Regulación

Por: Cecilia González

Parece que los prejuicios contra la marihuana, esa planta siempre tan estigmatizada, tan prohibida, tan satanizada, por fin comienzan a derrumbarse en Argentina, a tono con lo que viene ocurriendo en gran parte del mundo.

Así lo demuestra el acto que esta semana hizo el gobierno para presentar su proyecto que regula el cannabis medicinal y el cáñamo industrial. El ministro Matías Kulfas habló de mercados, generación de empleos, posibles ganancias, inversión pública y privada, exportaciones, cadenas productivas, oportunidades, desarrollo económico y liderazgo regional. Y la ministra Carla Vizzotti presumió los nueve proyectos de investigación científica que ya están en marcha en varias provincias.

Todo muy bien. Qué bueno que ya se pueda hablar tan abiertamente de la planta. Nomás que se les pasó un pequeño detalle: las y los consumidores y cultivadores perseguidos y criminalizados.

Porque es cierta la efectividad terapéutica de la marihuana y del potencial del cáñamo para producir desde alimentos hasta textiles y cosméticos. Pero más importante aun es la regulación integral del uso medicinal e industrial, pero también el consumo personal, lúdico o recreativo del cannabis. Una estrategia que contemple a las personas antes que a las ganancias. Como bien me comentó una tuitera: «Derechos primero, negocios después».

Solo así el gobierno de Alberto Fernández se distinguirá efectivamente de sus antecesores porque, más allá del lenguaje bélico que caracterizó al macrismo y que apeló a la fallida «guerra contra el narcotráfico», la verdad es que ningún gobierno argentino ha impulsado las reformas necesarias para transformar las políticas de drogas a fin de dotarlas con un enfoque en derechos humanos.

El resultado ha sido trágico: una de cada cuatro personas privadas de la libertad en el país lo está por haber cometido delitos vinculados al narcotráfico. En su inmensa mayoría, delitos menores: venta callejera, transporte, delivery. Son los eslabones más débiles y más fácilmente reemplazables en la cadena narco. Y cuatro de cada diez causas que se inician son por tenencia para consumo.

Esta persecución, que en nada mermó el exitoso negocio ilegal, consiguió que en la última década las prisiones argentinas se saturaran. De acuerdo con un informe del Centro de Estudios Latinoamericanos y Violencia, de la Universidad Tres de Febrero, de 2013 a 2019 la población carcelaria aumentó en un 55%. En 2013, del total de las personas presas, el 13% lo estaba por delitos de drogas. Hoy, ya representan el 25,2 por ciento.

La criminalización recrudeció durante el macrismo: desde diciembre de 2015 hasta diciembre de 2018 fueron detenidas 64.063 personas por delitos vinculados al narcotráfico. Implicó un aumento del 145% en solo tres años.  Y no hay que olvidar, además, el componente de género: la mitad de las mujeres detenidas está acusada de violaciones a la Ley de Estupefacientes. Por el contrario, en el caso de los varones, solo el 17% fue imputado por estos delitos.

Entre todas estas personas privadas de la libertad, procesadas, judicializadas, hay casos de cultivadores de marihuana ya sea para consumo personal o terapéutico, porque no todas las familias con enfermos que requieren cannabis en sus tratamientos saben producirlo. La ley que aprobó la marihuana medicinal en 2017 quedó incompleta, porque no contemplaba el autocultivo. La omisión se corrigió a fines del año pasado, gracias a un decreto presidencial.

Pero todavía es insuficiente. Hace falta entender que el prohibicionismo de determinadas sustancias fracasó y que urge terminar con la criminalización de los consumidores. Ese sí que sería un gran y ejemplar paso.

Seguimos. «

Compartir

Entradas recientes

En el Día Mundial de la Salud, trabajadores del Garrahan realizarán una protesta contra el Gobierno

Será en repudio a la gestión del presidente Javier Milei y del ministro de la…

10 horas hace

Se profundiza la pulseada en el peronismo y siguen las negociaciones al filo del quiebre

El cristinismo y el axelismo exponen sus posiciones en apariencia irreductibles. Las versiones de una…

1 día hace

La campaña fake de Macri: obras fantasma y solución parcial a viejos reclamos

El jefe de gobierno porteño apuntala la disputa electoral con anuncios de grandes obras. La…

1 día hace

Leonardo Bertulazzi: «Hay un acuerdo entre Meloni y Milei para violar la convención de refugiados»

El exmiembro de las Brigadas Rojas vive en Buenos Aires desde 2002. El gobierno de…

1 día hace

El alto costo que tendrá para el país la negociación con Trump por los aranceles

Desde ayer, los productos argentinos tributan un 10% por ingresar a EE UU. Milei fantasea…

1 día hace

Federico Mochi: «Muchos pibes empiezan a bajarse del tren de Milei»

El candidato a legislador por Es Ahora Buenos Aires analiza la construcción del PJ en…

1 día hace

Juego de traiciones: crecen las desconfianzas dentro del gobierno y con los aliados

El presidente Milei tuvo una semana marcada por derrotas. Por la fallida reunión con Trump,…

1 día hace

Encuesta: cae la confianza en el gobierno y el 80% dice que no llega a fin de mes

Son los datos que arroja la última medición de Proyección a la que accedió Tiempo…

1 día hace

Paranoia en Europa: cuál será la próxima víctima del «ogro ruso»

Ante la inminente caída de Ucrania, y mientras Trump no sólo afianza su relación con…

1 día hace

Autocratización al modo de Orbán y de Erdoğan

Ni uno ni otro llegaron al poder por medio de la fuerza, pero ambos inclinan…

1 día hace

Laura Inés Gutman: «Yo quise dar una señal de esperanza y de resiliencia»

En la novela El trueque resuenan los ecos de un conocido caso de trata de…

1 día hace

García-Mansilla resiste en la Corte pese a la presión política y judicial para que se vaya

Hay expectativa por sus próximos movimientos, mientras se multiplican las voces que señalan, de mínima,…

1 día hace