El problema no fue la lista, sino el recorte que medios poderosos y políticos sin escrúpulos decidieron hacer de ella. La elección de las mujeres –Sofía Pacci primero y Florencia Peña después–, la interpretación misógina que todos vimos desfilar ante nuestros ojos, la violencia con la que fue reproducida por dos diputados de la oposición, y las otras reuniones, pero de la gestión anterior, que esos mismos grupos eligieron esconder, todo lleva la marca indeleble del barro de estos tiempos.
Porque mientras en la televisión y las redes sociales se libraba la batalla sobre la retórica de Fernando Iglesias y Waldo Wolff para referirse a Florencia Peña, y la reacción solidaria con la actriz llegaba lenta pero sostenidamente desde organizaciones, instituciones, personalidades y ciudadanos y ciudadanas comunes, el supuesto affaire de los ingresos a Olivos seguía su curso y terminaba en causa judicial. Una vez más.
El macrismo en sus expresiones más extremas vuelve al juego que mejor sabe jugar: el de romper con los acuerdos básicos de esta sociedad y obligarla a debatir lo que ya había sido saldado. Así como puso en duda la cifra de los detenidos-desaparecidos, ahora instala que el ingreso de una actriz a la residencia de Olivos solo puede estar vinculado con servicios sexuales –en pleno debate sobre la necesidad de deconstruir la sociedad con perspectiva feminista– y, en el mismo acto, echa barro sobre el presidente. Instala, por ejemplo, que un jefe de Estado y su Gabinete debían tener la misma conducta que los ciudadanos comunes durante el aislamiento, cuando el mundo estaba en emergencia y la gestión estallaba de nuevas demandas y frentes por atender.
El solo repaso de la lista que hace algunas horas difundió el portal Chequeado pone las cosas en su justo término. Al presidente lo visitaron en la residencia de Olivos sus ministros y secretarios, pero también dirigentes políticos opositores, empresarios, sindicalistas, artistas, productores y hasta periodistas antikirchneristas furiosos que son figuras en los mismos medios que luego se sumaron a la difusión amañada de esa información.
Esa nómina vale también por las ausencias: al parecer, ningún juez tuvo necesidad de ir a pedirle instrucciones al jefe de Estado, como ya se sabe que ocurrió con los camaristas que visitaron a Mauricio Macri en la quinta. Mariano Borinsky, por caso, lo hizo 16 veces.
En la misma semana, y oculta por el “escándalo Olivos”, se conocía otra reunión: la que la exministra de Seguridad Patricia Bullrich y el entonces jefe de Gendarmería, Gerardo Otero, mantuvieron junto al exjefe de Gabinete, Marcos Peña, horas antes de que se concretara el envío ilegal de armas a Bolivia para sostener el golpe de Estado contra Evo Morales.
Pero es mejor que sobre eso se expida la Justicia.
Darle Ficha Limpia al Poder Judicial es como poner al Chapo Guzmán a controlar el…
El singular cambio de opinión del ministro de Justicia Cúneo Libarona. Las últimas horas del…
Quiere aprobar en asamblea un acuerdo entre Estudiantes de La Plata y un empresario estadounidense.…
Las propuestas más atractivas de música, cine, teatro, streaming y mucho más.
Río Negro, Neuquén y Tierra del Fuego renuevan senadores nacionales. Los mandatarios se enfrentan a…
El presidente se reunirá con Georgieva. Estará en la asunción de Trump y recibirá varios…
Cartas, crónicas, aprendizajes y perspectivas únicas se entrelazan en estas obras que invitan a descubrir…
Como presidente, Domingo Faustino Sarmiento estigmatizó a su vice Adolfo Alsina diciendo: "Los vicepresidentes solo…
En diálogo con Tiempo Argentino, la lideresa de la Tupac Amaru repasó cómo es su…
Con la conducción de Celeste del Bianco, este sábado de 11 a 13 por la…