció este documental. O acaso la más visible. Hay otras que se ven en su la construcción, sus texturas, los tonos de color de los dibujos, los bellos textos del libro ¿Quién te crees que sos?, de Ángela Urondo Raboy, hija de la periodista Alicia Cora Raboy y del escritor Paco Urondo, ambos desaparecidos.
El trabajo llevó cuatro años, y se estrenó en un contexto inimaginable en los orígenes. Lo hace una semana después de Norita, y unos meses luego de Traslados. “Es una película independiente y los nietos dicen que tiene un abordaje distinto”, distinción que Rivera no especifica pero sí refieren las palabras de Claudia Poblete Hlaczik, una de las protagonistas: “su mirada humana”, justo en momentos en que se habla de la deshumanización de toda relación social.
“¿Por dónde le entrás a esta gente? –dice Rivera–. Néstor Frenkel el otro día se vio obligado a hacer una réplica (se refiere a la desmentida que hizo de lo que dijo el vocero Manuel Adorni sobre su documental Un buen día). ¿Cómo derrotás este discurso falso, negacionista? Y quizás de esta forma, de ir con lo chiquito, con la remolacha, con estos indicios, quizás sea una manera de llegar a alguna gente que por ahí de otra forma no llegás”.
De eso, de la remolacha, le habló Leonardo a su tía cuando lo invitó a comer como primer acercamiento entre ambos, según cuenta en el documental. “Salvo remolacha como de todo. Ahí se le empezaron a caer algunas lágrimas y me contó que la primera vez que mi papá llevó a mi mamá a esa misma casa para que mi abuela conociera a la novia de su hijo, también le preparó de todo como ella a mí, y mi mamá en ese almuerzo les contó que a ella le gustaba todo, que lo único que no comía era remolacha”. Cuando aún no sabía que sus padres habían elegido ponerle Leonardo, Fosatti Ortega junto con su mujer decidieron Leonardo como nombre para su primer hijo.
Esos y otros indicios delinearon la selección de los nietos y nietas a entrevistar. “No era sólo una historia con un final de recuperación de identidad, la búsqueda sigue con nietos y nietas que hay que encontrar. Entonces se sumó alguien que tenía que llevar esa voz, que fue Lorena (Battistiol Colayago) que hace años que buscó a su hermana o a su hermano, y termina de cerrar un poco Angie Urondo con su libro”. Sin embargo, no deja de ser una curiosidad construir un relato sobre apropiaciones a partir de indicios que revelen la posibilidad de la apropiación.
“A mí me resulta muy fuerte cómo alguien como el caso de Leonardo con su nombre, o el caso de Juan Cabandié, que no está en el documental, que el apropiador le había puesto Mariano y él se hacía llamar Juan. Esas cosas que por ahí tienen un componente medio misterioso son estudiadas por la psicogenealogía, que es una rama de la psicología que estudia cómo pasa de generación a generación determinada información. Me seduce que no haya una respuesta más racional, pero por otra parte me resultaba nuevo, algo diferente. Y no sólo era algo mío, a ellos también les pasó: me dijeron que habían participado en varias películas pero que nunca habían tenido un abordaje de este tipo”.
El proceso de realización también rompe algunos otros tópicos, como el de la idea de que el sobreviviente da testimonio sin más. “No es fácil volver a pasar lo ya contado. Muchos lo trabajaron en terapia. Prestarse y abrirse de nuevo -en general hago entrevistas largas- y además agregarle esta brújula del indicio es caminar por lo mismo de otra manera”.
Se puede interpretar que el momento de su estreno es un indicio. La llegada de Milei al poder expuso que nunca está todo dicho, y por eso se reabren preguntas sobre los caminos elegidos para hacer carne un nunca más que lleve a una indiscutible memoria, verdad y justicia. “Me acuerdo una charla que tuve con el Tano Santucho, que me dijo: ‘Hay mucha gente que votó a Milei que nos apoya. Esta coyuntura no la terminamos de descular, no terminamos de entender bien lo que pasó y estamos en un proceso. Podemos aventurar o desarrollar hipótesis, pero no sé si porque es muy reciente, muy fresco o se nos está escapando algo, no terminamos de ver qué es lo que pasó y qué es lo que está pasando’. A partir de ahí todo lo que traiga de nuevo el tema a la palestra, al debate que lo mantenga vigente con abordajes distintos del individual, desde la remolacha u otra cosa que le llame la atención y se pueda sentir identificado, suman”. «
Dirección y guión: Fermín Rivera. A las 12.15, 16 y 20 en el Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635.
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