Según un informe de The Guardian ya son 158 las muertes de activistas que luchan contra el avance de las multinacionales de los agronegocios y por los derechos de comunidades indígenas.
La lista de los defensores de la tierra, como los llama ese medio, bien podría incluir a Santiago Maldonado, muerto en circunstancias que aún se investigan durante un operativo represivo de Gendarmería contra la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, mientras apoyaba el reclamo de esa comunidad mapuche por sus tierras ancestrales.
Son 158 las muertes de activistas en defensa de los derechos de sus comunidades y de los recursos naturales, computadas por The Guardian este año. La nómina enumera militantes ecologistas, protectores de la fauna y referentes indígenas que mantienen conflictos contra grandes empresas en cientos de regiones. El diario inglés trabaja con la organización Global Witness en el registro de las víctimas fatales que provoca esta lucha desigual cuyo escenario es el planeta entero.
El ominoso inventario incluye al guardaparque Rubén Arzaga, acribillado cuando procuraba detener un desmonte illegal en Filipinas; al campesino peruano Elías Gamonal Mozombite, asesinado junto a otros cinco durante un conflicto territorial relacionado al tráfico de aceite de palma; y al conservacionista Wayne Lotter, miembro de una ONG que lucha contra la caza ilegal de elefantes, baleado y muerto en Tanzania.
Esta estadística extrema muestra que 2017 puede llegar a ser el año más fatal para aquellos que eligen estar en la trinchera que protege nuestro medio ambiente y sus derechos territoriales, sostuvo Billy Kyte, representante de Global Witness. Según esa organización, Brasil, Colombia y Filipinas son los países más peligrosos a la hora de hacer este tipo de reclamos. Los gobiernos de esos países deben reconocer esta situación y priorizar la protección de esas personas. Si esas comunidades no tienen garantías sobre el modo de usar sus tierras y sus recursos, las raíces de esta violencia seguirán creciendo.
El registro revela que la minería y, en general, las industrias extractivas, son las que más acechanzas suponen para los activistas, sumando sólo este año un total de 33 asesinatos. The Guardian pone énfasis en el incremento de las muertes violentas asociadas al avance territorial de los agronegocios: 28 casos ya contra 23 del año pasado.
Los inversionistas también tienen las manos ensangrentadas. No deberían invertir en proyectos asociados a abusos y deben intervenir cuando se amenaza a los activistas, agregó Kyte.
Ante reclamos tan dísimiles, muchas veces la respuesta es la misma: la violencia y eventualmente la muerte. El caso de Santiago Maldonado, el joven artesano argentino que un día decidió acompañar la causa territorial de una comunidad originaria, se inscribe en esa lógica represiva que, como el capital trasnacional, no reconoce fronteras.
Se detuvo a dos dirigentes justicialistas, uno de ellos era personal de bloque de la…
Las elecciones en la Asociación Argentina de Actores y Actrices se realizaron este lunes 25…
Tras ser señalado como cabeza de una trama golpista -y magnicida- el expresidente analiza recurrir…
Con ayuda del radicalismo, el macrismo logró sancionar su proyecto que no reconoce como profesionales…
En cuatro capítulos la serie muestra cómo el uso de pesticidas afecta la salud, el…
El próximo 10 de diciembre encabezará un acto para anunciar formalmente el nacimiento del nuevo…
La decisión se da luego del comunicado de los gobernadores de Juntos por el Cambio…
La banda irlandesa, una de las más influyentes de los ‘90, regresara a los escenarios…
El bloque libertario no dio quórum y desde el macrismo saltaron a la yugular. Cómo…
El humorista se presenta en el Centro Cultural Konex en un show que promete estar…
El espacio, utilizado como centro clandestino de detención durante la última dictadura, será escenario de…
Con la participación de delegados, profesionales y activistas, se realizó un encuentro para reflexionar sobre…